Mantenerse de pie sobre una pierna, parece algo tan sencillo, pero a partir de cierta edad se vuelve más difícil. Es, por tanto, una buena medida del envejecimiento, mejor incluso que la disminución de la fuerza muscular o la capacidad para caminar.
Así lo afirma este nuevo estudio de la Clínica Mayo estadounidense. “Cuarenta personas sanas de más de 50 años participaron en este estudio”, explica la investigadora Julie Vera. “La mitad eran menores de 65 años y la otra mitad mayores de 65 años. Les medimos la fuerza de agarre y la fuerza de la rodilla del lado dominante”. Por ejemplo, los participantes tenían que cerrar el puño con la derecha si eran diestros.
“También medimos su equilibrio sobre una placa de fuerza en diferentes situaciones, durante 30 segundos cada vez. Medimos su forma de andar con un sistema óptico de captura de movimiento mientras caminaban sobre una superficie plana. Y también calculamos su llamado margen de estabilidad dinámica al caminar”.
Una disminución sustancial
Durante las pruebas de equilibrio, los participantes tenían que ponerse de pie, por ejemplo, sobre ambos pies con los ojos abiertos, sobre ambos pies con los ojos cerrados, sobre la pierna no dominante y la dominante con los ojos abiertos. Al realizar la prueba sobre una pierna, los participantes podían mantener la otra pierna en cualquier posición.
La bipedestación sobre una pierna (concretamente sobre la pierna no dominante) mostró el mayor deterioro con la edad. “Por debajo de los 65 años, las personas se mantenían de pie sobre su pierna dominante durante una media de 21 segundos, y sobre su pierna no dominante durante 23 segundos. Por encima de los 65, la gente aún conseguía mantenerse en equilibrio sobre su pierna dominante durante 11 segundos y sobre la pierna no dominante también durante 11 segundos”, afirma la investigadora. Es decir, una gran disminución de hasta 12 segundos sobre la pierna no dominante.
Riesgo de caídas
Pero, ¿por qué dice esto tanto sobre el envejecimiento saludable? “El equilibrio es una medida importante porque, además de la fuerza muscular, requiere la aportación de la visión, el sistema del equilibrio y el sistema somatosensorial (que controla los músculos)”, añade el investigador principal, Kenton Kaufman, que también es director del Laboratorio de Análisis del Movimiento de la Clínica Mayo. “Es importante vigilar los cambios en el equilibrio. Con un equilibrio deficiente, se corre el riesgo de caerse, independientemente de si uno se mueve o no. Caerse es un grave riesgo para la salud con importantes consecuencias”.
Entonces, ¿cómo es que nuestro equilibrio se deteriora tanto con la edad? “Esta pérdida de equilibrio se debe a que nuestro sistema de equilibrio y nuestro sistema neuromuscular envejecen”, explica Vera.
Los investigadores realizaron dos pruebas más para ver si podían decir tanto o más sobre el envejecimiento. Utilizaron un dispositivo especial para medir la fuerza de pellizco de los participantes. Para la prueba de fuerza de rodilla, los participantes se sentaban y se les pedía que extendieran la rodilla con la mayor fuerza posible. La fuerza de pellizco y la fuerza de rodilla disminuían significativamente con la década, pero no tanto como el equilibrio.
En la prueba de patrón de marcha, los participantes caminaban de un lado a otro por una pista plana de 8 metros, a su propio ritmo y velocidad. Los patrones de marcha no cambiaron con la edad. Esto no fue sorprendente, ya que los participantes caminaban a su ritmo normal y no a la máxima velocidad, dice Kaufman.
Una prueba sencilla
“En total, probamos varios factores que se sabe que disminuyen con la edad. El factor que más disminuyó fue el equilibrio sobre una pierna. Se trata de una información útil porque es una prueba sencilla que cualquiera puede hacer en casa para determinar si corre riesgo de caerse. También es un ejercicio que puede ayudar a mejorar el equilibrio”.
“Porque si no lo usas, pierdes la habilidad”, subraya Kaufman. Por eso es crucial seguir practicando. “Hay varios ejercicios que mejoran el equilibrio. El primer ejercicio es (como era de esperar) ponerse de pie sobre una pierna. Otros ejercicios son andar en tándem, fortalecer los músculos de la cadera, balancearse del pie al talón y luego a los dedos, caminar y practicar tai chi. Mejorar el equilibrio reduce el riesgo de caídas y posibles lesiones”, concluye.
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