Sin agua, la vida tal y como la conocemos sería imposible. Un nuevo estudio arroja ahora luz sobre cómo el agua, y más concretamente el agua de lluvia, pudo desempeñar un papel clave en la formación de las primeras paredes protocelulares hace unos 3800 millones de años. El estudio, realizado por científicos de la Universidad de Chicago, la Universidad de Houston y el Centro del Origen de la Vida de Chicago, se centró en las llamadas “gotas coacervadas”. Se trata de pequeñas esferas rellenas de moléculas complejas como proteínas, lípidos y ARN. Estas “gotitas” suelen considerarse precursoras de las primeras células, pero hasta ahora se desconocía cómo evolucionaron hasta convertirse en células propiamente dichas. Uno de los principales problemas de la investigación de estas gotitas coacervadas era que las moléculas de ARN de su interior se intercambiaban con demasiada rapidez, lo que provocaba una falta de diferenciación y evolución, condiciones esenciales para la aparición de la vida.
sábado, agosto 24, 2024
El agua de lluvia podría haber sido la chispa que encendió la vida en la Tierra
Sin agua, la vida tal y como la conocemos sería imposible. Un nuevo estudio arroja ahora luz sobre cómo el agua, y más concretamente el agua de lluvia, pudo desempeñar un papel clave en la formación de las primeras paredes protocelulares hace unos 3800 millones de años. El estudio, realizado por científicos de la Universidad de Chicago, la Universidad de Houston y el Centro del Origen de la Vida de Chicago, se centró en las llamadas “gotas coacervadas”. Se trata de pequeñas esferas rellenas de moléculas complejas como proteínas, lípidos y ARN. Estas “gotitas” suelen considerarse precursoras de las primeras células, pero hasta ahora se desconocía cómo evolucionaron hasta convertirse en células propiamente dichas. Uno de los principales problemas de la investigación de estas gotitas coacervadas era que las moléculas de ARN de su interior se intercambiaban con demasiada rapidez, lo que provocaba una falta de diferenciación y evolución, condiciones esenciales para la aparición de la vida.
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