Una nueva investigación sobre el “realismo ingenuo” muestra por qué la gente suele estar convencida de que tiene razón, incluso cuando no la tiene en absoluto. La gente cree erróneamente que tiene toda la información relevante para tomar una decisión informada o defender su postura. Y esto puede tener consecuencias importantes.
Los científicos llaman a este fenómeno “ilusión de comprensión” o “ilusión de verdad objetiva”, es decir, nuestra tendencia a sobrestimar lo bien que comprendemos una situación. La gente suele pensar que la información que tiene a mano es suficiente. No buscan más información que pueda ayudarles a tomar una decisión más informada, aunque los argumentos a los que se enfrentan sean muy parciales. “Si le das a la gente unos cuantos datos que suenan lógicos, la mayoría dice: ‘eso suena bastante bien’, y se deja llevar”, explica el investigador principal, Angus Fletcher, profesor de la Universidad Estatal de Ohio.
La mitad de la historia
En este estudio participaron 1261 estadounidenses. Se dividió a los participantes en tres grupos, a cada uno de los cuales se le presentó un artículo diferente sobre un colegio ficticio con escasez de agua. A los sujetos de los dos primeros grupos solo se les mostró una parte de la historia, mientras que el grupo de control vio la historia completa en sus pantallas.
Los participantes que solo leyeron la mitad de la historia (solo los argumentos a favor o en contra de una fusión escolar) seguían pensando que tenían información suficiente para tomar una decisión. “Los sujetos que solo disponían de la mitad de la información estaban aún más convencidos de su decisión que los que habían leído la historia completa”, dice Fletcher. Estaban seguros de que su decisión era la correcta, aunque se hubieran saltado información importante. También fue sorprendente que los que solo habían leído una parte de la historia creyeran que la mayoría de los demás tomarían la misma decisión que ellos. Esto subraya lo fuerte que puede ser la creencia en lo correcto de uno mismo, incluso con información limitada.
Buenas y malas noticias
Pero no todo son malas noticias. De hecho, algunos participantes que inicialmente solo habían leído una parte de la historia estaban dispuestos a revisar sus opiniones después de recibir la información completa. Fletcher añade una advertencia: “No siempre funciona así. Especialmente en cuestiones ideológicas muy arraigadas, la gente puede dejar de lado la nueva información porque no confía en su autenticidad. También pueden tender a modificar los nuevos conocimientos (que no encajan en su forma de pensar) para que la información se ajuste mejor a sus creencias existentes”.
Malentendidos en la vida cotidiana
Sin embargo, la mayoría de los conflictos de la vida cotidiana no giran en torno a la ideología, sino a los malentendidos. Este estudio es una importante aportación a los conocimientos existentes sobre lo que se denomina “realismo ingenuo”, la idea de que las personas toman sus propias creencias como la verdad objetiva. Demuestra que, por regla general, las personas son bastante capaces de emitir juicios fundados sobre una situación, y a menudo llegan al mismo punto de vista. Pero entonces es esencial tener acceso a toda la información necesaria.
Fletcher lleva años investigando el modo en que las historias influyen en las personas. Subraya lo importante que es conocer toda la historia antes de tomar una postura. “La gente suele pensar que conoce todos los hechos relevantes aunque no sea así”, afirma. “El primer paso en un desacuerdo debería ser preguntarse: ‘¿Me estoy perdiendo algo que pueda ayudarme a entender mejor a la otra persona?’. Así es como se puede combatir la falsa sensación de tener suficiente información”.
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