Durante décadas ha sido un recurso habitual en bebidas y alimentos para reducir el consumo de azúcar. Pero lo que hasta ahora era simplemente un edulcorante artificial, podría convertirse en una poderosa herramienta contra una de las mayores amenazas para la salud pública: la resistencia a los antibióticos.
Mientras la ciencia y la medicina global luchan por encontrar soluciones ante el aumento imparable de bacterias resistentes, un estudio reciente ha revelado un efecto inesperado y altamente beneficioso de la sacarina, uno de los edulcorantes más antiguos y utilizados del mundo. Este descubrimiento, liderado por investigadores de la Brunel University de Londres, sugiere que esta sustancia no solo es inocua, sino que además podría desempeñar un papel vital en la lucha contra las infecciones resistentes a los antibióticos.
De simple endulzante a prometedor agente antimicrobiano
La sacarina es un nombre familiar para millones de personas en todo el mundo. Está presente en refrescos sin azúcar, productos lácteos bajos en calorías y en pequeños sobres que muchos añaden a su café. Su objetivo ha sido siempre el mismo: endulzar sin las calorías del azúcar. Sin embargo, hasta ahora no se conocían sus efectos sobre bacterias patógenas.
El profesor Ronan McCarthy, microbiólogo líder del estudio, lo resume así: “La resistencia a los antibióticos es una de las mayores amenazas para la medicina moderna”. Según McCarthy, muchas intervenciones médicas rutinarias, como una simple extracción dental o un tratamiento oncológico, dependen del uso efectivo de antibióticos. El problema es que cada vez más médicos se enfrentan a casos donde estos fármacos han dejado de funcionar.
Un enemigo silencioso: las bacterias multirresistentes
Las bacterias resistentes a los antibióticos son responsables de infecciones que, hasta hace unos años, eran perfectamente tratables. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha clasificado a varias de estas bacterias como prioritarias, entre ellas Acinetobacter baumannii, asociada a infecciones letales en personas inmunodeprimidas, y Pseudomonas aeruginosa, implicada en casos de sepsis y enfermedades pulmonares crónicas.
Es en este contexto alarmante que surge el nuevo hallazgo. “En un estudio especial dirigido por nuestro equipo, hemos identificado un nuevo agente antimicrobiano: la sacarina”, afirmó McCarthy. En efecto, la investigación publicada en la revista EMBO Molecular Medicine demuestra que la sacarina puede dañar la estructura de la pared celular bacteriana, provocando que estas células se deformen y eventualmente estallen. Este efecto no solo elimina a las bacterias, sino que también hace que estas sean más vulnerables a los antibióticos tradicionales.
Más de un siglo en nuestras vidas… pero con un nuevo propósito
La sacarina lleva más de cien años formando parte de la dieta humana. Se trata de un edulcorante sintético que fue descubierto en 1879 y cuya seguridad ha sido ampliamente documentada. A pesar de su larga historia de uso, su potencial para combatir bacterias patógenas no había sido explorado hasta ahora.
Los investigadores del estudio internacional explican que la sacarina no solo detiene el crecimiento bacteriano, sino que también interfiere con la replicación del ADN y previene la formación de biofilms. Estas biopelículas son capas protectoras que muchas bacterias desarrollan para resistir la acción de los antibióticos. Al evitar su formación, la sacarina actúa como un debilitador natural de las defensas bacterianas.
Pero el equipo científico fue más allá. Desarrollaron un apósito hidrogelado con sacarina y lo compararon con apósitos antimicrobianos a base de plata, comúnmente usados en hospitales. Los resultados fueron sorprendentes: el nuevo material mostró una eficacia superior en la eliminación de bacterias resistentes.
“Esto es muy emocionante”, dijo McCarthy. “Normalmente, se necesitan miles de millones de dólares y décadas para desarrollar un nuevo antibiótico. Pero aquí tenemos una sustancia ya ampliamente utilizada que no solo mata las bacterias resistentes, sino que también hace que los antibióticos existentes sean más eficaces”.
Un nuevo aliado en la era post-antibióticos
Este descubrimiento llega en un momento crítico. La OMS ha advertido que la humanidad podría estar entrando en una era “post-antibiótica”, en la que infecciones cotidianas vuelvan a ser potencialmente mortales. El uso excesivo de antibióticos tanto en medicina como en agricultura ha acelerado la aparición de cepas resistentes, mientras que la investigación de nuevos fármacos avanza a un ritmo insuficiente.
“Necesitamos urgentemente nuevos fármacos para tratar las infecciones resistentes y la sacarina podría ser una de las posibilidades más prometedoras.”, advierte McCarthy. Su propuesta no es sustituir los antibióticos existentes, sino complementar su acción y recuperar su eficacia frente a bacterias que ya no respondían a ellos.
Este enfoque representa un cambio de paradigma: reutilizar sustancias ampliamente conocidas, seguras y económicas, en lugar de depender exclusivamente del desarrollo de nuevos compuestos farmacológicos que implican una gran inversión y años de pruebas.
Nuevas posibilidades clínicas y terapéuticas
El hallazgo abre la puerta a múltiples aplicaciones clínicas. Por un lado, podría integrarse en tratamientos tópicos para infecciones resistentes de piel y heridas. Por otro, podría incluirse como aditivo en dispositivos médicos, catéteres o prótesis para prevenir infecciones nosocomiales. Y, aunque aún no se ha probado en humanos, existe la posibilidad futura de incluirla en terapias combinadas con antibióticos convencionales.
El equipo investigador insiste, sin embargo, en que no se trata de una invitación a consumir sacarina indiscriminadamente como suplemento antimicrobiano. Lo que se plantea es un uso médico y controlado, en contextos clínicos específicos. Como en todo avance científico, serán necesarias más investigaciones y ensayos para validar estos resultados y definir sus aplicaciones reales.
Edulcorantes y salud: un debate en transformación
La reputación de los edulcorantes artificiales ha sido motivo de debate durante años. Aunque la mayoría de estudios científicos coinciden en que son seguros en las dosis recomendadas, persiste cierta desconfianza entre la población general. Esta nueva evidencia podría cambiar parcialmente esa percepción, al mostrar que al menos uno de ellos (la sacarina) no solo no causa daño, sino que podría tener efectos beneficiosos para la salud pública.
La investigación también es un recordatorio de cómo, en la ciencia, incluso los compuestos más antiguos y conocidos pueden seguir revelando secretos que transforman nuestra comprensión de la salud y la enfermedad.
Fuente: de Dios, R., Gadar, K., Proctor, C. R., Maslova, E., Han, J., Soliman, M. A. N., Krawiel, D., Dunbar, E. L., Singh, B., Peros, S., Killelea, T., Warnke, A.-L., Haugland, M. M., Bolt, E. L., Lentz, C. S., Rudolph, C. J., & McCarthy, R. R. (2025). Saccharin disrupts bacterial cell envelope stability and interferes with DNA replication dynamics. EMBO Molecular Medicine, 0(0), 1–25. https://doi.org/10.1038/s44321-025-00219-1
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