Los científicos han descubierto que las personas religiosas superaron mejor mentalmente la pandemia. Por ejemplo, una investigación reciente muestra que los creyentes eran menos propensos a la depresión durante la pandemia y, en general, se sentían menos desgraciados.
“Hay numerosas razones diferentes por las que la gente es religiosa”, revela el investigador Shaun Larcom. “Esto dificulta, por tanto, una investigación realmente buena sobre los efectos de la religión. Dado que todo el mundo se enfrentaba a las mismas circunstancias en la misma época durante la pandemia de Covid-19, se trataba de una oportunidad única para investigar cómo afronta la gente las crisis”. La investigación se ha publicado en el sitio web de la Universidad de Cambridge.
Religiosidad frente a la pandemia
Para el estudio, los científicos recopilaron datos haciendo que 3884 residentes en el Reino Unido rellenaran un cuestionario en distintos momentos. A continuación, el equipo de Larcom analizó los datos obtenidos, utilizando los resultados de tres cuestionarios anteriores a la pandemia y los resultados de dos cuestionarios durante el comienzo de la pandemia. Este análisis muestra que había una gran diferencia entre creyentes y laicos; aunque todos se sintieron más desgraciados por los cierres, el estudio también muestra que los creyentes se sintieron de media un 29 % menos desgraciados que los participantes sin religión.
Además, puede establecerse otra distinción entre las personas poco o muy creyentes: los participantes que indicaron que su fe desempeñaba un papel importante en sus vidas experimentaron en general un 50 % menos de depresión y ansiedad durante la pandemia que los participantes menos religiosos. “El estudio demuestra que no se trata solo de ser religioso”, explica Larcom. “Se trata sobre todo del grado y la intensidad con que una persona cree”.
Por cierto, esta investigación también muestra que no había grandes diferencias entre los tres mayores grupos religiosos del Reino Unido: cristianos, musulmanes e hindúes. Sin embargo, el estudio sí mostró que algunos grupos religiosos sufrían más en los momentos en que se prohibían las reuniones. “Prohibir las reuniones semanales fue especialmente duro para católicos y musulmanes”, informa Larcom.
Circunstancias únicas para investigar
Los resultados del estudio son especialmente interesantes por dos razones. En primer lugar, porque refrendan los resultados de un estudio anterior. Por ejemplo, en noviembre de 2023 se había publicado un estudio similar en la revista European Economic Review, en el que los científicos de entonces se fijaban específicamente en Estados Unidos. Sin embargo, este estudio se centraba específicamente en el bienestar de las personas que estaban infectadas o que tenían a alguien cercano con la enfermedad. Demostró que aproximadamente la mitad de ese grupo de personas vio deteriorada su salud mental. Sin embargo, este deterioro era aproximadamente un 60 % mayor en las personas laicas que en las creyentes. El mismo estudio también demostró en su momento que el cierre obligatorio de los lugares de culto puede ser duro para los creyentes. Por ejemplo, los beneficios (estadísticos) de la fe desaparecieron por completo para los creyentes estadounidenses cuando ya no se les permitió reunirse.
Por último, los resultados también son importantes porque son únicos en su género. Investigar los efectos de la religión, como explicaba Larcom al principio de este artículo, no es fácil. Pero la pandemia mundial brindó a los científicos una oportunidad única para investigar los efectos de la religión, porque estaban seguros de que todo el mundo sufría la misma pandemia al mismo tiempo.
Larcom concluye entonces: “estos estudios muestran un vínculo entre la religión y experimentar menos miedo durante una crisis mundial. Así que bien podría ser que la religión puede dar más fuerza a las personas al darles esperanza, consuelo y sentido en momentos de angustia”.
La religión durante la pandemia de la COVID-19
La pandemia del COVID-19 ha tenido un impacto significativo en la esfera religiosa, dando lugar a diversas respuestas y adaptaciones por parte de las comunidades de fe en todo el mundo. En medio de la incertidumbre y la ansiedad, algunas personas recurrieron a su religión en busca de consuelo y apoyo emocional. La búsqueda de significado y esperanza llevó a un aumento en la participación en prácticas religiosas, así como en la búsqueda de respuestas espirituales frente a la crisis sanitaria global.
Sin embargo, las restricciones impuestas para contener la propagación del virus han tenido un impacto notable en las prácticas religiosas tradicionales. Los lugares de culto enfrentaron limitaciones en cuanto a la capacidad y, en muchos casos, vieron obligados a cerrar temporalmente. Esto llevó a un cambio hacia servicios religiosos en línea, transmisiones en vivo y otras formas virtuales de conexión espiritual. La tecnología se convirtió en un puente crucial para mantener la cohesión comunitaria y permitir la participación en rituales religiosos desde la seguridad del hogar.Las comunidades religiosas también respondieron activamente a las necesidades prácticas de la pandemia, participando en esfuerzos benéficos, proporcionando apoyo emocional y promoviendo la solidaridad. Al mismo tiempo, la crisis planteó desafíos éticos y teológicos, como reflexionar sobre la naturaleza del sufrimiento humano y la responsabilidad social en tiempos de emergencia.
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