Altera las señales del cerebro relacionadas con el control del comportamiento, la atención y la comprensión de las emociones. Y eso, a su vez, puede afectar al desarrollo y al bienestar.
Es imposible imaginar la era actual sin Internet. Los niños crecen en un mundo en el que la tecnología y el uso de internet son omnipresentes. Pero junto a los muchos beneficios, esto también trae desafíos. Los juegos en línea, por ejemplo, pueden ser muy adictivos. Además, muchos adolescentes se sienten presionados a estar constantemente conectados y consultan con regularidad sus redes sociales, como Instagram y TikTok. Y esto puede provocar adicción a Internet en algunos adolescentes. Pero, ¿qué ocurre exactamente en el cerebro cuando alguien sufre adicción a internet?
El estudio y sus resultados
Esa fue exactamente la pregunta que se propusieron responder los investigadores Max Chang e Irene Lee. Para ello, estudiaron 12 estudios diferentes sobre adolescentes con adicción a internet. Estos estudios utilizaron imágenes de resonancia magnética funcional (IRMf) para examinar la conectividad funcional (cómo se comunican entre sí las regiones cerebrales) de los participantes con adicción a internet, tanto en reposo como mientras realizaban una tarea. Según Chang, es muy importante saber más sobre las adicciones a internet. “Como internet influye cada vez más en nuestra vida cotidiana, es esencial investigar los mecanismos y las consecuencias del uso excesivo de las pantallas”, explica.
Los resultados del estudio muestran que la adicción a internet tiene un impacto sorprendentemente grande en el cerebro. Por ejemplo, parece provocar cambios en la forma en que las regiones cerebrales se comunican entre sí dentro de distintas redes neuronales. Estas redes desempeñan un papel importante en la regulación de la atención, junto con las habilidades intelectuales, la memoria de trabajo, la coordinación física y el procesamiento emocional. Todo ello, a su vez, afecta a la salud mental.
Impacto en las redes cerebrales
El impacto de la adicción a internet se hizo notar en diferentes redes cerebrales. Se observó una combinación de aumento y disminución de la actividad en regiones cerebrales que están activas durante el descanso. Al mismo tiempo, se produjo una disminución general de la conectividad funcional de las regiones cerebrales responsables del pensamiento activo. Estos cambios provocaron conductas y tendencias adictivas. “En última instancia, la adicción a internet suprime los sistemas del cerebro adolescente que regulan el control sobre su necesidad de usar internet”, afirma Chang.
Señales perturbadas que preocupan
En pocas palabras, la adicción a Internet provoca “trastornos” en el cerebro de los adolescentes. Estas alteraciones se producen principalmente en partes del cerebro importantes para tareas como la atención, la planificación, la toma de decisiones y el control de los impulsos. Y estas señales perturbadas son bastante preocupantes. “El cerebro de los adolescentes aún se está desarrollando”, explica Chang. “La adolescencia es una época importante en la que las personas experimentan cambios significativos en su cuerpo, su capacidad de pensar y su personalidad. Como consecuencia, durante este periodo, el cerebro es especialmente susceptible a los impulsos relacionados con la adicción a Internet. Por lo tanto, las interrupciones pueden afectar significativamente al comportamiento y desarrollo de los adolescentes”.
Comportamiento y desarrollo
Estos cambios en las señales cerebrales pueden suponer que la realización de determinadas tareas se vuelva más difícil. Y eso podría afectar potencialmente al desarrollo y el bienestar. “Los resultados de nuestra investigación muestran que la adicción a Internet puede provocar posibles cambios negativos en el comportamiento y el desarrollo que pueden afectar a la vida de los adolescentes”, concluye Chang. “Por ejemplo, pueden tener dificultades para mantener relaciones y actividades sociales, mentir sobre sus actividades en línea y experimentar problemas con hábitos irregulares de alimentación y sueño”.
Adicción a Internet
Estas conclusiones son preocupantes. Porque con los teléfonos inteligentes y los ordenadores portátiles cada vez más accesibles, la adicción a Internet es un problema creciente en todo el mundo
Importante lección para los padres
El estudio es, por tanto, una lección importante para padres y cuidadores. “Es importante que se esfuercen por conseguir una relación sana entre los adolescentes e Internet”, argumenta Chang. “Al igual que la adicción a las drogas y al juego, la adicción a internet puede alterar el cerebro, haciendo más difícil resistirse a la tentación de los estímulos de internet. Sin embargo, a diferencia de las drogas y el juego, internet se ha convertido en una parte esencial de nuestra vida cotidiana. Por eso es crucial encontrar un equilibrio entre los beneficios y los riesgos de internet”. Por ello, los investigadores recomiendan establecer límites de tiempo para el uso diario de internet. Además, los jóvenes deberían ser más conscientes de las consecuencias psicológicas y sociales de estar demasiado tiempo conectados. “Es importante que los padres estén mejor educados”, argumenta Chang. “Si los padres son conscientes de los primeros signos de adicción, pueden gestionar mejor el tiempo de pantalla, la impulsividad y mitigar los riesgos”.
Chang espera que el estudio pueda crear un poco de conciencia. “Nuestros resultados muestran cómo la adicción a internet cambia las conexiones entre las redes cerebrales”, concluye. “Esto podría ser información crucial para los clínicos, permitiéndoles investigarla y tratarla mejor. Los clínicos podrían desarrollar tratamientos dirigidos a regiones cerebrales específicas, o sugerir psicoterapia o terapia familiar dirigidas a los principales síntomas de la adicción a internet”.
Pero para hacerlo de la mejor manera posible, primero es necesario aumentar nuestros conocimientos. “Los resultados del estudio demuestran que aún nos queda mucho por aprender”, afirma Chang. Por eso sigue investigando. Y, en última instancia, espera pintar el mejor cuadro posible del problema. “Mi evaluación señala las áreas en las que se necesita más investigación para encontrar las piezas que faltan en el rompecabezas”, señala Chang. “Y cuando por fin tengamos todas las piezas del rompecabezas juntas, podrá ayudar a desarrollar terapias y medidas sanitarias más eficaces”.
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