Las personas con TDAH suelen ser vistos como personas ocupadas e impulsivas, pero bien podría ser que su naturaleza aventurera fuera superútil en la antigüedad. Su disposición a correr riesgos y explorar nuevas posibilidades probablemente les hizo mejores recolectores de alimentos y exploradores.
Esto podría explicar por qué surgió la enfermedad y nunca desapareció. La gente solía ser cazadora-recolectora itinerante, en constante búsqueda de alimentos y mejores lugares donde alojarse. Los genes asociados al TDAH podrían ser útiles en este estilo de vida nómada que requiere un poco de disposición aventurera.
En busca de bayas, explorando
Para comprobarlo, investigadores de la Universidad de Pensilvania idearon un juego en línea en el que unos 500 participantes tenían que buscar comida. Podían elegir entre recolectar bayas en el campo en el que se encontraban o explorar nuevos territorios con la esperanza de encontrar más comida. “En el juego virtual de búsqueda de comida, los participantes siempre podían elegir entre quedarse en el campo actual para recolectar bayas o pasar al siguiente. Si el participante elegía quedarse y volver a recolectar, la recompensa aparecía en el momento en que el cursor alcanzaba el campo”, explica el investigador Arjun Ramakrishnan.
“Si el participante decidía pasar al siguiente campo marcando una casilla, los campos se movían hacia abajo para imitar el movimiento de avance del participante. El “tiempo de desplazamiento” duraba tres o diez segundos, según la ronda. Todos jugaron dos rondas, cada una de cuatro minutos. Durante el proceso, se dijo explícitamente a los participantes que la cantidad de bayas recogidas estaba directamente relacionada con la bonificación en metálico que recibirían al final del estudio, por lo que se les indicó que recogieran el mayor número posible de bayas durante el juego”.
A continuación, los participantes tuvieron que completar una prueba de TDAH, y lo que se puso de manifiesto fue que los que padecían esta afección estaban más dispuestos que los demás y también eran más propensos a abandonar el campo inicial en busca de nuevas oportunidades. Como resultado, al final tenían más comida que los que no padecían TDAH. “Los que tenían puntuaciones altas de TDAH abandonaron los campos antes que los que tenían puntuaciones más bajas, de media a los 23 segundos frente a los 19 segundos”, explica Ramakrishnan. “Pero los que tenían TDAH también consiguieron recompensas más altas, con una media de 1,59 frente a 1,36 puntos por segundo. Esto indica que los sujetos con TDAH buscaban mejor en ese campo. Y jugaban de forma más óptima, lo que se traducía en mayores recompensas en general”.
Así que parece que el TDAH es una conveniente adaptación evolutiva, en la que las personas prefieren la exploración a la explotación. En otras palabras, prefieren explorar en busca de nuevas oportunidades en lugar de quedarse con todo un campo pelado. Es bueno tener este tipo de personas cerca, para no acabar con un campo vacío y luego sin nuevo destino.
Mejor tratamiento para el TDAH
El investigador quedó bastante sorprendido por los resultados. “Conseguir mayores recompensas abandonando antes el campo de bayas sugiere que los síntomas del TDAH suponen una ventaja en esos lugares. Posiblemente, demuestra que las personas con TDAH tienen una forma específica de concentración para determinadas tareas. Si estas ventajas persisten más allá de esta tarea o siguen siendo un legado del pasado, es todavía una cuestión abierta”.
Por eso, al investigador le gustaría avanzar con un juego más sofisticado que refleje mejor nuestro estilo de vida. “También tenemos curiosidad por conocer las bases neuronales o los mecanismos subyacentes del comportamiento observado. Esto podría conducir al desarrollo de un tratamiento más específico para el TDAH”, concluye el investigador.
Más sobre TDAH
El TDAH, abreviatura de Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad, se da entre el 3 y el 5 por ciento de niños y adultos. El TDAH se caracteriza por tres rasgos: comportamiento hiperactivo, impulsividad y dificultad para concentrarse. Así, las personas tienen dificultades para permanecer sentadas, se mueven mucho y les cuesta relajarse. También tienden a hablar mucho, reaccionar sin pensar y tomar decisiones impulsivas. Por último, también son soñadores despiertos, les cuesta terminar las tareas, se distraen con facilidad y suelen perder cosas.
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