Pensábamos que lo sabíamos muy bien: la razón subyacente por la que las especies de peces se hacen más pequeñas a medida que aumenta la temperatura del agua. Sin embargo, investigaciones recientes demuestran que la teoría dominante en este campo no es cierta, por lo que de repente nos enfrentamos a otro gran misterio.
A estas alturas, el fenómeno de la disminución del tamaño de las especies de peces se ha observado muchas veces. Los investigadores saben desde hace tiempo que esto ocurre e incluso han acuñado un nombre para ello: la Regla del Tamaño por Temperatura (TSR, por sus siglas en inglés). En pocas palabras, significa que los peces encogen a medida que el agua que los rodea se calienta. “Sabemos que se está produciendo un cambio climático y que nuestros océanos y ríos se están calentando”, afirma el investigador Joshua Lonthair. “Y sabemos que muchos animales (no solo los peces) tienen un cuerpo cada vez más pequeño en la edad adulta debido a esas temperaturas más cálidas. Incluso tenemos un nombre para eso: la regla del tamaño por temperatura”. “Pero a pesar de décadas de investigación al respecto, aún no entendemos por qué su tamaño disminuye a medida que aumentan las temperaturas”.
Pero los investigadores tienen teorías al respecto. Y la teoría principal se conoce como la Limitación de Oxígeno en las Agallas (GOL, por sus siglas en inglés). Esta teoría describe la idea de que el tamaño de los peces está limitado por la cantidad de oxígeno que las branquias pueden extraer del agua. En este caso, los científicos han observado que el agua más caliente puede acelerar los procesos bioquímicos del propio pez, que necesita más oxígeno para sobrevivir. Las branquias de un pez cubren una superficie limitada, lo que en última instancia significa que los peces solo pueden alcanzar un determinado tamaño debido a la aceleración de sus procesos bioquímicos.
La teoría se desmorona: trucha de arroyo
Pero nuevas investigaciones demuestran ahora que la teoría no se sostiene. De hecho, los investigadores han demostrado que las branquias de algunas especies de peces (incluso en aguas más cálidas) pueden absorber oxígeno más que suficiente. En consecuencia, la idea subyacente de la GOL se cae proverbialmente al agua. La investigación se publicó en la revista Journal of Experimental Biology.
No es fácil echar por tierra una teoría dominante, ni siquiera como científico. Por eso, el equipo de investigadores fue paso a paso. La científica Lisa Komoroske explica cómo empezó el proceso. “Nos dimos cuenta de que muchos estudios anteriores sobre la GOL utilizaban datos que no se habían producido específicamente para probar la teoría: antes, los científicos a menudo intentaban probar la GOL reutilizando datos procedentes de otros estudios. Por eso diseñamos un conjunto específico de experimentos a largo plazo para este estudio que nos permitió probar empíricamente la GOL por primera vez”.
La investigación y sus resultados
Para el estudio, el equipo utilizó truchas de arroyo, o Salvelinus fontinalis. Los científicos instalaron dos acuarios para el estudio. El primero tenía una temperatura de 15 grados centígrados y el segundo de 20 grados. Tras una sesión inicial de pesaje, el equipo de investigación liberó varias crías de trucha de arroyo en cada acuario. A continuación, los peces fueron sometidos a un estrecho seguimiento. Por ejemplo, se pesaron cada mes y se midió el consumo de oxígeno de los peces en momentos concretos: la primera medición fue a las dos semanas, la segunda a los tres meses y la tercera y última a los seis meses.
De este modo, los investigadores pudieron conocer mejor el metabolismo de los peces. Por último, los científicos también observaron de cerca las branquias, buscando activamente cambios en la superficie de las mismas. También recogieron muestras para analizarlas en el laboratorio.
Durante el análisis de los datos obtenidos, rápidamente quedaron claras varias cosas. En primer lugar, los peces del acuario más caliente eran efectivamente mucho más pequeños, exactamente como prescribe el TSR. Sin embargo, el análisis también mostró que las branquias de los peces de la trucha de arroyo eran capaces de absorber oxígeno más que suficiente. No solo eso; también parece que los procesos bioquímicos volvieron a su ritmo normal al cabo de seis meses, por lo que los peces no necesitaron oxígeno adicional. Juntos, estos dos descubrimientos significan que la GOL está equivocada: en primer lugar, las branquias pueden absorber oxígeno más que suficiente y, en segundo lugar, el consumo de oxígeno de los procesos bioquímicos disminuye después de seis meses, lo que significa que la absorción de oxígeno adicional no es (ya) necesaria.
Predicciones futuras, cambio climático
El estudio es interesante porque los resultados obtenidos vuelven a dejar perplejos a los científicos. Su colega Joshua Lonthair explica exactamente lo que significan los hallazgos: “Nuestra investigación demuestra que la teoría GOL no puede explicar por qué los peces se hacen más pequeños en aguas cálidas. Esto tiene importantes implicaciones para predecir el impacto del cambio climático. Pensemos, por ejemplo, en las capturas de las futuras pesquerías y en el ecosistema en general”. En la actualidad, muchas organizaciones y científicos han hecho predicciones sobre las repercusiones del cambio climático. Sin embargo, estos asumieron que la teoría GOL es correcta, lo que ahora resulta no ser el caso.
Lamentablemente, el equipo de Lonthair aún no ha podido encontrar un sustituto para la teoría GOL durante su investigación. “Hasta ahora, no tenemos ni idea de por qué los peces de aguas más cálidas no crecen tanto”, revela Lonthair. “Podría resultar que, en última instancia, se trate de una combinación de varios factores, de los cuales el oxígeno es uno. Por ahora, necesitamos más estudios en los que científicos de distintas disciplinas trabajen más juntos. Esa es realmente la forma más acertada de descubrir la mejor manera de adaptarse a un mundo que se calienta lentamente”.
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