Llevamos tiempo operando de cataratas a peces en cautividad. Sin embargo, nunca se había estudiado con exactitud la eficacia de una operación de este tipo… hasta ahora. Por primera vez, los científicos han analizado los efectos a largo plazo de una operación de este tipo, y por ahora los resultados son positivos.
Los seres humanos no son los únicos que pueden desarrollar cataratas en la vejez; por ejemplo, los perros, los gatos, los caballos y también los peces pueden tener cataratas. En los últimos 20 años se han realizado operaciones ocasionales para ayudar a especies de peces en peligro de extinción en cautividad. Sin embargo, durante mucho tiempo no se supo exactamente hasta qué punto era eficaz una operación de este tipo. Ahora los científicos tienen la respuesta: una operación de este tipo puede añadir un año más de vida, por término medio, a la vida húmeda de un pez. La investigación se ha publicado en la revista Veterinary Sciences.
Solo en especies en peligro
Para el estudio, el equipo de la científica Claire Vergneau-Grosset realizó un total de 11 operaciones. Para las operaciones, los investigadores utilizaron especies en peligro de extinción: lobos de mar moteados (Anarhichas minor) y lobos de mar (Anarhichas lupus), procedentes del Aquarium du Québec. Los investigadores también realizaron operaciones con lubina rayada (Morone saxatilis) (también en peligro de extinción), procedente del río San Lorenzo.
“Todos los peces tenían más de 10 años, lo que supera la esperanza de vida normal de estas especies”, añade Vergneau-Grosset. “Por lo tanto, es probable que su larga vida, combinada con sus hábitos alimentarios, sea la causa de que acabaran desarrollando cataratas”. “En la naturaleza, los individuos con cataratas no viven tanto, sobre todo porque tienen mala visión. Esto hace que no puedan ver su comida, o que vean a los animales de caza y se conviertan ellos mismos en comida”.
Un pez con cataratas acaba por carecer de apetito, tener la piel oscura y dificultades para desplazarse correctamente (ver recuadro). Por ello, los investigadores pretendían echar una mano a los 11 peces con cataratas protagonistas de este nuevo estudio, operándolos con éxito. Para ello, primero hicieron que los peces nadaran en un tanque de agua en el que se había disuelto un polvo somnífero. A continuación se colocaron los peces dormidos sobre una mesa con un paño húmedo encima y se introdujo un tubo en cada branquia a través del cual se bombeó agua. A continuación, se extraía el cristalino del ojo del pez que contenía cataratas, cortando con mucho cuidado dentro y alrededor del ojo en puntos específicos. Después, todos los peces fueron devueltos al acuario canadiense.
Un pez con cataratas
¿Cómo saber si un pez tiene cataratas? No es tan difícil de determinar. A los peces con cataratas se les nubla el cristalino de color blanco. También les disminuye el apetito y les cuesta orientarse. Otra consecuencia es que su piel se oscurece. “Al igual que los camaleones, los peces tienen unas células pigmentarias llamadas melanóforos que les permiten cambiar de color para adaptarse a su entorno”, explica Vergneu-Grosset. “Cuando tienen cataratas y les cuesta distinguir los colores, su piel se vuelve más oscura o incluso negra”.
Eficacia a largo plazo
Los resultados del estudio son interesantes porque demuestran por primera vez que la cirugía de cataratas en peces es eficaz a largo plazo. Así, estas operaciones pueden aumentar el bienestar y, además, los peces viven más tiempo. Vergneau-Grosset explica que “nuestros resultados muestran que el 73 % de los peces operados volvieron a comer después. De media, los peces vivieron un año más, lo cual es muy positivo para peces de esa edad”. Al mejorar la visión, también mejoró la orientación de los peces y su piel volvió a tener un color más claro. Vergneau-Grosset concluye: “el objetivo no es que estos peces vuelvan a tener una visión perfecta, sino sobre todo que puedan volver a vigilar su entorno”.
Y así, gracias a las operaciones de cataratas, se ha conseguido con creces. Es una buena noticia, sobre todo para las especies de peces en peligro de extinción. Porque los científicos ven poco sentido en dar a los peces de colores, por ejemplo (por muy valiosos que sean a los ojos de sus dueños) una vida mejor y más larga.
“Una cirugía de cataratas de este tipo solo es adecuada para especies de peces en peligro de extinción, donde puede ser muy valiosa en el momento en que estos peces vivan un poco más”, afirma Vergneau-Grosset. “Por lo tanto, no se recomienda realizar una operación de este tipo en un pez dorado”.
Más información sobre la catarata en los animales
Las cataratas en los animales, abarcando desde perros y gatos hasta incluso peces, son anomalías oculares que impactan el cristalino, provocando opacidades y disminución de la visión. Estas afecciones pueden ser congénitas, vinculadas al envejecimiento o surgir como consecuencia de condiciones médicas subyacentes.
En mascotas como perros y gatos, los síntomas pueden manifestarse a través de cambios en el comportamiento visual, como dificultad para ver en la oscuridad o una apariencia lechosa en el ojo afectado. En peces, las cataratas pueden afectar la salud ocular, alterando su capacidad para desenvolverse en su entorno acuático.
La cirugía de cataratas, similar a la practicada en humanos, se considera a menudo como un enfoque para restaurar la visión en casos avanzados. El diagnóstico precoz y el tratamiento son cruciales para mejorar la calidad de vida de los animales y prevenir posibles complicaciones asociadas con esta condición ocular.
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