Los científicos han hecho un descubrimiento sorprendente: las tormentas tropicales son radiactivas. Producen mucha más radiación gamma de lo que se creía. Así se desprende de una nueva investigación realizada con un avión espía reconvertido.
La historia comienza en los años 90, cuando satélites de la NASA que en realidad estaban destinados a detectar rayos cósmicos observaron de repente radiación gamma procedente de la propia Tierra. Pronto quedó claro que esta radiación estaba causada por tormentas eléctricas, pero los detalles exactos siguieron siendo un misterio durante mucho tiempo. Ahora, décadas después, un equipo internacional de investigadores ha tenido por fin la oportunidad de estudiar este fenómeno de cerca. Utilizando un avión espía, reliquia de la Guerra Fría, sobrevolaron tormentas tropicales al sur de Florida.
Avión espía modificado
El avión modificado era el llamado ER-2 High-Altitude Airborne Science Aircraft de la NASA, una versión modificada del famoso avión espía U2. Este avión resultó ser la estación de observación ideal para estudiar la radiación gamma de las nubes de tormenta. “El avión ER-2 sería la plataforma de observación definitiva para la radiación gamma de las nubes de tormenta”, afirma Nikolai Østgaard, investigador principal del proyecto. “Al volar a una altitud de unos 20 kilómetros, podemos sobrevolar directamente la cima de la nube, lo más cerca posible de la fuente de rayos gamma”. Esa altitud, dos veces superior a la de los aviones comerciales, permitió a los científicos observar las tormentas desde arriba sin correr peligro.
Además, la gran velocidad del avión permitió a los investigadores seleccionar las tormentas más prometedoras de forma selectiva. A lo largo de un mes, el equipo realizó 10 vuelos sobre las principales tormentas del trópico al sur del estado de Florida. De estos diez vuelos, nueve arrojaron valiosas observaciones.
Resultados sorprendentes
Los resultados de estos vuelos, publicados recientemente en la revista Nature, son cuando menos sorprendentes. Los investigadores descubrieron que más de la mitad de las tormentas tropicales presentan una especie de “resplandor radiactivo”. Esta producción constante y de bajo nivel de rayos gamma podría funcionar como una especie de válvula de seguridad, similar al vapor que sale de una cacerola hirviendo. Así se evita que se acumule demasiada energía en la tormenta. “En las tormentas eléctricas ocurren muchas más cosas de las que podíamos imaginar”, afirma Steve Cummer, coautor del estudio. “Resulta que en realidad todas las grandes tormentas eléctricas generan rayos gamma a lo largo del día en muchas formas diferentes”.
Nuevas formas de rayos gamma
Además de este “resplandor” constante, los científicos también observaron varias ráfagas cortas e intensas de rayos gamma. Algunas de ellas ya eran conocidas y estaban relacionadas con descargas de rayos. Pero también se descubrieron dos tipos completamente nuevos: uno que dura extremadamente poco (menos de una milésima de segundo) y otro que consiste en una serie de una docena de estallidos individuales en una décima de segundo. Estas nuevas formas de rayos gamma son especialmente interesantes, según Cummer: “No parecen estar relacionadas con el desarrollo de los relámpagos. De alguna manera surgen espontáneamente. Hay indicios en los datos de que en realidad podrían estar relacionados con los procesos que inician los relámpagos, lo que sigue siendo un misterio para los científicos”.
No hay motivo de preocupación
Para quienes ahora están preocupados por los peligros potenciales de esta radiación, Cummer tiene noticias tranquilizadoras. La cantidad de radiación producida solo sería peligrosa si se está en medio de la tormenta. “La radiación sería el menor de sus problemas si estuviera allí”, afirma. “Los aviones evitan volar en los núcleos activos de las tormentas debido a la turbulencia y el viento extremos”, afirma Cummer, no por la radiación. “Incluso ahora que sé lo que sabemos, no me preocupa volar más que antes”.
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