Un nuevo análisis de sangre para diagnosticar alergias podría acabar con las arriesgadas pruebas de alergia. Científicos de la Universidad de Berna han desarrollado un método que puede determinar con un 95 % de precisión si una persona es alérgica a ciertos alimentos.
Lo innovador de esta prueba es que imita la reacción alérgica natural del organismo, pero de forma segura en un laboratorio. El núcleo del método (denominado prueba MAT Hoxb8) gira en torno a los llamados mastocitos (células inmunitarias específicas que desempeñan un papel clave en las reacciones alérgicas). Estas células se encuentran normalmente en los tejidos corporales, donde actúan como guardianes contra posibles invasores. El método se describe en un estudio publicado en la revista European Journal for Allergy and Clinical Immunology.
Prueba compleja
El funcionamiento de la prueba es bastante complejo. En primer lugar, los investigadores extraen sangre del paciente. De esta sangre se aísla el suero (plasma sanguíneo sin factores de coagulación). Este suero contiene anticuerpos de inmunoglobulina E (IgE), los anticuerpos específicos que produce el organismo en respuesta a sustancias a las que una persona es alérgica. A continuación, los científicos cultivan en el laboratorio mastocitos especiales. Estos se ponen en contacto con el suero sanguíneo del paciente, lo que permite que los anticuerpos IgE se adhieran a los mastocitos. Este proceso se denomina “sensibilización”. A continuación, los investigadores añaden diferentes concentraciones del alérgeno, por ejemplo extracto de cacahuete, a estos mastocitos preprocesados. Si el paciente es realmente alérgico, los mastocitos reaccionarán y se activarán, exactamente igual que lo harían en el organismo durante una reacción alérgica.
Más preciso que los métodos existentes
La particularidad de esta prueba es que es mucho más precisa que los métodos existentes. En un amplio estudio realizado con 112 niños y adolescentes en Toronto, la prueba permitió distinguir entre pacientes alérgicos y no alérgicos en el 95 % de los casos. En opinión de los investigadores, este avance supone una nueva esperanza, especialmente para los niños alérgicos al cacahuete. Hasta ahora, los pacientes tenían que comer cacahuetes durante la denominada prueba de provocación para determinar si eran alérgicos, un procedimiento emocionante y potencialmente peligroso que debe realizarse bajo estricta supervisión médica.
Otros métodos, como los análisis de sangre o cutáneos, son menos arriesgados pero también menos precisos. El método también ofrece importantes ventajas para médicos y pacientes. “La nueva prueba también se basa en suero sanguíneo estable, que puede recogerse con una simple extracción de sangre y almacenarse después en el congelador. Esto elimina los engorrosos obstáculos logísticos de otros métodos”, explica Thomas Kaufmann, uno de los investigadores que han desarrollado el método.
También aplicable a otras alergias
Aunque el estudio se centró por ahora en la alergia al cacahuete, los investigadores son optimistas sobre su aplicabilidad más amplia. “Lo que se ha demostrado en este estudio sobre el diagnóstico de la alergia al cacahuete también puede aplicarse de forma sencilla a otras alergias”, afirma el investigador Alexander Eggel. Dado que hasta el 10 % de la población mundial padece alergias alimentarias, este avance podría tener una gran repercusión en la atención sanitaria.
Más información sobre las alergias alimentarias
Las alergias alimentarias se producen cuando el sistema inmunitario percibe un alimento normalmente inofensivo como una amenaza y responde produciendo anticuerpos. Al entrar en contacto con el alimento en cuestión, los síntomas pueden incluir picor, erupción cutánea, hinchazón, problemas respiratorios o incluso anafilaxia, una reacción potencialmente mortal que requiere atención médica inmediata. Las alergias alimentarias más peligrosas suelen estar provocadas por los frutos secos, el marisco, la leche, los huevos y la soja, ya que estos ingredientes pueden desencadenar reacciones muy graves. La anafilaxia, en particular, puede contraer las vías respiratorias y bajar la tensión arterial, lo que puede ser mortal sin un tratamiento rápido, como una inyección de adrenalina (epipen).
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