Investigadores finlandeses han descubierto una relación entre el número de horas que duermes y lo sano que comes. Concretamente, la cantidad y los distintos tipos de fruta y verdura.
Acostarse tarde se asocia rápidamente con un estilo de vida poco saludable. Se dice que el noctámbulo duerme muy poco o, por el contrario, permanece en su cama hasta bien entrada la tarde. Los noctámbulos también tienden a comer muchos alimentos poco saludables. El madrugador, en cambio, tiene prejuicios positivos. El madrugador empieza el día completamente fresco con un batido saludable, un paseo o incluso una sesión de yoga: agradable antes de que empiece realmente el día. Pero, ¿es esto realmente cierto? ¿Las personas madrugadoras llevan realmente una vida más sana y duermen más o menos que los noctámbulos?
Investigadores de la Universidad de Helsinki (Finlandia), el Instituto Nacional de Salud y Bienestar y la Universidad de Ciencias Aplicadas de Turku decidieron averiguarlo. Para ello, analizaron el papel de los cronotipos (personas vespertinas o matutinas) y la cantidad de sueño en la salud alimentaria, y viceversa.
Dormir y comer bien
Dormir lo suficiente da a nuestro cuerpo la oportunidad de recuperarse de todas las actividades que realizamos mientras estamos despiertos. Si no se duerme lo suficiente, el corazón, los vasos sanguíneos, los músculos, las células, el sistema inmunitario, las capacidades cognitivas y la memoria pueden no recuperarse tan bien y, por tanto, funcionar de forma menos óptima. El sueño también es importante para reparar los daños sufridos por el ADN. Por ello, los adultos deben procurar dormir entre siete y nueve horas cada noche. Pero esto resulta cada vez más infructuoso, según demuestran estudios anteriores. Los adultos padecen cada vez más insomnio y duermen menos horas.
Por eso la fruta y la verdura pueden ayudar, razonan los investigadores. Después de todo, se ha comprobado que el ejercicio tiene un efecto positivo sobre el sueño. Y si quieres hacer ejercicio bien y lo suficiente, necesitas alimentos sanos. La idea es que comer fruta y verdura podría mejorar la duración del sueño. Pero también se han encontrado antes vínculos a la inversa. De hecho, parece que los adolescentes comen menos fruta y verdura al día siguiente de una noche corta. Por ello, los investigadores finlandeses decidieron averiguar cómo afecta la duración del sueño al consumo de frutas y verduras, y viceversa. Y si tu cronotipo influye en ello.
Investigación: verduras específicas
Para ello, el equipo utilizó datos del Estudio Nacional FinHealth 2017 sobre los patrones de alimentación y sueño de más de cinco mil adultos encuestados durante un periodo de 12 años. A partir de ahí, pudieron categorizar tres grupos: una quinta parte de los participantes dormía menos de siete horas al día, tres cuartas partes alcanzaban las siete a nueve horas nocturnas recomendadas y el 3 % restante dormía más de nueve horas por noche. La mayoría no se consideraba una persona matutina o vespertina, sino algo intermedio. Casi una cuarta parte se consideraba del tipo matutino y el 16 % se identificaba como vespertino.
Al comparar esa información con los patrones alimentarios de este grupo, los investigadores descubrieron que las personas que duermen una cantidad normal comían más verduras y fruta que las de sueño corto y largo. Esa diferencia era mayor en el caso concreto de las verduras de hoja verde, las hortalizas de raíz y las hortalizas de fruto (por ejemplo, tomates y pepinos). “Otras verduras frescas y enlatadas, como la col, las setas, las cebollas, los guisantes y las judías, no mostraron diferencias significativas”, reza el estudio. “En los subgrupos de fruta, se observó una diferencia significativa en el consumo de bayas y otras frutas frescas y enlatadas entre durmientes normales y cortos”. “En los durmientes normales, frente a los largos, solo hubo diferencias en la cantidad de manzanas”.
Intervención de los gobiernos
Los investigadores esperan que los gobiernos puedan utilizar esta información para diseñar intervenciones que fomenten una alimentación sana. “Centrarse en los subgrupos de frutas y verduras, como las verduras de hoja verde y las hortalizas de fruto, puede conducir a un cambio de comportamiento impactante”. Y eso es necesario. Aunque la Organización Mundial de la Salud recomienda 400 gramos de fruta y verdura al día, parece que muchos adultos no llegan a esa cantidad.
Aunque no hay que dormir ni mucho ni poco, por cierto, para el consumo de frutas y verduras da igual ser una persona vespertina o matutina, según el estudio. Aunque los investigadores sostienen que dormir tarde sigue teniendo sus riesgos. “Estudios anteriores demostraron que los noctámbulos suelen asociarse a comportamientos dietéticos poco saludables, incluida una tendencia a hábitos alimentarios relacionados con la obesidad”.
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