Los niños altos de 10 años pueden tener más riesgo de desarrollar un ritmo cardiaco irregular más adelante en la vida que sus compañeros más bajos. Pero tienen menos probabilidades de sufrir un ictus.
Los niños de estatura superior a la media corren más riesgo de padecer algunas cardiopatías en la edad adulta. Pero su estatura, a su vez, parece protegerles de otros problemas cardiacos. En los adultos, ser alto significa un menor riesgo de enfermedad coronaria, hipertensión arterial y colesterol alto. Pero los estudios también han demostrado que las personas altas tienen más riesgo de sufrir latidos irregulares, que pueden desembocar en insuficiencia cardiaca.
Análisis de la base de datos: bajo, alto o medio
El epidemiólogo Tom Richardson, de la Universidad de Bristol (Reino Unido), y sus colegas querían entender mejor cómo afecta la estatura a la salud cardiaca. Para ello, utilizaron la base de datos del Biobanco del Reino Unido para analizar a más de 454 000 adultos. El equipo recopiló información sobre su genética, sus posibles afecciones cardiovasculares y su estatura, que se clasificó a grandes rasgos en baja, media y alta. Publicaron sus resultados, que aún no han sido comprobados por expertos independientes, en el sitio web Medrxiv.
También se preguntó a los participantes si se considerarían más bajos que la media, más altos que la media o la media a los 10 años. A continuación, los investigadores aplicaron una técnica denominada aleatorización mendeliana. Esta técnica utiliza la variación genética entre los seres humanos como sustituto de la aleatorización en algunos estudios. A partir de ahí, identificaron 840 variantes genéticas asociadas a la estatura en niños y 1201 variantes asociadas a la estatura en adultos.
Al comparar esta información con los diagnósticos de los participantes, los investigadores descubrieron que los que eran más altos que la media a los 10 años tenían más probabilidades de sufrir fibrilación auricular en la edad adulta. Se trata de un ritmo cardiaco irregular y a menudo anormalmente rápido. También tenían más probabilidades de sufrir un aneurisma aórtico, una inflamación de la arteria que puede reventar. Esto se comparó con participantes que no eran especialmente altos a los 10 años, pero que también se convirtieron en adultos altos.
Vulnerabilidades en el corazón
El mayor riesgo podría deberse a que los niños altos tienen niveles más altos de la hormona tirotropina. Esto estimula el crecimiento precoz, además de causar ciertas vulnerabilidades en el corazón, escriben los investigadores en su artículo.
“Una idea para un estudio futuro es utilizar imágenes del corazón para ver si ya se observan cambios en la estructura cardiaca a lo largo de la vida en individuos que eran más altos de niños”, afirma Richardson.
El internista Sridharan Raghavan, del Anschutz Medical Campus de la Universidad de Colorado, que investiga la relación entre la estatura y los trastornos médicos, afirma que estos hallazgos podrían servir de base para investigar la biología subyacente que predispone a las personas a la fibrilación auricular y los aneurismas aórticos. “Hay algunas variantes genéticas potencialmente superpuestas que comparten una asociación entre la estatura y estas afecciones cardiacas, pero es necesario seguir trabajando para descubrir exactamente cuáles son estas relaciones”, afirma.
Accidente cerebrovascular
Una noticia positiva es que los investigadores descubrieron que tanto los niños como los adultos con una estatura superior a la media tienen menos riesgo de desarrollar una enfermedad coronaria o de sufrir un ictus. Especulan que determinadas variantes genéticas influyen tanto en la estatura como en algunos aspectos de las enfermedades cardiovasculares. “Las personas más altas suelen tener niveles más favorables de lípidos o grasas en sangre y una presión arterial media más baja”, afirma Richardson.
Raghavan afirma que las personas altas pueden tener un entorno socioeconómico más privilegiado, por lo que su menor riesgo de padecer ciertas enfermedades cardiacas desempeña un papel más importante que su genética. Sin embargo, Richardson sostiene que, al utilizar la aleatorización mendeliana, los resultados no pueden verse fácilmente influidos por factores como el estatus socioeconómico.
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