Los fines de semana disminuye la actividad industrial y hay menos desplazamientos, lo que mejora temporalmente la calidad del aire. Y así, las plantas se vuelven más activas.
Las plantas poseen una propiedad especial llamada fotosíntesis. En este proceso, convierten la energía del sol en energía química, absorbiendo dióxido de carbono del aire y convirtiéndolo en carbohidratos y grasas. Sin embargo, la mala calidad del aire puede reducir este proceso cotidiano. Y eso es exactamente lo que ocurre durante la semana, según muestra un nuevo estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences.
Como todos sabemos, las plantas son un poderoso aliado en nuestra lucha contra el cambio climático. Gracias a la fotosíntesis, las plantas absorben parte de la contaminación de CO₂ provocada por el hombre en la atmósfera y la almacenan como material biológico, con lo que no contribuyen al calentamiento global. “Sin embargo, esta capacidad puede verse mermada por la mala calidad del aire causada por los aerosoles”, explica la investigadora Liyin He. “Se trata de pequeñas partículas emitidas a la atmósfera cuando vamos y volvemos del trabajo en coche y liberadas durante la quema de combustibles fósiles o madera. Tienen efectos adversos en la calidad del aire, afectando a la salud de las personas. Además, también pueden dispersar o absorber la luz solar, lo que tiene un efecto similar en las plantas que cuando están a la sombra”.
Contaminación por aerosoles
Esta “contaminación por aerosoles” tiene consecuencias de gran alcance. Por ejemplo, estudios anteriores han demostrado que la contaminación por partículas de aerosol puede reducir el rendimiento de los cultivos agrícolas hasta en un 20 %.
Para saber más sobre la actividad fotosintética y la contaminación por aerosoles en Europa, los investigadores utilizaron el Instrumento de Vigilancia TROPOsférica (TROPOMI) a bordo del satélite Sentinel-5 Precursor de Copernicus para realizar mediciones. En efecto, dado que una fase del proceso fotosintético produce material fluorescente, este puede ser observado y medido desde el espacio por los satélites. “Elegimos Europa porque muestra un patrón claro de actividad humana durante la semana, diferente del de otras zonas”, explica el investigador Lorenzo Rosa. “Además, muchos ecosistemas de Europa ya están experimentando los efectos adversos del cambio climático. Sin embargo, los países europeos tienen objetivos ambiciosos para reducir las emisiones de CO₂”.
Las conclusiones son interesantes. De hecho, el estudio muestra un patrón sorprendente en el que la actividad fotosintética alcanza su máximo semanal durante el fin de semana y, de hecho, disminuye durante la semana. Esto es exactamente lo contrario de lo que ocurre con la contaminación por aerosoles. En resumen, cuando tenemos fines de semana y la actividad industrial es tranquila y hay menos desplazamientos, las plantas capturan, por tanto, más CO₂. Esto se debe a que entonces la calidad del aire mejora temporalmente. Algo parecido ocurrió durante los cierres de COVID-19, cuando la gente se quedó en casa en masa y salió menos a la carretera.
Mejora de la calidad del aire durante la pandemia de coronavirus
El brote de coronavirus conmocionó al mundo. Los gobiernos nacionales tomaron medidas drásticas para limitar la propagación del virus y las ciudades se cerraron. Todos tuvimos que quedarnos en casa el mayor tiempo posible. Y esto se tradujo, entre otras cosas, en autopistas desiertas, aeropuertos extinguidos y fábricas cerradas o funcionando solo a media potencia. Pronto se notaron los efectos en el aire: la calidad del aire mejoró considerablemente. La calidad del aire mejoró rigurosamente primero en China. Más tarde, resultó que las emisiones de dióxido de nitrógeno y partículas también se habían reducido considerablemente en Europa. De repente, ciudades de todo el mundo tuvieron que lidiar con una contaminación atmosférica mucho menor gracias a las estrictas medidas contra el Coronavirus, también en la India. Y eso que la metrópoli de Delhi, por ejemplo, es una de las ciudades más contaminadas del mundo. Así que, en general, parece que la pandemia provocó que el cambio climático actual se ralentizara durante un tiempo.
Estos resultados nos dicen que cuando la calidad del aire mejora, las plantas pueden almacenar mucho más carbono. Reducir la contaminación por partículas de aerosol no solo mejoraría la calidad del aire, sino que también aumentaría la cantidad de luz solar que captan las plantas. Esto mejoraría su capacidad de eliminar CO₂ de la atmósfera y contribuiría así a reducir el cambio climático.
De 40 a 60 megatoneladas de dióxido de carbono
Las cifras no mienten. Reducir la contaminación por partículas a lo largo de la semana y mantener la actividad fotosintética a un nivel constante podría suponer la eliminación de entre 40 y 60 megatoneladas de CO₂ de la atmósfera. Además, esto podría aumentar la productividad agrícola sin necesidad de más tierra para cultivar.
Los resultados son, pues, alentadores. Por tanto, pone de relieve que mejorar la calidad del aire no solo es beneficioso para la salud. “Estos descubrimientos son importantes para los gobiernos europeos que trabajan en planes para eliminar y almacenar del aire unas 500 megatoneladas de CO₂ al año”, afirma Rosa. “Demuestra que mejorar la calidad del aire también puede contribuir a alcanzar los objetivos climáticos”.
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