Las niñas entran en la puberad cada vez antes, un hecho preocupante que plantea todo tipo de riesgos para la salud. Una nueva investigación realizada en EE. UU. muestra que los disruptores endocrinos, presentes en productos de uso cotidiano, pueden ser los culpables.
Se trata de los alteradores endocrinos o EDC. Son sustancias que imitan a las hormonas, las bloquean o interfieren en su función. Pueden interferir en el sistema endocrino del organismo de forma destructiva.
La pubertad comienza en las niñas cuando tienen una media de 10,5 años, con un intervalo de 9 a 12 años. Esto es antes que en el pasado. Las investigaciones muestran que esto se debe muy probablemente a ciertas sustancias químicas de nuestro entorno. La pubertad precoz no es algo que deba tomarse a la ligera. Puede acarrear problemas psicosociales y también aumenta el riesgo de obesidad, diabetes de tipo 2, enfermedades cardiovasculares e incluso cáncer de mama.
Los culpables
“Hicimos un cribado exhaustivo de unas 10 000 sustancias presentes en el medio ambiente y luego analizamos estas sustancias químicas en células cerebrales humanas que contribuyen al proceso reproductivo”, explica la investigadora principal, Natalie Shaw, del Instituto Nacional de Ciencias de la Salud Ambiental (NIEHS) de Durham (Carolina del Norte). “Nuestro equipo descubrió varias sustancias que pueden contribuir a la pubertad precoz en las niñas”.
Una de estas sustancias es el “almizcle ambreta”, una sustancia de fragancia que aún se utiliza mucho en detergentes, perfumes y productos de cuidado personal en Estados Unidos. Los agonistas colinérgicos, un grupo de fármacos que imitan la acción del neurotransmisor acetilcolina, también aparecen en el estudio como potencialmente peligrosos. Aunque es necesario seguir investigando para confirmar las conclusiones, el estudio plantea cuestiones importantes. La relación entre determinadas sustancias presentes en productos de uso cotidiano y la activación de receptores clave del hipotálamo (como el receptor de la hormona liberadora de gonadotropina (GnRHR) y el receptor de la kisspeptina (KISS1R)) da que pensar. Sugiere firmemente que la exposición a ellos activa prematuramente el proceso reproductivo en los niños, como el desarrollo de los caracteres sexuales secundarios.
Aceite esencial
La ambreta almizclada es especialmente preocupante en este sentido, ya que se encuentra en muchos productos de cuidado personal en Estados Unidos. En Canadá y Europa, su uso está estrictamente regulado debido a sus posibles efectos tóxicos. Los estudios con animales
Los niños tienen menos probabilidades de entrar en contacto con agonistas colinérgicos en la vida cotidiana. “Este estudio deja claro que, como medida de precaución, es importante que los padres utilicen para sus hijos solo productos de cuidado aprobados por el gobierno”, advierte Shaw.
La búsqueda de sustancias de alto riesgo
Durante la investigación, el equipo rebuscó en una inmensa biblioteca de más de 10 000 compuestos químicos. Los científicos consiguieron probar la colección de fármacos, sustancias ambientales y suplementos dietéticos en células cerebrales humanas, y algunos de ellos mostraron una sobreexpresión de GnRHR o KISS1R. En el NIEHS también se han llevado a cabo interesantes estudios de seguimiento, poniendo bajo la lupa neuronas humanas del hipotálamo y células cerebrales similares de pez cebra. En ellos, se comprobó que la ambreta de almizcle aumenta significativamente el número de neuronas GnRH y la expresión de GnRH.
Impacto en la salud pública
La investigadora Menghang Xia, que también ha colaborado en el estudio, subraya la importancia de su método de investigación: “Al utilizar neuronas humanas y las mismas células en el pez cebra, hemos encontrado un modelo eficaz para identificar sustancias que estimulan KISS1R y GnRHR. Nuestro equipo ha demostrado que de este modo podemos estimar el impacto de las sustancias ambientales en la salud pública de forma más rápida y barata”.
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