Una nueva investigación demuestra que la contaminación atmosférica puede ser especialmente perjudicial para las moscas de la fruta. Las moscas pueden acabar tan confundidas que ya no distinguen a sus congéneres de otros tipos de moscas de la fruta y se aparean accidentalmente con la mosca equivocada.
Los científicos acaban de descubrir una nueva consecuencia de la contaminación atmosférica. Por ejemplo, la contaminación atmosférica parece afectar a las feromonas de las moscas de la fruta. Las feromonas son moléculas volátiles que las moscas de la fruta utilizan para transmitir mensajes a sus congéneres. Por ejemplo, utilizan feromonas para atraer a su pareja. Al hacerlo, las moscas de la fruta pueden “leer” en las feromonas de las demás si la mosca a la que se enfrentan pertenece a la misma especie y, por tanto, es adecuada como pareja.
Hibridación en las moscas de la fruta
Pero la contaminación atmosférica (o, más exactamente, las altas concentraciones de ozono) parece afectar a estas feromonas. Como resultado, las moscas de la fruta ya no pueden determinar si otra mosca de la fruta pertenece o no a la misma especie, por lo que existe la posibilidad de que se apareen accidentalmente con una mosca de la fruta perteneciente a una especie diferente. En ese caso, se produce la hibridación: se crea un cruce entre dos especies. El científico Nanji Jiang participó en el estudio. Jiang revela: “Ya sabemos por investigaciones anteriores que el ozono puede influir mucho en la elección de pareja de los insectos. Durante este estudio, quisimos averiguar qué efecto tiene el ozono sobre las barreras reproductivas entre distintas especies. Esta investigación nos mostró que incluso un pequeño aumento del ozono atmosférico puede provocar la hibridación de las moscas de la fruta. Esto es preocupante porque puede provocar la disminución de las poblaciones de insectos al hacer infértiles los híbridos resultantes”. La investigación se publicó en la revista Nature Communications.
El experimento con ozono
Para el estudio, los científicos utilizaron cuatro especies diferentes de mosca de la fruta: Drosophila melanogaster, Drosophila simulans, Drosophila mauritiana y Drosophila sechellia. Estas cuatro especies utilizan feromonas muy parecidas entre sí, pero las mezclan de una forma propia que las hace (normalmente) distinguibles, por lo que las moscas de la fruta pueden deducir a partir de esas feromonas si se trata de un congénere o no. Muchas de estas feromonas contienen dobles enlaces entre átomos de carbono. Pero estos pueden romperse con el ozono, lo que confunde a algunas feromonas, según demuestran los investigadores en su experimento.
Para el experimento, especímenes de las cuatro especies diferentes fueron expuestos primero a aire con una elevada concentración de ozono durante dos horas. Esta concentración era la misma que puede medirse durante un caluroso día de verano. A continuación, los científicos formaron grupos de tres moscas de la fruta. En cada caso, una hembra y un macho de la misma especie se emparejaron con un macho de una especie diferente. Tras el paso de varias horas, se recogieron las hembras y se les permitió poner huevos. Tras la eclosión de estos huevos, se examinaron los genitales masculinos de las crías para determinar con qué especie se había apareado finalmente la hembra. Para el estudio, se repitió el mismo experimento, pero con moscas de la fruta que no habían sido expuestas previamente a una mayor concentración de ozono. Los resultados del estudio muestran claramente que la hibridación se produce con mayor frecuencia cuando las moscas de la fruta han estado expuestas a niveles de ozono más elevados.
Los investigadores lo consideran bastante sorprendente. Al hacerlo, señalan que, de hecho, muchas especies de moscas de la fruta no dependen solo de las feromonas para reproducirse, sino también de otras señales. Por ejemplo, muchas especies entonan su propia “canción” haciendo vibrar sus alas. Sin embargo, los científicos descubrieron que estas ayudas adicionales no servían de nada. Bill Hansson, científico y miembro del equipo, colaboró en el estudio. Hansson explica: “Para nuestra sorpresa, descubrimos que algunas hembras ya no eran capaces de reconocer al macho adecuado en absoluto, a pesar de que las señales acústicas y visuales (además de las feromonas) también estaban presentes”.
La hibridación afecta la fertilidad
Los resultados del estudio son significativos porque muchas especies híbridas de mosca de la fruta no son muy prolíficas. Es importante señalar aquí que existe una diferencia entre machos híbridos y hembras híbridas. Las hembras híbridas suelen ser fértiles, mientras que los machos híbridos suelen ser infértiles (o, en el mejor de los casos, significativamente menos fértiles) que las moscas de la fruta macho “normales”. Por tanto, los machos híbridos pueden no desempeñar ningún papel (o desempeñar un papel muy limitado) en la supervivencia de su especie y, si son muchos, incluso contribuir a su extinción, advierten los investigadores.
“La familia Drosophila está formada por más de 1500 especies diferentes”, explica el investigador Markus Knaden. “De ellas, sabemos que hay más de 100 especies tan parecidas que podrían hibridarse”. Así que hay muchas posibilidades de que las moscas de la fruta se apareen (sin querer) con la especie equivocada, produzcan descendencia estéril y perjudiquen así a su población. Y razón suficiente, por tanto, también para tomar medidas y combatir la contaminación atmosférica, subraya Knaden. “Sabemos que las poblaciones de insectos disminuirán mucho en el futuro. Por tanto, debemos hacer todo lo posible para frenar este declive en la medida de lo posible”.
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