¿Los chistes artificiales de ChatGPT aciertan entre las ocurrencias humanas y en realidad tenemos más humor que un complejo modelo de IA? Un estudio que compara los chistes humanos con los de ChatGPT demuestra que los humanos necesitan trabajar mucho su material para hacer frente a los chistes algorítmicos.
Investigadores de la Universidad del Sur de California analizaron las reacciones de los sujetos a un gran número de chistes, algunos escritos por ChatGPT 3.5 y otros por humanos. A los participantes no se les dio ninguna información sobre el autor de los chistes recién horneados y se les encargó que puntuaran cada texto por sus cualidades humorísticas.
La IA no tiene sentido del humor
“Creamos el estudio para determinar si la inteligencia artificial puede superar a los humanos a la hora de hacer chistes”, explica el investigador principal, Drew Gorenz. “ChatGPT no puede sentir emociones por sí mismo, pero aun así hace chistes nuevos mejores que el humano medio. Con esto, demostramos que no hace falta tener sentido del humor para poder hacer chistes realmente buenos”, aclara el psicólogo social.
Los investigadores descubrieron que casi el 70 % de los participantes encontraban más divertidos los chistes generados por ChatGPT que los hechos por humanos. A poco más de una cuarta parte de los participantes les gustaron más los chistes hechos por humanos, y el 5 % restante se rio por igual de los humanos y de la máquina.
Para ver cómo se desenvolvería ChatGPT en comparación con los bromistas profesionales, los investigadores realizaron un segundo estudio en el que retaron a ChatGPT a elaborar nuevos titulares al estilo satírico del periódico de Internet The Onion, la versión estadounidense de The Pin. A continuación, pidieron a otro grupo de doscientos sujetos que valoraran el humor de los titulares originales de The Onion y de los nuevos titulares generados por ChatGPT. Los participantes encontraron los titulares de ChatGPT tan divertidos como los titulares satíricos originales.
Chistes creados por ChatGPT
Cabe preguntarse cómo se consigue que los humanos y la IA creen chistes originales científicamente útiles. En el primer estudio, tanto ChatGPT como 105 participantes humanos completaron tres tareas, cada una con tres preguntas. En la primera, idearon nuevas expresiones humorísticas para acrónimos comunes (abreviaturas pronunciables como havo, seo, pin, bpm y ceo). En una segunda tarea, tanto ChatGPT como los escritores humanos propusieron respuestas divertidas para completar frases. Por ejemplo, completaron “Una habitación menos conocida de la Casa Blanca: _____”.
Por último, se les pidió que crearan un “chiste de roast”, es decir, un insulto gracioso inspirado en una situación ficticia incómoda como esta: “Imagina que una de tus amigas quiere tu opinión sobre lo bien que canta. Canta durante uno o dos minutos: puede que sea la peor cantante que hayas oído nunca. Cuando te pregunta: “Bueno, ¿qué te ha parecido?”, decides ser sincero y decirle: “Sinceramente, tu voz suena como: _____”.
Un total de más de 945 chistes escritos por 105 redactores salieron de estas tres tareas. Se pidió a ChatGPT que generara 20 respuestas humorísticas para cada tarea, lo que dio como resultado un total de 180 chistes. A continuación, un nuevo grupo de participantes puntuó el humor de los chistes.
En el segundo estudio, ChatGPT recibió titulares originales de The Onion y el algoritmo tuvo que generar nuevos titulares con el mismo estilo. Se pidió a un grupo de 200 participantes que valoraran el humor de los titulares originales de The Onion y de los titulares ideados por ChatGPT sin saber si el creador del chiste era humano o generado por ordenador.
Las consecuencias no son poca cosa
Gorenz explica que se le ocurrió la idea de su estudio debido a la preocupación de escritores y actores del mundo del espectáculo por el uso de ChatGPT en producciones de Hollywood. Temen que suponga una amenaza existencial para su profesión, para las artes y para la creatividad humana. El psicólogo social, cómico aficionado, reconoce que su estudio plantea dudas sobre el uso de ChatGPT y otras inteligencias artificiales en la industria del entretenimiento. “Para la gente que solo quiere las ventajas de un poco más de humor en su comunicación diaria, se trata de un buen avance”, afirma. Las consecuencias para actores y guionistas son menos bonitas”, advierte Gorenz. “Nuestros resultados dejan claro que las IA como ChatGPT suponen una seria amenaza para el empleo de guionistas profesionales de comedia”.
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