La mayoría de la gente puede saber cómo se siente un pollo por su cacareo. Los científicos lo descubrieron haciendo que los participantes escucharan una serie de clips de sonido en los que el pollo expresaba distintas emociones. La investigación inclina la balanza: quizá sea posible que otras especies interpreten correctamente las señales (emocionales) de las demás.
Los científicos están entusiasmados con la investigación, ya que significa sobre todo que los cuidadores de pollos podrán trabajar en el futuro de forma más respetuosa con los animales. Además, la investigación sugiere que podría ser posible que los vertebrados comprendieran, al menos parcialmente, las señales emocionales de otras especies vertebradas. Por ejemplo, los investigadores escriben en su informe que investigaciones anteriores ya habían demostrado que los humanos pueden evaluar con precisión las emociones de otras especies animales, como perros, cerdos, zorros plateados y ahora pollos. La investigación se ha publicado en la revista Royal Society Open Science.
Experimento, clips de sonido
Los científicos hicieron el descubrimiento grabando un total de 16 clips de sonido y presentándolos a un grupo de 197 participantes. Ocho de estos clips de sonido eran de pollos que tenían una recompensa reservada. Los ocho restantes eran de pollos que experimentaban distintas emociones. Esto demostró que el 69 % de los participantes podían indicar con exactitud qué pollos recibían una recompensa y qué pollos estaban emocionados. Para el estudio, los científicos distinguieron entre cuatro tipos diferentes de sonidos: cacareos rápidos, aullidos (un sonido típico de los pollos que no están contentos), lamentos y gritos de comida.
Según el estudio, a los participantes les resultaba especialmente difícil distinguir correctamente los aullidos más largos, pero los sonidos más cortos eran, en general, bastante claros para la mayoría de los participantes. Solo las personas mayores parecían tener más dificultades para identificar correctamente los sonidos. Los científicos aún no saben exactamente a qué se debe esto, pero especulan con que podría estar relacionado con una discapacidad auditiva.
Las conclusiones del estudio son de todo menos aburridas. Por ejemplo, los científicos sugieren que podría ser que varias especies de vertebrados hayan desarrollado el mismo tipo de sistema de señalización, transmitiendo emociones a través del sonido. Y no solo eso, también podría ser posible que algunos vertebrados interpretaran correctamente las emociones de otras especies. Esto permitiría a los criadores de pollos saber cuál es el estado emocional de sus aves. Sin embargo, los investigadores no se limitan a los beneficios contemporáneos que podría reportar la investigación. Por ejemplo, sugieren que, en el futuro, podría ser posible enseñar a un sistema de IA a identificar pollos felices para que pueda determinar lo feliz que es el establo en general. De este modo, todos los futuros criadores de pollos podrán estar seguros de que sus gallinas son felices, aunque tengan poca experiencia. Según los científicos, se trata de un paso importante hacia un mundo más amable para las aves de corral. Así, podrá estar realmente seguro de que sus huevos proceden de una gallina feliz.
Nuevos horizontes tecnológicos
La comprensión de las emociones de los pollos no solo tiene implicaciones prácticas, sino también éticas en el ámbito de la cría de aves. Con la posibilidad de interpretar sus señales emocionales, se plantea la cuestión de cómo esta conciencia afectará las prácticas actuales de la industria avícola. ¿Estamos ante un cambio en la forma en que tratamos a las aves de corral?
Desde el punto de vista ético, surge la oportunidad de diseñar hábitats más enriquecedores para los pollos, teniendo en cuenta sus necesidades emocionales. Los cuidadores podrían explorar formas de mejorar la calidad de vida de las aves, promoviendo entornos más naturales y proporcionando estímulos que fomenten comportamientos positivos.
La investigación también abre la puerta a futuras aplicaciones tecnológicas. Imagina un sistema de monitoreo continuo del bienestar emocional de los pollos, utilizando dispositivos inteligentes que alerten a los cuidadores sobre cualquier indicio de malestar. Esto no solo podría mejorar el tratamiento de las aves, sino también optimizar la eficiencia de las operaciones avícolas.
En el ámbito más amplio, la comprensión de las señales emocionales de los pollos podría influir en la adopción de prácticas más humanas y respetuosas en la industria avícola. Testimonios de expertos en bienestar animal respaldarían la importancia de considerar las necesidades emocionales de los pollos en la toma de decisiones relacionadas con su cuidado.
Además, la investigación podría inspirar investigaciones adicionales sobre la comunicación entre especies animales, ampliando nuestro entendimiento de las complejas interacciones emocionales en el reino animal. Esto podría tener implicaciones más amplias para la forma en que nos relacionamos con otros seres vivos y cómo consideramos sus experiencias emocionales.
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