Un zumbido continuo y casi enloquecedor en los oídos, quienes sufren tinnitus lo experimentan a diario y no hay solución. Los científicos han descubierto ahora de dónde procede este sonido atormentador: se trata de nervios hiperactivos que el sistema nervioso ya no puede apagar.
Una de cada 10 personas padece tinnitus, conocido popularmente como acúfenos. Suele aparecer por una exposición prolongada a ruidos excesivamente altos, por ejemplo durante conciertos o en discotecas. Se manifiesta como un zumbido prolongado, un murmullo o, por ejemplo, un pitido en los oídos. Algunos la padecen ocasionalmente, pero en otros es crónica. No es infrecuente que sea tan grave que provoque problemas de salud mental, como depresión.
“Además de ser molesto tener un zumbido continuo en los oídos, el tinnitus es muy limitante para muchos pacientes. Provoca problemas de sueño, aislamiento social, trastornos de ansiedad y depresión. También afecta negativamente al rendimiento laboral y reduce la calidad de vida”, explica el científico Stéphane Maison, del Massachusetts Eye and Ear.
Misterio médico
Durante mucho tiempo fue un misterio médico cómo podía surgir, pero investigadores estadounidenses han encontrado ahora pruebas que apoyan la principal teoría sobre el origen del desagradable zumbido.
Dado que no hay ninguna vibración física que cause el sonido, la principal hipótesis es que el tinnitus se origina en los nervios que normalmente transmiten la información sonora al cerebro. Sería la forma que tiene el cerebro de compensar la pérdida de audición. Subir el volumen cuando apenas entra sonido también hace que aumente el ruido de fondo de nuestro altavoz interno, lo que provoca ese molesto zumbido.
Nervios dañados, reflejo muscular más débil
Para demostrarlo, se estudió a casi trescientas personas de entre 18 y 72 años. Tenían una audición normal según las pruebas habituales. 29 de ellas habían tenido tinnitus continuo durante más de seis meses y otras 64 lo habían tenido durante menos de seis meses o a veces sí, a veces no. Aproximadamente un tercio no había padecido nunca esta afección.
Se descubrió una relación entre el tinnitus crónico autodeclarado y los daños en el nervio auditivo. Este nervio puede dañarse por una exposición excesiva al sonido, pero también como resultado del envejecimiento normal, aunque las células auditivas permanezcan intactas.
Se descubrió que el grado en que una persona sufría tinnitus era un indicador importante de daños en el nervio auditivo. Las personas que padecían tinnitus tenían un reflejo muscular más débil en el oído medio, que se supone que protege nuestros oídos de ruidos fuertes de baja frecuencia, como los graves de una discoteca. También tenían un reflejo olivococlear más fuerte, que normalmente nos ayuda a procesar sonidos repartidos por una gran parte de la gama audible.
Cuanto peor era el tinnitus, más fuertes eran estas respuestas. Según los investigadores, esto significa que el grado de permanencia del tinnitus puede depender del grado de daño del nervio periférico. “Nuestro trabajo confirma la idea de que el tinnitus se desencadena por la pérdida de nervios auditivos, incluso en personas con audición normal”, explica Maison.
Tratamiento más cercano
En estudios anteriores con roedores se descubrió que un grupo de proteínas denominadas neutrofinas puede utilizarse para estimular el nervio auditivo para que se repare a sí mismo. Los investigadores esperan que sus nuevos hallazgos aceleren la investigación sobre el uso de este tratamiento en humanos.
“No podremos curar el tinnitus hasta que comprendamos plenamente los mecanismos que subyacen a su aparición. Este estudio es un primer paso hacia nuestro objetivo final de silenciar el tinnitus”, afirma Maison. “La idea de que los investigadores puedan algún día devolver al cerebro el sonido que falta y quizá reducir esa hiperactividad de los nervios auditivos acerca mucho más a la realidad la esperanza de una cura”.
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