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No estás solo: La música en vivo te afecta de manera especial, según la investigación
viernes, marzo 01, 2024

No estás solo: La música en vivo te afecta de manera especial, según la investigación

El estudio reveló que la música en vivo no solo estimula partes específicas del cerebro relacionadas con las emociones, sino que también genera interconexiones más fuertes entre varias regiones cerebrales. Esto sugiere que la música en vivo involucra un procesamiento más dinámico y complejo en todo el cerebro, en comparación con la música grabada, lo que podría contribuir a su mayor impacto emocional en los oyentes.

Los experimentos demuestran que la música en directo emociona mucho más que un CD o un servicio de streaming. Y los científicos creen que también pueden explicarlo.

Que la música puede tener un poderoso efecto emocional en quienes la escuchan no es ningún secreto. Los estudios ya han demostrado que escuchar grabaciones musicales estimula procesos emocionales en el cerebro y estimula nuestra imaginación. Pero, ¿qué ocurre cuando se escucha música en directo? ¿Ocurren entonces cosas distintas en el cerebro? Investigadores de la Universidad de Zúrich decidieron ponerlo a prueba y organizaron un experimento. Sus conclusiones se publican en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.

El estudio con música en directo

Los investigadores contaron con la ayuda de dos pianistas y primero les hicieron tocar una serie de piezas que evocaban emociones positivas o negativas. Se hicieron grabaciones de 30 segundos. A continuación, se pidió a los mismos pianistas que tocaran en directo fragmentos de las mismas piezas ante 27 sujetos que también estaban tumbados en un escáner de Imagen por resonancia magnética funcional (IRMf). 

A esos 27 sujetos se les mostró la música en directo, alternándola con las grabaciones realizadas previamente y, mientras tanto, se midió la actividad en su amígdala. Esta parte del cerebro establece conexiones entre la información sensorial (como la música) y las emociones. Se indicó a los sujetos que se limitaran a escuchar la música. Por cierto, no sabían si estaban escuchando música en directo o grabaciones de audio. Al pianista, por su parte, se le indicó que vigilara las mediciones de IRMf cuando tocara en directo y, en función de estas, ajustara su interpretación (por ejemplo, tocando más rápido o más alto) para que los sujetos experimentaran emociones aún más intensas.

“Dimos instrucciones a los músicos para que ajustaran su interpretación de forma que se intensificara la respuesta emocional de los oyentes y, por tanto, la respuesta de su cerebro”, explica el investigador Sascha Frühholz. “Al final eso funcionó. Pero al principio, los músicos no sabían qué cambios en su música desencadenarían una emoción más poderosa en sus oyentes. Así que para los músicos fue básicamente una cuestión de ensayo y error; una vez que supieron qué música funcionaba mejor, pudieron evocar emociones poderosas en sus oyentes y en los cerebros de los oyentes”.

Mayor actividad en la amígdala, sincronía

La investigación arroja conclusiones claras, explica Frühholz. “Nuestro estudio demuestra que las emociones agradables y desagradables evocadas por la música en directo evocan una actividad mucho mayor y más consistente en la amígdala que la música previamente grabada. La actuación en directo también da lugar a un intercambio de información mucho más activo en todo el cerebro, lo que indica un potente procesamiento de las emociones tanto en la parte emocional como en la cognitiva del cerebro”.

Es bastante sorprendente, opina Frühholz. “Sabemos que la música en directo puede evocar una emoción más poderosa que la música grabada, por lo que (no es muy sorprendente) esto se traduce en una respuesta más potente en el cerebro de los oyentes, especialmente en la amígdala: el centro del cerebro emocional. Lo sorprendente fue que la música en directo no solo estimulaba partes del cerebro afectivo o emocional, sino que también provocaba interconexiones más fuertes entre muchas regiones cerebrales de todo el cerebro. La música en directo es dinámica: sufre muchos cambios. Y esta información dinámica tiene que procesarse en todo el cerebro”.

Que la reacción a la música en directo sea diferente de la reacción a la música en streaming, los investigadores creen poder explicarlo. “Solo la música en directo permite la interacción entre los músicos y el público”, explica Frühholz. “Esa interacción no es posible cuando se escucha música grabada. Y esa interacción entre músico y público permite a los músicos observar la reacción emocional de los oyentes y ajustar su interpretación musical en consecuencia. Eso conduce a la sincronía”.

No hay sincronía cuando se escucha música grabada 

De hecho, los investigadores vieron esto último reflejado en el cerebro. “Analizamos, por un lado, las propiedades de las piezas musicales (como el tempo y el timbre, por ejemplo) y, por otro, también la respuesta emocional de los oyentes (por ejemplo, la intensidad de la emoción experimentada y la actividad cerebral en distintas regiones del cerebro). Y descubrimos que cuando la música en directo experimentaba cambios significativos, también se producían los correspondientes cambios en la respuesta emocional de los oyentes. No observamos esa sincronía cuando la gente escucha música grabada, así que esto parece ser exclusivo de la música en directo”.

Probablemente, se deba a nuestra historia evolutiva. Los humanos siempre hemos usado instrumentos y escuchado instrumentos. Pero básicamente siempre esa música era en directo. No fue hasta principios del siglo XX cuando surgieron tecnologías que hicieron que las grabaciones de música fueran accesibles a un público amplio. Y aunque la mayoría de nosotros escuchamos grabaciones de música a diario, la música en directo sigue atrayendo siempre. “Quizá esto se deba a los orígenes evolutivos de la música”, opina Frühholz. “La gente quiere la experiencia emocional de la música en directo (…) Incluso las mejores grabaciones sonoras y escucharlas con el mejor equipo no pueden darnos la alegría que da la música en vivo. La música en directo es más intensa. Podemos sumergirnos más en ella. A nuestro cerebro le gustan más esas emociones dinámicas que evoca la música en directo”.

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