Incluso después de beber un solo vaso pequeño de vino tinto, algunas personas pueden sufrir un persistente dolor de cabeza al cabo de solo media hora. ¿Te suena? Si es así, ¡siga leyendo!
Muchas personas pueden disfrutar de un buen vaso de vino tinto. En ocasiones sociales, como cenas, fiestas o reuniones informales, esta bebida roja suele fluir en abundancia. Puede servir como elemento acogedor que relaja el ambiente y contribuye a la interacción social. Sin embargo, para cierto grupo de personas, el vino tinto es desaconsejado.
Muchas personas, incluso después de beber pequeñas cantidades, pueden sufrir un fuerte dolor de cabeza en menos de media hora. Y eso mientras no experimentan dolores de cabeza al consumir otras bebidas alcohólicas. Cómo es posible ha sido durante mucho tiempo un verdadero misterio. Pero los investigadores creen ahora que, después de todo, pueden explicarlo.
Dolor de cabeza por vino tinto
El fenómeno por el que a uno le duele la cabeza después de beber vino tinto también se conoce como (cómo no podía ser de otra manera) “cefalea del vino tinto”. Se desconoce la prevalencia exacta, aunque es “común”, según el investigador Morris Levin. “Se trata de un dolor de cabeza intenso e incómodo que se produce poco después de beber vino tinto”, explica. “Esto contrasta mucho con los ‘dolores de cabeza de la resaca’, que aparecen cuando el alcohol abandona el organismo, digamos a la mañana siguiente. Lo que sabemos es que los dolores de cabeza provocados por el vino tinto parecen ser más frecuentes en personas con problemas subyacentes de cefalea, como las migrañas. Su causa ha sido un misterio durante siglos. Pero ahora creemos haber encontrado una posible causa”.
Flavanoles: quercetina-glucurónido
El vino tinto contiene un compuesto vegetal llamado flavanol. Este compuesto se encuentra en diversos alimentos, como varias frutas y verduras, entre ellas las uvas. Los flavanoles tienen propiedades antioxidantes, lo que significa que pueden ayudar a neutralizar los radicales libres dañinos del organismo. A veces también se asocian a posibles beneficios para la salud, como el fomento de un sistema cardiovascular sano. Gracias a estas buenas propiedades, el flavanol está disponible incluso en forma de suplemento.
Pero cuando el flavanol se metaboliza con alcohol, puede causar problemas. “Cuando entra en el torrente sanguíneo, el cuerpo lo convierte en otra forma llamada quercetina glucurónido”, explica el investigador Andrew Waterhouse. “Y en esa forma, bloquea la descomposición del alcohol”. Como resultado, las personas pueden acabar acumulando el tóxico acetaldehído. Mientras tanto, se sabe que el aumento de los niveles de acetaldehído provoca sofocos, dolores de cabeza y náuseas.
En resumen, los resultados sugieren que el flavanol del vino tinto puede interferir en la correcta descomposición del alcohol, provocando dolores de cabeza. Y eso es bastante sorprendente. “Esto se debe a que los flavanoles, como la quercetina, son buenos antioxidantes por derecho propio”, afirma Waterhouse. “La quercetina se vende incluso como suplemento y no provoca dolores de cabeza por sí misma. Por eso fue tan difícil demostrar la relación”.
Un descubrimiento importante
Que ahora conozcamos el vínculo entre el flavanol y los dolores de cabeza causados por el vino tinto es un gran paso adelante. “Esto es sin duda importante para las personas que luchan contra este molesto dolor de cabeza”, dice Waterhouse. Pero el descubrimiento también puede contribuir a una mejor comprensión de las causas de los dolores de cabeza en general. “Lo que realmente me intriga es que, si logramos comprender mejor las causas y la naturaleza de las cefaleas provocadas por el vino tinto, también podremos conocer mejor los mecanismos subyacentes a otras cefaleas muy importantes, como la migraña”, afirma Levin.
Por cierto, la cantidad de flavanol varía mucho en los distintos vinos tintos. “La quercetina es producida por las uvas en respuesta a la luz solar”, explica Waterhouse. “Si cultivas uvas con los racimos expuestos, como hacen en el valle de Napa para sus cabernets, los niveles de quercetina pueden ser mucho más altos. En algunos casos hasta cuatro o cinco veces más altos”. La cantidad de quercetina también puede variar en función del método de producción, como el contacto con la piel durante la fermentación, el proceso de clarificación y el envejecimiento. Los investigadores planean ahora comparar vinos tintos con alto contenido en quercetina con vinos que contienen muy poca, para investigar su teoría sobre los dolores de cabeza provocados por el vino tinto en los seres humanos. “Si nuestra hipótesis es correcta, podríamos aconsejar a los amantes del vino qué vinos son más propensos a tolerar”, afirma Levin. “Además, posiblemente podríamos ayudar a los vinicultores a reducir las sustancias potencialmente nocivas de sus vinos”.
Aunque el estudio aclara algunas cosas sobre los dolores de cabeza del vino tinto, también quedan muchas preguntas sin respuesta. Por ejemplo, aún no está claro por qué algunas personas son más susceptibles que otras. “Es posible que las personas que son susceptibles tengan una enzima que se ve más fuertemente afectada por la quercetina, o tal vez tienen menos de ella”, sugiere Waterhouse. También podría ser que este grupo simplemente sufra más la acumulación del tóxico acetaldehído. La investigación de seguimiento debería revelarlo con más detalle.
Futuros tratamientos
En cualquier caso, el estudio es un preludio importante para el tratamiento de los dolores de cabeza causados por el vino tinto, que podría aliviar a muchas personas. “Creo que es posible, aunque no estoy seguro de cómo”, afirma Waterhouse. “En teoría, se podría extraer la quercetina del vino, pero eso requeriría un nuevo proyecto de investigación para ver si es factible en la práctica. Por otro lado, también sería posible mejorar el metabolismo del acetaldehído”.
En definitiva, el estudio deja varios aspectos abiertos para futuras investigaciones. Lo más importante por ahora, según los investigadores, es que se confirma su hipótesis. “Realmente creemos que por fin estamos en el buen camino para resolver este misterio milenario”, afirma Levin. “El siguiente paso es probarlo científicamente en personas que sufren dolores de cabeza a causa del vino tinto, así que permanezcan atentos”.
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