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El café que nos despierta por las mañanas tiene un origen natural insospechado
miércoles, abril 17, 2024

El café que nos despierta por las mañanas tiene un origen natural insospechado

La investigación sugiere que el café arábica no es producto de la intervención humana en su creación. Se cree que esta variedad de café se originó a partir de un cruce entre Coffea canephora y Coffea eugenioides hace entre 610 000 y 1 millón de años, mucho antes de que los humanos modernos comenzaran a cultivarlo.

Los científicos han vuelto a profundizar en el genoma de la variedad de café más popular del mundo. Y la investigación revela que la planta de café que ayuda a millones de personas en todo el mundo a empezar las mañanas es mucho más antigua de lo que se pensaba y no es posible que se originara con la intervención humana.

Así lo escriben los investigadores en la revista Nature Genetics. Su estudio se ocupa de Coffea arabica: la planta del café que produce alrededor del 60 por ciento de todos los productos de café producidos en el mundo. Esto lo convierte, con diferencia, en el tipo de café más popular de la humanidad que, curiosamente, se originó sin intervención humana. Los investigadores llegan a esta conclusión tras profundizar una vez más en el genoma de Coffea arabica para trazar su historia (y su futuro) un poco más de cerca.

Cruces antiguos del café, Yemen

Desde hace tiempo se sabe que el Coffea arabica es en realidad un cruce entre otras dos especies de café: Coffea canephora y Coffea eugenioides. Pero no estaba claro cuándo se cruzaron esas dos y vio la luz el Coffea arabica. La nueva investigación puede aportar algo de claridad al respecto, al revelar que el Coffea arabica debió originarse en algún momento entre hace 610 000 y 1 millón de años. “En otras palabras, el mestizaje que produjo el arábica no fue obra humana”, concluye el investigador Victor Albert. “Está bastante claro que este cruce tuvo lugar antes de que surgieran los humanos modernos y cultivaran café”.

De hecho, el cultivo del café no empezó a despegar realmente hasta alrededor del siglo XV. Y basándose en su estudio, los investigadores también creen saber dónde empezó principalmente todo eso, concretamente en la zona de Yemen. Esto concuerda con la tristemente célebre historia del monje indio Baba Buda, que supuestamente pasó de contrabando algunos granos de café de Yemen a la India en el siglo XVII, tras lo cual la gente empezó a cultivar café también en ese país. “Parece que la diversidad de cafés que la gente conocía en Yemen está en el origen de la diversidad actual del café”, afirma el investigador Patrick Descombes. “El café no es un cultivo que se polinizara mucho, como el maíz y el trigo, por ejemplo, para obtener nuevas variedades. La gente elegía una variedad que le gustaba y empezaba a cultivarla. Así que las variedades que conocemos hoy probablemente existen desde hace mucho tiempo”.

Un problema, el cambio climático

Aunque la investigación aporta más datos sobre la historia de C. arabica, ese no era el objetivo principal del estudio. De hecho, en última instancia, los investigadores (al comprender mejor la historia de la planta del café) quieren obtener más información sobre cómo podemos asegurar el futuro de C. arabica. Porque la planta que da a millones de personas el impulso que necesitan por las mañanas no lo tiene fácil. Por ejemplo, sufre las consecuencias del cambio climático. El calentamiento global amenaza con hacer que hasta el 50 % de las zonas donde se cultiva actualmente el café no sean aptas para ello en 2050. Y en las zonas en las que el cultivo del café todavía parece poder continuar, ya no es seguro obtener una buena cosecha debido a las impredecibles condiciones meteorológicas provocadas por el cambio climático, como las lluvias extremas y la sequía. “Para desarrollar nuevas variedades de Arábica mejor adaptadas al cambio climático es crucial conocer en detalle los orígenes y la historia de las variedades de café actuales”, explica Albert.

Poca diversidad genética del café

Y el cambio climático no es la única amenaza para C. arabica. Por ejemplo, la planta también padece una baja diversidad genética, lo que la hace muy susceptible a plagas y enfermedades (véase el recuadro).

La diversidad genética es importante para la supervivencia de una especie porque la hace resistente. Supongamos que una enfermedad ataca, los individuos de una población genéticamente diversa probablemente no serán todos igual de susceptibles. Algunos pueden sucumbir, pero otros, al ser genéticamente ligeramente diferentes, apenas sobrevivirán o incluso resultarán resistentes. Y así la especie puede sobrevivir. La situación es diferente cuando una población tiene poca diversidad genética. Como todos los individuos de una población de este tipo son genéticamente casi idénticos, existe la posibilidad de que todos sean igualmente susceptibles a una enfermedad o plaga y que toda la población (si surge una enfermedad o plaga de este tipo) desaparezca.

Así, C. arabica se enfrenta a una diversidad genética tan baja y, por tanto, es vulnerable. Por ejemplo, al hongo Hemileia vastatrix, causante de la roya del café y que ya ha afectado o destruido la producción cafetera de países enteros en el pasado. Es importante que de alguna manera hagamos que C. arabica sea más resistente a estos y otros patógenos. Y la nueva investigación puede ayudar a ello. Por ejemplo, además del genoma de C. arabica, los investigadores también analizaron el de C. canephora y C. eugenioides: las dos especies que se cruzaron hace cientos de miles de años, dando lugar a C. arabica. Y el estudio insinúa que debería ser posible introducir en C. arabica genes que hagan a los precursores de C. arabica más resistentes a las enfermedades. Los investigadores demuestran que esto ya ha ocurrido en la naturaleza. En Timor, por ejemplo, se puede encontrar una variante de C. arabica más resistente al hongo que causa la roya del café. La variante parece ser el resultado de un cruce entre C. arabica y C. canephora.

“La secuencia genómica de alta calidad de las tres especies que presentamos en este estudio (…) proporciona la piedra angular para el cultivo de una nueva variedad de Arábica más adaptable y resistente a los patógenos”, concluyen los investigadores. Y así, la historia de nuestra variedad de café favorita da esperanzas para su futuro.

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