Por ahora, no podemos controlar la crisis climática. Así que, además de reducir rápidamente nuestras emisiones de CO₂, también tendremos que encontrar formas de eliminar CO₂ de la atmósfera. Científicos de Arabia Saudí han ideado ahora un plan para reverdecer las zonas áridas de una manera especial para convertir los desiertos áridos en enormes sumideros de carbono.
Además, en Oriente Próximo se siguen batiendo récords de temperatura. Así que países como Arabia Saudí, además de ganar mucho dinero con la exportación de petróleo, investigan al mismo tiempo formas de combatir el calentamiento. Un grupo de científicos de la Universidad Rey Abdullah cree que los desiertos podrían ser una parte importante de la solución climática.
Capturar carbono en el suelo
Los investigadores explican que es posible convertir ecosistemas extremadamente secos en lugares de almacenamiento eficaz de carbono. Todo lo que se necesita para ello es mejorar la calidad del suelo, mucha fotosíntesis y una inmensa cantidad de biomasa en el suelo en forma de raíces.
Esto debería empezar a funcionar mediante una combinación de determinadas plantas, microbios del suelo y tipos de suelo. A través de un proceso bioquímico, se producen entonces grandes cantidades de oxalato de calcio, creando finalmente un gran almacén de carbono de forma natural bajo la superficie.
“Es importante empezar a reverdecer los desiertos para restaurar y mejorar la capacidad de almacenamiento de carbono de estos ecosistemas”, escriben los científicos dirigidos por el investigador Heribert Hirt. “Una de las ventajas de estas zonas tan áridas es que actualmente no se utilizan para la agricultura y la producción de alimentos”.
Cálculos renales en suelo desértico
El método se basa en plantas adaptadas a la sequía que producen iones de oxalato, que contienen átomos de carbono y oxígeno. Estas partículas de oxalato probablemente le resultarán familiares si alguna vez ha padecido cálculos renales o gota. A algunos microbios del suelo les encantan los oxalatos y los utilizan como única fuente de carbono. Como resultado, excretan moléculas de carbonato en el suelo.
Normalmente, el carbonato se desintegra rápidamente, pero cuando estos sistemas de microbios vegetales crecen en suelos alcalinos y ricos en calcio, el carbonato reacciona con el calcio para formar un depósito estable de carbonato cálcico. En otras palabras, cálculos renales en suelo desértico.
Alternativa a la forestación: Plantas oxalógenas
El carbono migra de forma natural a través de la atmósfera, en los ecosistemas terrestres y acuáticos. Por desgracia, actualmente hay demasiado carbono en la atmósfera. Incluso si la humanidad consigue reducir en gran medida las emisiones de CO₂, los investigadores afirman que seguirá habiendo demasiado CO₂ en el aire en los próximos mil años. Así que necesitamos un método para eliminar el gas de efecto invernadero del aire.
Plantar árboles es la forma ideal de conseguirlo, pero la forestación no pocas veces corta la mano a agricultores y otros empresarios. Por eso, las tierras áridas, que cubren aproximadamente un tercio de toda la superficie terrestre del planeta, son las principales candidatas para ayudar a resolver el problema climático.
Hay plantas que se han adaptado a condiciones de extrema sequedad desarrollando sistemas radiculares especiales que pueden crecer en profundidad en el suelo y aprovechar allí fuentes de agua ocultas. Otras especies emplean formas alternativas de fotosíntesis que les permiten consumir apenas agua en pleno día. Y luego están las plantas “oxalógenas”, que producen grandes cantidades de oxalato y lo almacenan bajo tierra. Pueden volver a convertirlo en agua en épocas de sequía. Es este mecanismo el que los científicos quieren utilizar para convertir un desierto seco en un sumidero verde de carbono. “Con esta forma de almacenamiento de carbono, uno de cada 16 átomos de carbono puede convertirse fotosintéticamente en carbonato cálcico”, escriben los investigadores.
Islas de fertilidad
Sugieren empezar con “islas de fertilidad”, es decir, pequeñas porciones de tierra que reverdezcan activamente. A partir de ahí, las plantas y los microbios pueden extenderse como una alfombra vegetal por el entorno árido. De este modo, los científicos creen que se puede librar una gran batalla en términos de almacenamiento de carbono en el suelo en el plazo de una década. Aunque, dicen, depende de la velocidad a la que crezcan las plantas: si el agua escasea, las plantas crecen más despacio. “Además, el desarrollo de esta tecnología dependerá de los recursos financieros y la voluntad política de los países con muchas zonas áridas”, afirman para concluir.
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