Las personas expuestas repetidamente a afirmaciones escépticas sobre el clima empiezan a creerlas ellas mismas con el tiempo. Esto es cierto incluso para quienes están firmemente convencidos de que el cambio climático está causado por las actividades humanas.
Los partidarios de la ciencia climática adoptan rápidamente las afirmaciones escépticas sobre el clima incluso cuando se repiten una sola vez. Así se desprende de un estudio de científicos australianos y estadounidenses publicado en la revista PLOS ONE.
Dos experimentos
Durante el estudio se realizaron dos experimentos. En el primer experimento se encuestó a 52 participantes, mientras que en el segundo se encuestó a 120 participantes. Más del 90 % de los participantes en ambos experimentos indicaron de antemano que creen que las actividades humanas afectan al clima. A los participantes se les presentaron varias explicaciones durante los experimentos. Algunas declaraciones eran escépticas con respecto al clima, mientras que otras eran científicas. Además, también se mostraron afirmaciones neutras que no tenían nada que ver con el clima, sino que estaban, por ejemplo, relacionadas con la meteorología.
Quince minutos después, se volvió a mostrar a los participantes una serie de afirmaciones. La mitad de ellas eran repeticiones de afirmaciones de la primera serie. Durante esta segunda parte del experimento, los participantes tenían que valorar las afirmaciones en función de su veracidad percibida, en una escala de 1 a 6 que iba de “definitivamente cierto” a “definitivamente falso”. En el segundo experimento, los participantes tenían además que clasificar cada afirmación como de orientación científica o escéptica y definir sus propias creencias climáticas.
Repetir una vez es suficiente
Los resultados de los experimentos fueron sorprendentes. Las personas que creían firmemente en el cambio climático provocado por el hombre declararon después del experimento que daban más credibilidad a las explicaciones que veían con más frecuencia. Esto ocurría incluso cuando las afirmaciones contradecían completamente sus propias creencias. “La gente encuentra más creíbles las afirmaciones de los escépticos del clima cuando se han repetido una sola vez. Sorprendentemente, este aumento de la creencia debido a la repetición se produce incluso cuando las personas se identifican a sí mismas como firmes partidarias de la ciencia climática”, dice, Mary Jiang, autora principal del estudio.
Se necesitan más estudios
Sin embargo, el estudio presenta algunas salvedades. Con solo 52 y 120 participantes en el primer y segundo experimento, respectivamente, la muestra es relativamente pequeña. Además, el experimento solo mide los efectos inmediatos de la exposición repetida a las afirmaciones de los escépticos del clima. No está claro si estos efectos son permanentes o solo temporales.
Los investigadores planean ahora realizar más estudios para ver si el efecto se produce también en temas no relacionados con el clima, como la inmigración, la educación o la sanidad. Además, quieren ver si el efecto sigue siendo visible a largo plazo y si se produce más rápidamente cuando las reclamaciones se repiten más a menudo. También planean repetir el experimento con escépticos climáticos, para ver si la repetición puede convencerles de la veracidad de las afirmaciones que apoyan la ciencia del clima.
Inversión del sesgo de confirmación
El efecto estudiado por los científicos es el inverso del sesgo de confirmación, también conocido como sesgo de confirmación. En el sesgo de confirmación, las personas tienden a considerar verdadera la información que confirma sus creencias existentes e ignoran la información contradictoria.
El sesgo de confirmación desempeña un papel crucial, por ejemplo, en la difusión de teorías conspirativas. Los partidarios de las teorías conspirativas reúnen de forma selectiva pruebas que apoyan su teoría, interpretan la ambigüedad como una confirmación de su postura e ignoran los contraargumentos relevantes. Esto refuerza sus creencias y dificulta el examen objetivo de explicaciones alternativas, lo que contribuye a la persistencia y difusión de las teorías conspirativas.
Con su estudio, los científicos esperan encontrar una forma de contrarrestar este efecto. “Estos resultados refuerzan los beneficios de reforzar la verdad mediante la repetición y los riesgos de difundir información falsa”, afirman los investigadores.
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