Es un viejo debate entre los dueños de mascotas: ¿cuál de las dos especies es más inteligente? ¿Y tiene que ver con la inteligencia o más bien con la motivación después de todo? Investigadores de la Universidad Eötvös Loránd de Hungría se han puesto manos a la obra.
Las diferencias y similitudes entre nuestras dos mascotas más populares han sido objeto de debate desde tiempos inmemoriales. Por eso se han hecho muchos estudios comparativos sobre nuestros fieles amigos de cuatro patas. Por ejemplo, se ha descubierto que los perros tienen el doble de neuronas en la corteza cerebral que los gatos y que, de hecho, los perros son más inteligentes, pero los gatos, una vez más, saben cuidar mucho mejor de sí mismos.
Pero aún se desconocía cuál de los dos entiende mejor las señales de comunicación humanas, como señalar. Por eso, un nuevo estudio ha comparado la capacidad de elección de perros y gatos de compañía a partir de gestos humanos.
Pruebas de señalamientos
“Primero hicimos pruebas con perros y gatos en el laboratorio, lo que supuso todo un reto, sobre todo para los gatos”, explica el autor principal, Attila Salamon. En total, los propietarios de gatos trajeron al departamento de investigación más de 60 gatos de interior. Los investigadores solo pudieron realizar la prueba de señalamiento con algo más de la mitad de ellos. “El resto se mostraron demasiado tímidos o desmotivados para participar, incluso cuando les ofrecimos sus golosinas favoritas”, explica Salamon. Con los perros fue mucho menos difícil. Todos participaron obedientemente.
El diseño de la tarea era muy sencillo: los investigadores colocaron dos bandejas en el suelo, una de las cuales contenía una golosina como recompensa. A continuación, el experimentador señalaba el cuenco que contenía la comida. Seguidamente, los animales podían elegir cuál de los dos recipientes querían mirar. Los perros resultaron ser mucho más hábiles. Encontraron la recompensa con mucha más frecuencia que los gatos. Según Melitta Csepregi, investigadora asociada. “Además, los gatos se mostraron cada vez más reacios a elegir a lo largo del experimento. Mientras que los perros permanecieron entusiastas durante toda la prueba”.
“Podría haber varias razones para estas diferencias”, explica la investigadora principal Márta Gácsi. “Podría ser que los gatos estuvieran menos atentos, menos motivados para hacer algo a cambio de recompensas de comida o que se sintieran frustrados por el entorno desconocido o la manipulación inusual durante la prueba”. Así que para acomodar un poco a los gatos, los investigadores decidieron hacer las pruebas en casa con algunos de ellos. Pero a pesar de ello, su éxito siguió siendo menor en comparación con los perros.
Naturaleza y evolución
De alguna manera, esto tampoco es sorprendente, argumentan los investigadores. Sospechan que las diferencias entre perros y gatos tienen que ver con su naturaleza y evolución. En su origen, los perros son animales que viven en grupo y cooperan con sus congéneres y con los humanos. Los gatos, en cambio, son por naturaleza animales solitarios e independientes, que, por tanto, tampoco dependen de otros para sobrevivir. “Además, durante la domesticación, los perros fueron seleccionados específicamente para interactuar y cooperar con los humanos, a diferencia de los gatos”.
Estilos de comunicación
Pero también podría deberse a su forma de comunicarse. Los gatos se comunican principalmente mediante el olor y señales corporales, menos fáciles de interpretar para los humanos. Pueden aprender a responder a los gestos humanos (sobre todo si se les recompensa por ello), pero es menos probable que lo hagan tan bien como los perros.
“En definitiva, pues, no es de extrañar que para los gatos sea menos relevante depender de las señales de comunicación humanas”, afirma Gácsi. Aunque, por supuesto, estamos hablando de la especie en su conjunto, subrayan los investigadores. “Esto no excluye que haya gatos individuales que muestren un rendimiento similar al de los perros en determinadas pruebas, o perros que tengan un rendimiento significativamente peor”. Así que, sin duda, puedes entrenar a tu gato para que entienda tus gestos. Que a su gato le apetezca hacerlo es otra cosa.
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