Investigadores llegan a esa conclusión tras analizar 4000 tumores y comprobar qué bacterias pueden encontrarse en ellos y cómo interactúan con las células cancerosas y su entorno.
Las bacterias están en todas partes. Y también están bien representadas dentro y sobre nuestro cuerpo: se calcula que nuestro microbioma (el conjunto de microorganismos dentro y sobre nuestro cuerpo) está formado por unos 100 000 millones de células bacterianas. Muchas de estas bacterias desempeñan funciones importantes en nuestro cuerpo y nuestra salud. En los intestinos, por ejemplo, ayudan a digerir los alimentos y, en otros lugares, asisten a nuestro sistema inmunitario en la lucha contra los patógenos.
La precencia de bacterias en tumores
Pero las bacterias pueden encontrarse en muchos más lugares del cuerpo. En los pacientes con cáncer, por ejemplo, también se encuentran en los tumores. Esto se sabe desde hace tiempo y los científicos están utilizando nuevas técnicas para averiguar exactamente de qué tipo de bacterias se trata. Sin embargo, todavía no está claro cómo llegan estas bacterias a los tumores y qué hacen exactamente allí. Tampoco está claro hasta qué punto influyen en las células cancerosas y en los tratamientos contra el cáncer.
Para averiguar algo más al respecto, un equipo de investigación ha analizado ahora 4000 tumores e intentado identificar las bacterias que se alojaban en ellos. Sus conclusiones pueden consultarse en la revista Cell.
Dado que muchos pacientes de cáncer acaban muriendo por metástasis, los investigadores decidieron no centrarse en los tumores primarios, sino en las metástasis: tumores malignos que surgen de un tumor ya existente. Los científicos estudiaron 4000 de estos tumores, causados por 26 tipos distintos de cáncer. Analizaron el ADN presente en el tumor para aclarar qué bacterias albergaban los tumores.
Afectan la eficiencia de los tratamientos
Y esas bacterias pueden afectar a la eficacia del tratamiento contra el cáncer, según los investigadores. Por ejemplo, se observó que los pacientes con cáncer de pulmón que tenían la bacteria Fusobacterium en sus metástasis respondían peor a la inmunoterapia que los que no la tenían. Los investigadores también observaron que una mayor diversidad de células bacterianas solía ir asociada a una mayor actividad de las células cancerosas adyacentes.
En opinión de la investigadora Iris Mimpen, se trata de hallazgos importantes. “Nuestro trabajo abre puertas a la hora de explorar nuevos métodos de tratamiento, dirigidos, por ejemplo, a bacterias que podrían ayudar al tumor. Y nos ayuda a comprender cómo funciona el complejo entorno de un tumor, una zona en la que conviven todo tipo de células, incluidas las bacterias, y se influyen mutuamente”.
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