Inicio
Cocodrilos
Fósiles
Paleontología
Tiburones
El trágico final de un manatí prehistórico: ¡Cocodrilo y tiburón se unieron para atacarlo!
viernes, agosto 30, 2024

El trágico final de un manatí prehistórico: ¡Cocodrilo y tiburón se unieron para atacarlo!

¿Tiene un mal día? Entonces piensa en este desafortunado manatí prehistórico que fue atacado tanto por un cocodrilo como por un tiburón

Los investigadores afirman que este hallazgo refuerza la evidencia de que hace millones de años la cadena alimentaria funcionaba de forma similar a la actual.

Unos investigadores han desenterrado unos fósiles inusuales en Venezuela. Se trata de los restos de un manatí prehistórico, que vivió en épocas comprendidas entre el Mioceno temprano y medio (hace entre 23 y 11,6 millones de años). Tras un análisis más detallado, los investigadores llegan a un curioso descubrimiento. Por ejemplo, la pobre bestia parece haber sido atacada por dos depredadores diferentes.

El descubrimiento del fósil

El equipo encontró los fósiles en yacimientos de la formación Agua Clara, situada al sur de la ciudad venezolana de Coro. Allí encontraron un esqueleto fragmentario, que incluía un cráneo parcial y 18 vértebras. “La primera vez que oímos hablar de este yacimiento fue a través de un agricultor local que había visto unas extrañas piedras”, recuerda el investigador Marcelo Sánchez-Villagra. “Intrigados, decidimos investigar más a fondo. Los primeros fósiles que encontramos fueron trozos de cráneo. Pasó un tiempo hasta que pudimos determinar que se trataba de restos de manatíes, cuyo aspecto era bastante peculiar”.

Restos de un manatí antiguo

Mediante el estudio de mapas geológicos y el análisis de los sedimentos del yacimiento, los investigadores pudieron determinar la antigüedad de las rocas en las que yacían los fósiles. Tras un análisis exhaustivo, los investigadores llegaron a la conclusión de que los restos eran de un antiguo pariente del actual dugongo (o manatí indio), perteneciente al extinto género Culebratherium. Pero lo más curioso es cómo este desafortunado manatí encontró su fin hace unos 20 millones de años. En los restos, por ejemplo, los investigadores encontraron las marcas de mordeduras tanto de un cocodrilo como de un tiburón. Al parecer, este inmenso animal fue atacado primero por un cocodrilo y luego devorado por un tiburón tigre (Galeocerdo aduncus).

Reconstrucción del ataque

Los investigadores también lograron reconstruir el ataque. Unas profundas marcas de dientes alrededor del hocico del manatí indican que el cocodrilo intentó primero agarrar a su presa por el hocico, probablemente para asfixiarla. Otras dos grandes hendiduras muestran que el cocodrilo arrastró después al manatí y lo desgarró. Los rastros de surcos y cortes en los restos fósiles sugieren que el cocodrilo probablemente realizó un “giro mortal” mientras sujetaba a la vaca marina, un comportamiento que también vemos en cocodrilos contemporáneos. Un diente de tiburón tigre encontrado en el cuello del manatí, así como mordeduras de tiburón esparcidas por el esqueleto, muestran cómo los restos del animal fueron limpiados posteriormente por los carroñeros.

Cadena alimentaria

El equipo sostiene que sus hallazgos demuestran que hace millones de años la cadena alimentaria funcionaba de forma similar a la actual. “Cuando observamos a un depredador en libertad, a menudo vemos que el cadáver de su presa también sirve de alimento a otros animales”, explica Aldo Benites-Palomino, autor principal del estudio. “Sin embargo, las pruebas fósiles de esto son mucho menos comunes”. Aunque existen abundantes pruebas de interacciones ecológicas en el registro fósil, muchas de ellas son fósiles fragmentarios con huellas cuyo significado no siempre está claro. En consecuencia, a menudo es difícil determinar si las huellas proceden de la caza activa o del carroñeo. “En consecuencia, no sabíamos con exactitud qué animales servían de alimento a múltiples depredadores en el pasado”, prosigue Benites-Palomino. “Investigaciones anteriores habían demostrado que los cachalotes eran devorados por diferentes especies de tiburones. Y esta nueva investigación destaca ahora el papel de los manatíes en la cadena alimentaria”.

Los hallazgos, publicados en Journal of Vertebrate Paleontology, ofrecen valiosos datos sobre las cadenas tróficas prehistóricas y el comportamiento de los depredadores durante el Mioceno temprano y medio. “Este ejemplo único nos ofrece una visión de las redes alimentarias de esta región en aquella época”, afirma Benites-Palomino. “Y así resulta que la cadena alimentaria de hace millones de años era notablemente similar a la actual”. El estudio también demuestra que el comportamiento de los depredadores, como el giro de la muerte de los cocodrilos, ha sido durante mucho tiempo una técnica de caza eficaz. El excelente estado en que han resistido el paso del tiempo los restos fósiles del manatí ofrece, por tanto, una oportunidad única para estudiar en detalle las interacciones entre presas y depredadores, lo que nos ayudará a comprender mejor la dinámica ecológica del pasado.

Sin comentarios