En la actualidad, un considerable número de personas desempeña sus labores de manera remota, una tendencia que, según sugiere, podría desencadenar una disminución en la aparición de descubrimientos científicos verdaderamente revolucionarios.
Un aspecto destacable de la era moderna es la capacidad de colaborar, sin importar dónde se esté. Ahora los científicos pueden colaborar con sus colegas aunque vivan en la otra punta del mundo. Esto permite formar equipos compuestos por las mentes con más talento del campo. Sin embargo, esto también parece tener un notable inconveniente. Una nueva investigación publicada en NATURE demuestra que los equipos que colaboran de este modo producen menos ideas rompedoras o innovaciones radicales que los equipos que se reúnen físicamente.
Para determinar si efectivamente hoy en día surgen menos ideas revolucionarias de la ciencia que antes, los investigadores analizaron los datos de 20 millones de artículos de investigación publicados en revistas revisadas por pares entre 1960 y 2020. Cuando un artículo se citaba con frecuencia, pero no se citaba la investigación previa sobre el mismo tema a la que hacía referencia, los investigadores sacaron la conclusión de que representaba una nueva perspectiva sobre el tema. Un auténtico momento eureka. Para averiguar qué equipos trabajaban juntos en persona y cuáles a distancia, los investigadores utilizaron las afiliaciones institucionales de los autores. Si todos los miembros del equipo estaban en la misma ciudad, asumieron que se trataba de un equipo presencial y que probablemente se reunían regularmente en persona. Si al menos un miembro del equipo vivía en otra ciudad, lo clasificaron como equipo de trabajo a distancia.
Descubrimientos menos innovadores
Los resultados son claros. “Descubrimos que cuando las personas estaban más separadas, hacían menos descubrimientos innovadores”, afirma la investigadora Yiling Lin. “Los equipos que trabajan físicamente en el mismo lugar obtienen mejores resultados”.
Por eso, aunque los ordenadores e Internet permiten a los más inteligentes trabajar juntos, esto no significa automáticamente que vaya a haber más inspiraciones brillantes. “Se podría pensar que si estamos más conectados, solo mejoraremos”, afirma el investigador Lingfei Wu. “Pero quizá siga haciendo falta gente real en salas reales para hacer ciencia y generar ideas nuevas y disruptivas”.
Pero esto también plantea preguntas acuciantes. “¿Cuál es la diferencia fundamental entre la colaboración a distancia y la colaboración en persona?”. Se pregunta Lin en voz alta. En un estudio de seguimiento, quiso entender mejor por qué los equipos que están juntos en el mismo lugar obtienen mejores resultados que los equipos que trabajan a distancia. Para averiguarlo, empezó analizando las tareas que cada investigador había tenido en los estudios estudiados. Y pronto llegó a un descubrimiento interesante. “Los equipos que trabajaban juntos a distancia se centraban más en el trabajo técnico, como realizar experimentos y analizar datos”, explica. Esto podría deberse a que las herramientas que utilizan, como ordenadores para programar o algoritmos para analizar datos, son fácilmente accesibles desde cualquier lugar. Por otro lado, los equipos que trabajan juntos en persona se dedican más al trabajo conceptual, como la formulación de hipótesis y la redacción, lo que podría dar lugar a ideas nuevas y, en ocasiones, revolucionarias.
Tipo de trabajo que los investigadores eligen
El equipo había encontrado su respuesta. Así que evidentemente estaba en el tipo de trabajo que hacían los científicos. Los equipos que trabajaban juntos en persona tendían a hacer el tipo de trabajo que tenía más probabilidades de conducir a momentos eureka. Aun así, según los investigadores, esta no es una respuesta del todo satisfactoria. “Hasta ahora, hemos establecido científicamente que la comunicación personal es esencial para estas ideas rompedoras”, dice Wu. “Pero nos queda la curiosidad. ¿Por qué es así?”.
Es una pregunta para la que los investigadores aún no han podido encontrar una explicación. Aunque tienen sospechas provisionales. “Cuando estamos todos juntos, la cooperación se hace más intensa”, opina Wu. “Las conversaciones en Zoom suelen parecer muy distantes. No fomenta las interacciones espontáneas que pueden dar lugar a ideas nuevas y audaces”.
Sin embargo, esto no significa que los equipos remotos carezcan de valor. También tienen un papel importante que desempeñar, sobre todo, en tareas en una fase avanzada de una investigación. Sin embargo, los equipos que trabajan juntos en persona tienen más probabilidades de contribuir a ideas nuevas, innovadoras y rompedoras. “La colaboración es esencial, pero parece que el sistema actual ya no nos apoya de forma óptima en esto”, argumenta Wu. “Los descubrimientos rompedores requieren colaboración, pero nuestro actual sistema de investigación parece dividirnos en lugar de unirnos”.
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