Esto puede indicar que la población de ballenas no goza de buena salud o incluso que ya está empezando a disminuir.
Cada verano, una manada de ballenas grises viaja a las aguas poco profundas de la costa del noroeste del Pacífico, una región del noroeste de Norteamérica. Los investigadores vigilan de cerca a estas ballenas. Y esto ha llevado ahora a un inquietante descubrimiento. Por ejemplo, parece que los animales han disminuido considerablemente de longitud desde el año 2000, escriben los investigadores en Global Change Biology.
Grupo de alimentación de la costa del Pacífico
El estudio se centró en el Grupo de Alimentación de la Costa del Pacífico (PCFG), un grupo más pequeño de ballenas, formado por unos 200 individuos, dentro de la población mayor de unas 14 500 ballenas que viven en el Pacífico Norte Oriental. Este grupo en particular reside principalmente cerca de la costa de Oregón, donde se alimentan en aguas poco profundas y más cálidas.
Disminución, son un 13 % más pequeños
Desde 2016, este subgrupo está siendo estudiado intensamente por los investigadores. Entre otras cosas, utilizan drones para medir su tamaño. Y esto ha arrojado ahora un descubrimiento preocupante. Los investigadores analizaron imágenes captadas entre 2016 y 2022 de 130 ballenas individuales. Y esto demuestra que los animales han encogido un 13 % en los últimos 20-30 años.
Representación esquemática de la disminución de longitud entre una ballena gris PCFG adulta nacida antes de 2000 y una ballena gris PCFG nacida en 2020. Imagen: Universidad Estatal de Oregón. |
En concreto, se espera que una ballena gris adulta nacida en 2020 tenga una longitud corporal adulta 1,65 metros menor que la de una ballena nacida antes de 2000. Esto representa una disminución de más del 13 % de su longitud adulta habitual, que suele estar entre 11,5 y 12,5 metros. Para que te hagas una idea, si la misma tendencia se diera en los humanos, significaría que, por ejemplo, una persona de una estatura de 170,6 cm pasaría a unos 148,2 cm en el transcurso de 20 años.
Resultados inquietantes del estudio
Los resultados son bastante inquietantes. “El tamaño corporal es esencial para los animales”, explica el investigador Enrico Pirotta. “Afecta a su comportamiento, su fisiología y su ciclo vital. Además, estos efectos pueden extenderse a otros animales y a la comunidad más amplia de la que forman parte”.
Según los investigadores, el encogimiento observado en las ballenas podría tener efectos significativos en su salud y éxito reproductivo. Esto también plantea preocupaciones sobre el estado de la red alimentaria en la que viven. “Esto podría ser un presagio de que la población está empezando a disminuir o de que no goza de buena salud”, afirma el investigador K.C. Bierlich. “Las ballenas se consideran indicadores importantes del ecosistema. Por lo tanto, la salud de la población de ballenas puede decir mucho sobre el estado general del medio ambiente”.
Si las crías de ballena son más pequeñas al destete, podrían tener dificultades para independizarse, lo que reduciría sus posibilidades de supervivencia. Una de las principales preocupaciones de las ballenas grises adultas es su capacidad para reproducirse con éxito. “Con su pequeño tamaño, no está claro hasta qué punto las ballenas grises pueden almacenar y utilizar la energía para su crecimiento y salud”, dice Bierlich. “También es importante saber si pueden dedicar suficiente energía a la reproducción y al crecimiento de la población”. Al equipo también le preocupan las cicatrices en las ballenas causadas por colisiones con embarcaciones y enredos en redes de pesca. Temen que el menor tamaño corporal, junto con las menores reservas de energía, hagan a las ballenas menos resistentes a las lesiones.
Patrones en el entorno oceánico
El estudio también analizó los patrones del medio oceánico que probablemente afectan a la disponibilidad de alimento para estas ballenas grises a lo largo de la costa del Pacífico. Estos patrones incluyen dos ciclos distintos. En uno de ellos, los nutrientes se transportan de aguas más profundas a aguas menos profundas. El otro ciclo garantiza que estos nutrientes permanezcan en las zonas poco profundas, donde contribuyen al crecimiento del plancton y otros organismos pequeños. Estos organismos, a su vez, proporcionan alimento a las ballenas grises. “Sin un equilibrio entre estos dos ciclos, existe el riesgo de que el ecosistema no pueda proporcionar suficiente alimento para mantener el gran tamaño de estas ballenas grises”, advierte Leigh Torres, coautora del estudio. Los datos también muestran que el tamaño de las ballenas disminuyó paralelamente a los cambios en el equilibrio entre estos dos ciclos.
El cambio climático tendría algo que ver
A los investigadores les preocupa que el cambio climático pueda tener mucho que ver. “No hemos estudiado específicamente cómo el cambio climático modifica estos patrones, pero en general sabemos que el cambio climático afecta a las condiciones oceanográficas en el Pacífico nororiental a través de cambios en los patrones de viento y las temperaturas del agua”, explica Pirotta. “Estos factores, junto con otros, influyen en la dinámica de los dos ciclos diferentes en esta zona”.
Ahora que los investigadores saben que las ballenas grises son cada vez más pequeñas, surgen muchas preguntas nuevas y apremiantes. Por ejemplo, se preguntan cuáles serán exactamente las consecuencias y qué factores pueden contribuir a ello. Por ello, ya se vislumbra en el horizonte una investigación de seguimiento. “Estamos empezando nuestra novena temporada de estudio de este subgrupo de PCFG”, afirma Bierlich. “Ahora tenemos un valioso conjunto de datos que nos permite identificar los cambios anuales en la condición corporal, y actualmente estamos investigando las influencias ambientales que pueden causar estos cambios”.
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