La Tierra se está calentando debido al CO₂ que seguimos emitiendo. Pero todavía se está investigando exactamente cuánto calentamiento provoca una determinada cantidad de CO₂. Y un nuevo estudio sobre la edad de hielo trae noticias esperanzadoras.
La última glaciación, hace unos 21 000 años, puede decirnos mucho sobre los efectos del CO₂ en la temperatura. Entonces hacía una media de 6 grados menos que ahora y no había ni la mitad de CO₂ en el aire. “Observando cuánto más fría era la Tierra en el pasado con menos gases de efecto invernadero en el aire, podemos estimar cuánto más cálido será el clima actual con mayores cantidades de gases de efecto invernadero”, explicó el investigador principal Vince Cooper.
El escenario catastrofista es ajustado
La buena noticia: el escenario pesimista resulta ser muy improbable. Si las emisiones de CO₂ se duplican, la Tierra no se calentará 5 grados, sino 4, según las previsiones. El escenario más optimista, en el que la temperatura media aumenta 2 grados, y el más probable (un calentamiento de 3 grados) siguen siendo los mismos. Si no reducimos rápidamente nuestras emisiones, la cantidad de CO₂ en la atmósfera se duplicará con respecto a los niveles preindustriales antes de finales de siglo. Cooper explica: “El escenario más probable de calentamiento por duplicación de las emisiones de CO₂ es de 3 grados centígrados en nuestro análisis, pero la cantidad real de calentamiento que experimentaremos depende mucho de nuestras emisiones de CO₂ ahora y en el futuro”.
Que los investigadores se fijen en la era glacial para decir algo sobre el clima actual se debe a que consideran que el pasado más reciente no es un buen predictor del futuro. La contaminación atmosférica, así como los ciclos climáticos más cortos, hacen que las décadas pasadas no digan necesariamente nada sobre cómo irán las cosas durante el resto del siglo.
Nubes sobre el océano durante la Hera de Hielo
Durante la última glaciación, gran parte del continente norteamericano estaba cubierto de hielo. Cooper afirma: “Durante el apogeo de la última glaciación, se produjeron grandes cambios en los niveles de CO₂ y en el tamaño de las capas de hielo. Ambos contribuyeron al enfriamiento global. Descubrimos que las capas de hielo causaron más enfriamiento de lo que concluían los estudios anteriores, por lo que el CO₂ causó menos enfriamiento de lo que se pensaba”. Por tanto, los escenarios más negros de calentamiento debido a más CO₂ no coinciden con la cantidad de enfriamiento que causó menos CO₂ durante la última edad de hielo, por lo que esos escenarios parecen menos probables. “La media actual y los escenarios más positivos de calentamiento futuro son, sin embargo, coherentes con las pruebas de la edad de hielo”.
¿Cómo es que este peor escenario se desvía tan duramente? “La suposición típica era que los cambios durante la edad de hielo son una buena representación del calentamiento inducido por el hombre en el clima actual. Pero resulta que hay algunas diferencias muy importantes entre esos distintos tipos de cambio climático, sobre todo en cuanto a la contribución de las capas de hielo. Nuestro estudio no solo tuvo en cuenta cómo las capas de hielo reflejan la luz solar local, sino que también analizó el efecto en los océanos Pacífico y Atlántico”. Y ahí es donde ocurrió algo que no se había tenido en cuenta hasta ahora. “Las capas de hielo provocaron más nubosidad sobre los océanos al cambiar los vientos y las corrientes oceánicas. Como en la era glacial ese enfriamiento extra de las nubes fue causado por las capas de hielo y no por el CO₂, la estimación más alta del calentamiento futuro por CO₂ es menor”.
El uso de nuevos modelos informáticos
Para llegar a esa conclusión, se utilizaron nuevas técnicas de modelización estadística para garantizar que los datos climáticos de la Edad de Hielo pudieran ajustarse a modelos informáticos del clima actual de la Tierra, similares a los modelos meteorológicos actuales. El resultado es una imagen más realista de las temperaturas de hace miles de años. Los autores combinaron datos climáticos prehistóricos procedentes de sedimentos oceánicos, núcleos de hielo y polen conservado con modelos informáticos para simular el clima durante el último máximo glacial. El gran descubrimiento fue que la capa de hielo no solo enfrió el planeta al reflejar la luz solar, sino que los cambios en los patrones de los vientos y las corrientes oceánicas también provocaron que los océanos se enfriaran mucho y se nublaran. Como resultado, se reflejó aún más luz solar.
Así pues, el papel del CO₂ resultó ser menor de lo que se pensaba en la determinación de las temperaturas de la Edad de Hielo. La otra cara de la moneda es que las peores predicciones sobre el calentamiento causado por el CO₂ también son menos probables. Se trata de una conclusión sorprendente que sorprendió enormemente al científico. “La capa de hielo norteamericana tiene un enorme impacto en las nubes sobre el océano a miles de kilómetros de distancia. Es fascinante que los impactos distantes de la capa de hielo influyan tanto en cómo utilizamos la edad de hielo para predecir el calentamiento futuro”, concluye Cooper.
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