Un análisis de la atmósfera del planeta K2-18b revela que contiene CO₂ y metano, lo que insinúa que su superficie está cubierta de agua. Además, los astrónomos creen haber detectado un indicio de sulfuro de dimetilo: un compuesto producido únicamente por la vida aquí en la Tierra. En 2015, el telescopio espacial Kepler se topó con un nuevo planeta a unos 120 años luz de la Tierra. El planeta (más grande que la Tierra, pero más pequeño que Neptuno y, por tanto, también denominado sub-Neptuno) fue bautizado como K2-18b. El planeta se encuentra en la llamada “zona habitable”, lo que significa que no se espera que la temperatura sea tan alta como para que el agua líquida se evapore, pero tampoco tan baja como para que el agua líquida se congele. En otras palabras, en teoría el planeta podría albergar agua líquida, uno de los requisitos más importantes para la aparición y el mantenimiento de la vida tal y como la conocemos. Con la ayuda de James Webb Y ahora los astrónomos han echado otro
miércoles, septiembre 13, 2023
Este planeta está cubierto de agua y es potencialmente habitable, pero aún no está claro si hay vida
Un análisis de la atmósfera del planeta K2-18b revela que contiene CO₂ y metano, lo que insinúa que su superficie está cubierta de agua. Además, los astrónomos creen haber detectado un indicio de sulfuro de dimetilo: un compuesto producido únicamente por la vida aquí en la Tierra. En 2015, el telescopio espacial Kepler se topó con un nuevo planeta a unos 120 años luz de la Tierra. El planeta (más grande que la Tierra, pero más pequeño que Neptuno y, por tanto, también denominado sub-Neptuno) fue bautizado como K2-18b. El planeta se encuentra en la llamada “zona habitable”, lo que significa que no se espera que la temperatura sea tan alta como para que el agua líquida se evapore, pero tampoco tan baja como para que el agua líquida se congele. En otras palabras, en teoría el planeta podría albergar agua líquida, uno de los requisitos más importantes para la aparición y el mantenimiento de la vida tal y como la conocemos. Con la ayuda de James Webb Y ahora los astrónomos han echado otro
Sin comentarios