Es muy cómodo y a los niños les encanta: jugar en la tableta, ver películas. Pero en algún lugar algo les corroe, porque ¿es realmente tan sano estar siempre con esas pantallas? Una nueva investigación demuestra ahora que no lo es.
O para ser más precisos: los niños que usaban mucho la tableta a los 3,5 años tenían más probabilidades de estar furiosos y frustrados a los 4,5 años. Y, sorprendentemente, parecía surgir un ciclo: los niños que sufrían más rabia y frustración cuando tenían 4,5 años volvían a utilizar la tableta incluso con más frecuencia cuando tenían 5,5 años. Esto sugiere, según los investigadores, que el uso de la tableta a una edad temprana puede contribuir a un proceso perjudicial para la regulación de las emociones.
Practicar las habilidades emocionales
Charlamos sobre este tema con la investigadora Caroline Fitzpatrick, de la Universidad de Sherbrooke (Canadá). Nos habla de sus resultados: “Descubrimos que el uso de tabletas por parte de los niños a la edad de 3,5 años estaba relacionado con un aumento de las expresiones de ira y frustración cuando tenían 4,5 años. Más concretamente, cada 73,2 minutos adicionales al día de uso de tabletas por parte de los niños conducía a un aumento del 22 % en la dimensión ira-frustración del Cuestionario de Comportamiento Infantil”.
Fitzpatrick también tiene algunas explicaciones para este vínculo entre el uso de tabletas y la ira. “La primera infancia es un periodo sensible para el desarrollo de habilidades para regular las emociones. Muchos padres afirman utilizar las tabletas para mantener ocupados a los niños. Sin embargo, al ser una actividad solitaria, el uso de las tabletas ofrece pocas oportunidades para que los niños practiquen sus habilidades emocionales. Los padres también afirman que utilizan las tabletas para calmar a los niños cuando experimentan emociones fuertes. Este enfoque puede ser contraproducente a largo plazo, ya que puede interferir en el desarrollo por parte de los niños de estrategias internas para gestionar sus emociones”.
Se acabó la paciencia
Que los niños enfadados y frustrados pasaran más tiempo con la tableta cuando cumplían un año, lo que a su vez provocaba aún más enfado y frustración, fue un resultado bastante sorprendente. “Esperábamos ver que los niños más propensos al enfado y la frustración a los 3,5 años aumentarían el uso de la tableta un año después, y efectivamente este efecto se observó más tarde, a los 4,5 años”.
Aun así, llama la atención que los investigadores ya dieran por hecho que la ira y la frustración conducen a un mayor y no a un menor uso de las tabletas. Fitzpatrick explica: “Nuestros resultados muestran que el uso de tabletas puede socavar el desarrollo de la regulación emocional en los niños. Con el tiempo, también observamos que los niños con peores habilidades emocionales pasaban más tiempo con la tableta. Esto puede indicar que los niños con peores habilidades de autorregulación confían cada vez más en las pantallas como una solución rápida para gestionar los sentimientos fuertes. También puede darse el caso de que los padres se vuelvan menos pacientes con las rabietas a medida que los niños crecen y, por tanto, es más probable que utilicen las tabletas como estrategia para calmarlos”.
Problemas más adelante
Fitzpatrick sí entiende esto y comprende la afición de los niños por la tableta. “Las tabletas y otros dispositivos móviles tienen varias características que los hacen muy atractivos para los usuarios jóvenes. Son fáciles de llevar a restaurantes o de paseo en el coche o el autobús. Están conectados a Internet, lo que permite a los usuarios ver contenidos ilimitados a la carta, y utilizan algoritmos que sugieren contenidos adaptados a las preferencias de los usuarios”.
Aun así, no es buena idea que los niños pequeños pasen demasiado tiempo con las tabletas, también porque la consiguiente falta de regulación de las emociones puede repercutir más adelante en su vida. “Investigaciones anteriores ya han demostrado que la regulación emocional es un importante predictor de una transición exitosa a la escuela. El éxito escolar temprano sienta las bases para el éxito académico continuado en la escuela primaria y secundaria”.
Sin comentarios