Un sistema recién desarrollado puede comprobar la presencia y el número de armas nucleares en un alijo secreto, sin compartir información sobre su diseño o contenido, marcando un hito en la verificación de tratados internacionales de desarme nuclear y la seguridad global.
Las armas nucleares son una de las mayores amenazas para la humanidad. Una guerra nuclear podría costar millones de vidas y causar daños irreparables al medio ambiente. Por eso es importante contar con tratados internacionales que limiten y controlen la posesión, proliferación y uso de armas nucleares. Pero, ¿cómo saber si un país cumple estos tratados? ¿Cómo se puede comprobar si un país no posee en secreto más armas nucleares de las que afirma? ¿Y cómo hacerlo sin violar la seguridad nacional o la intimidad de ese país?
“Alrededor del 70 % de las armas nucleares del mundo están almacenadas como reserva militar o a la espera de ser desmanteladas”, explica el investigador Sébastien Philippe. “Es difícil saber exactamente cuántas hay mediante imágenes por satélite u otros métodos que no permiten mirar dentro de las cámaras de almacenamiento”. Así que, como el número exacto es difícil de verificar, muchas armas nucleares no se contabilizan en los tratados de desarme nuclear vigentes. Para cambiar esta situación, un equipo internacional de investigadores ha desarrollado una nueva técnica: un sistema que utiliza radiofrecuencias para determinar la presencia y el número de armas nucleares en un depósito.
Envío de ida y vuelta
El sistema funciona de la siguiente manera: un inspector (estado A) envía una señal de radio a un depósito (estado B) que quiere saber si contiene armas nucleares. La señal de radio es reflejada por las paredes, el techo, el suelo y cualquier objeto de la sala, incluidas las armas nucleares. La señal reflejada es captada por dos antenas que crean una especie de “huella radioeléctrica” del espacio.
Esta huella radioeléctrica se codifica mediante una función matemática y se envía de vuelta al Estado A. El Estado A puede entonces comparar esta huella radioeléctrica con otra realizada anteriormente, cuando no había armas nucleares en el espacio. Si hay una diferencia entre las dos huellas, significa que algo ha cambiado en el espacio, por ejemplo, que se han añadido armas nucleares. El Estado A también puede estimar cuántas armas nucleares hay observando el tamaño y la forma de la diferencia.
El uso de espejos
En teoría, el adversario a controlar podría eludir las señales, razonaron los científicos. Esto podría hacerse enviando de vuelta activamente una especie de grabación del espacio, en lugar de la señal medida. “Sería como si alguien pegara una foto delante de una cámara de vigilancia”, explica el autor principal, Johannes Tobisch. Para evitarlo, la señal de radio no se envía directamente, sino a través de una serie de espejos controlados al azar, cada uno de los cuales retuerce ligeramente la señal de radio. Como el transmisor sabe cómo está ajustado cada espejo, puede reconstruir la señal de radio enviada de vuelta.
El receptor solo puede adivinar cómo está ajustado cada espejo, por lo que tendrá muy poco tiempo para devolver información falsa como solución. “Si se utilizan, por ejemplo, 20 espejos para distorsionar la señal, se tardaría unas ocho semanas en descifrar la función matemática subyacente”, explica Tobisch. “Cuantos más espejos añadas, más difícil le resultará al adversario descifrarla, y más seguro será el método”.
Para probar la técnica, el equipo imitó armas nucleares utilizando cilindros metálicos en un laboratorio. Esto demostró que el sistema funciona y no filtra información sobre el diseño o el contenido exacto de las armas. De este modo, la privacidad del país no se ve comprometida, “lo que permite nuevos niveles de confianza”, afirman los investigadores. La esperanza es que la nueva tecnología de verificación pueda contribuir a los tratados que pretenden limitar todo tipo de armas nucleares. “En un momento de crecientes tensiones geopolíticas y con una nueva carrera armamentística nuclear en ciernes, este trabajo resulta especialmente oportuno y pertinente”, concluye Philippe.
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