Un gato puede esforzarse mucho, pero probablemente nunca recibirá el amor y la atención que recibe un perro. Tal vez lo mejor para un gato sea mudarse, porque una nueva investigación demuestra que hay países en los que perros y gatos son valorados casi por igual.
Estudios anteriores demostraron que los dueños se preocupan más por los perros que por los gatos. La explicación es fácil de adivinar: un perro devuelve más cariño y necesita más cuidados, por lo que uno se encariña antes con él. Pero eso es solo una parte de la historia. De hecho, los investigadores compararon tres países Europeos (Dinamarca, Austria y Reino Unido) y llegaron a la conclusión de que la diferencia entre el amor a perros y gatos no es la misma en todas partes. En Dinamarca, por ejemplo, la gente quiere mucho más a sus perros que a sus gatos, mientras que en el Reino Unido la diferencia es mínima. Eso significa que no existe una preferencia universal por los perros basada en su comportamiento (y que los gatos británicos tienen suerte).
Factores culturales: urbanización
Esto es bastante sorprendente, ya que estudios anteriores han demostrado que los propietarios sienten menos apego emocional por los gatos que por los perros y también quieren gastar menos dinero en el cuidado de un gato, debido a su comportamiento. Los gatos se preocuparían menos por los humanos y, por tanto, esperarían menos cuidados a cambio. Pero nunca antes se habían estudiado las diferencias culturales.
Ahora lo han hecho en Copenhague. “Descubrimos que la gente quiere gastar mucho menos dinero en sus gatos que en sus perros. Pero queríamos saber si los gatos también podrían acabar teniendo el mismo estatus elevado que los perros”, dice el investigador y profesor Peter Sandøe, de la Universidad de Copenhague.
Así que compararon tres países, que se urbanizaron en distintos momentos de la historia. En el Reino Unido fue el primero en urbanizarse, en Dinamarca el último, y Austria se sitúa entre ambos. Se pensó que si había pasado más tiempo desde que la mayoría de la población se ocupaba del ganado, esto podría influir en las actitudes actuales hacia los animales de compañía.
Para averiguar si era cierto, los investigadores recogieron datos de más de 2100 personas que tenían un perro, un gato o ambos. Los dueños tuvieron que rellenar cuestionarios para determinar hasta qué punto cuidaban de sus mascotas: ¿qué grado de apego emocional sentían? ¿Cuánto estaban dispuestos a invertir en cuidados veterinarios y de cuántos cuidados esperaban disponer?
El perro siempre gana
El perro ganó en todos los países. Los dueños de perros estaban más apegados a su fiel amigo de cuatro patas, tenían mejores seguros veterinarios, esperaban más opciones de tratamiento y estaban dispuestos a pagar más por ellas que los dueños de gatos. Hasta aquí, nada nuevo. Lo sorprendente, sin embargo, fue la gran diferencia entre países. En el Reino Unido, la preferencia por los perros era mínima. En Austria, la diferencia era mayor y en Dinamarca era extrema.
“La diferencia entre países era enorme”, afirma Sandøe, “por lo que no parece ser un fenómeno universal que la gente se preocupe mucho menos por su gato que por su perro. La diferencia probablemente depende más de factores culturales, como cuánto tiempo pasan los animales en casa de su dueño”.
Así, en Dinamarca, los dueños de gatos dedicaban mucho menos tiempo a sus mascotas que los de perros, mientras que en el Reino Unido esa diferencia jugaba un papel mucho menos importante. “Los británicos son conocidos por su amor a los gatos y esto se confirmó sin duda en nuestro estudio. A los daneses aún les queda mucho camino por recorrer, pero lo están consiguiendo”, afirma el investigador.
La explicación de la falta de amor por los gatos puede estar en el pasado agrícola, cuando muchas personas eran agricultores y los animales estaban más alejados. En aquella época, los perros trabajaban mucho más estrechamente con las personas que los gatos. Como hace menos tiempo de eso en Dinamarca que en el Reino Unido, eso puede explicar la diferencia.
Perro es más servicial que el gato
Pero hay otros factores que también podrían influir. Por ejemplo, podría ser que la gente asegure mejor a sus perros, porque ahora es más caro tratar a los perros que a los gatos. Posiblemente, se sienten más apegados a los animales porque les ayudan en la vida cotidiana, por ejemplo con el ejercicio.
Por último, los investigadores señalan que el estudio se limita a solo tres países de Europa Occidental. La profesora y coinvestigadora Clare Palmer: “Esto plantea la cuestión de qué descubren los estudios comparativos en otros países. Quizá haya países donde el cuidado y la vinculación de los gatos sea aún mayor que la de los perros”.
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