Las personas que prefieren la noche a la mañana podrían estar en desventaja cuando se trata de su bienestar mental. Un nuevo estudio realizado en el Reino Unido ha encontrado que los llamados “cronotipos nocturnos”, es decir, aquellos que tienden a ser más activos y alertas en la noche, tienen un mayor riesgo de sufrir síntomas depresivos. Sin embargo, la investigación también sugiere que factores como la calidad del sueño, el consumo de alcohol y la falta de mindfulness podrían ser claves en esta relación.
El reloj biológico y su impacto en la salud mental
El cronotipo de una persona (su preferencia natural por estar despierto y activo en ciertos momentos del día) ha sido objeto de estudio durante años. Se ha observado que aquellos con una inclinación hacia la noche suelen experimentar tasas más altas de trastornos del estado de ánimo, incluidos síntomas depresivos. Sin embargo, hasta ahora no estaba del todo claro por qué ocurre esto.
El nuevo estudio, publicado en la revista PLOS One por investigadores de la Universidad de Surrey, analizó datos de 546 estudiantes universitarios. Los participantes completaron cuestionarios sobre sus patrones de sueño, niveles de mindfulness, tendencia a la rumiación mental (pensamientos repetitivos sobre situaciones negativas), consumo de alcohol y síntomas depresivos.
Los resultados confirmaron que los noctámbulos tenían mayores niveles de síntomas depresivos, peor calidad de sueño, menor capacidad de actuar con consciencia (una faceta del mindfulness) y mayor tendencia al consumo de alcohol. Además, el estudio identificó que la relación entre ser noctámbulo y la depresión no es directa, sino que está mediada por estos otros factores.
El papel del mindfulness, el sueño y el alcohol
El mindfulness, definido como la capacidad de prestar atención al presente sin juzgar, parece jugar un papel crucial en esta relación. Los investigadores encontraron que las personas con una menor capacidad de actuar con consciencia (es decir, de estar plenamente atentos a sus acciones en el momento presente) tenían más probabilidades de experimentar síntomas depresivos.
Por otro lado, el consumo de alcohol y la calidad del sueño también fueron factores determinantes. Se sabe que los noctámbulos tienden a dormir menos y peor, lo que puede afectar negativamente su estado de ánimo y salud mental. Además, suelen tener un mayor consumo de alcohol en comparación con los madrugadores, lo que a su vez se ha relacionado con un mayor riesgo de depresión.
“Nuestros hallazgos sugieren que no es simplemente el hecho de ser una persona nocturna lo que aumenta el riesgo de depresión, sino los hábitos asociados con este cronotipo”, explicaron los autores del estudio. “Intervenciones dirigidas a mejorar la calidad del sueño, reducir el consumo de alcohol y fomentar el mindfulness podrían ayudar a mitigar estos efectos”.
Un problema creciente entre los jóvenes
Los investigadores enfatizan que este problema es particularmente relevante para los jóvenes adultos. Según estudios previos, más del 60% de los problemas de salud mental comienzan antes de los 25 años, y los noctámbulos en este grupo de edad son especialmente vulnerables.
El estudio también respalda investigaciones anteriores que muestran que los adolescentes y jóvenes con una preferencia nocturna tienen una peor calidad de sueño y un mayor riesgo de desarrollar síntomas depresivos. De hecho, algunos expertos sugieren que la relación entre la nocturnidad y la depresión podría ser bidireccional: el mal sueño puede contribuir a la depresión, y la depresión puede empeorar los patrones de sueño.
Además, otros factores como la presión académica, el estrés financiero y la exposición prolongada a pantallas durante la noche pueden agravar aún más la situación.
¿Cómo reducir el riesgo?
Aunque el cronotipo de una persona es en gran parte genético, los expertos sugieren que hay formas de reducir el impacto negativo de ser noctámbulo en la salud mental. Algunas estrategias incluyen:
- Mejorar la higiene del sueño: Establecer horarios regulares para dormir, evitar pantallas antes de acostarse y crear un ambiente propicio para el descanso.
- Practicar mindfulness: Ejercicios como la meditación o la atención plena pueden ayudar a mejorar la capacidad de actuar con consciencia y reducir la rumiación mental.
- Reducir el consumo de alcohol: Modificar hábitos poco saludables, como el consumo frecuente de alcohol, podría ser clave para mejorar el bienestar mental.
- Exposición a la luz natural: Pasar más tiempo al aire libre durante el día puede ayudar a regular el ritmo circadiano y mejorar el estado de ánimo.
Los hallazgos de este estudio podrían servir como base para futuras intervenciones en la salud mental de los jóvenes, ayudando a desarrollar estrategias más efectivas para prevenir la depresión en aquellos que tienen un cronotipo nocturno.
Fuente: Yatagan Sevim G, Law TY, Evans SL (2025) Mindfulness mediates the association between chronotype and depressive symptoms in young adults. PLOS ONE 20(3): e0319915. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0319915
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