Los cachalotes y los delfines mulares no desaprovechan ninguna oportunidad para conseguir fácilmente su comida. Pero son exigentes. Solo cuando los pescadores pescan fletán negro, están ansiosos por engullir la solla escapada. A veces siguen a los barcos cientos de kilómetros para aprovecharse de nuevo de las capturas.
En cuanto los pescadores tiran de las redes en forma de embudo de los pesqueros, los cetáceos emergen para comerse los peces planos que escapan por los pelos de las redes. Los peces no tienen ninguna posibilidad.
Este fascinante comportamiento ha sido observado en numerosas ocasiones por pescadores que faenan en el Atlántico Noroccidental, frente a las costas de Terranova. Y lo más curioso es que los animales son enormemente exigentes. Parece que solo se dejan ver por el fletán negro. Cuando los pescadores capturan otros tipos de peces, los delfines y cachalotes no aparecen por ninguna parte.
Cincuenta días de pesca
Así se desprende del estudio dirigido por Usua Oyarbide, de la Universidad del País Vasco, que pasó cincuenta días registrando todos sus encuentros con ballenas cuando navegaba en un arrastrero como observador de la Organización de Pesca del Atlántico Norte.
Durante ese periodo, mientras pescaba fletán negro, el científico vió 29 cachalotes, la mayor especie de ballena dentada, y 86 rorcuales mulares boreales, un cetáceo de la familia de los zifios, aprovechando activamente las actividades pesqueras humanas. Las ballenas no aparecían por ninguna parte cuando los pescadores traían gallineta nórdica, rayas estrelladas u otras especies de peces.
Caza conjunta de peces planos
Los cachalotes eran en general mucho más audaces y, por tanto, más visibles alrededor del barco. Hubo incluso un cachalote que se observó durante ochenta minutos consecutivos cerca del arrastrero y su red de arrastre, esperando el momento de izar la captura a bordo. Pero cuando llegó ese momento, los cachalotes también hicieron su aparición en la superficie del agua. Los depredadores marinos se aprovechan colectivamente del hecho de que algunos fletanes pueden escapar de las redes de arrastre durante el rebasamiento, beneficiándose así de un tentempié fácil.
Así pues, la gran mayoría de los avistamientos del gran pez tienen lugar durante la recogida de la red. Cinco de los 10 cachalotes observados por el equipo de investigación cerca del pesquero fueron vistos varias veces en distintos lugares. Un cachalote fue visto de nuevo a 235 kilómetros de distancia mientras intentaba capturar fletán negro con las redes del mismo arrastrero.
En estudios anteriores se había informado de cachalotes y delfines mulares que se daban un festín con los despojos arrojados por la borda por la pesca comercial en el Atlántico noroccidental cuando cazaban fletán negro, pero no se observó tal comportamiento durante los 50 días que Oyarbide pasó con el pesquero. Solo observó a los depredadores marinos devorando presas vivas, aunque los fletanes estaban aturdidos por su agonía en las redes de arrastre.
Interacción humano-animal
Los investigadores escriben en su estudio que se necesita más investigación sobre las interacciones entre los peces inteligentes y los barcos pesqueros. Las posibles consecuencias para los cetáceos, por ejemplo el riesgo de quedar enredados en las redes o la probabilidad de represalias por parte de los pescadores, son aún en gran parte desconocidas. “Nuestro estudio aporta nuevos conocimientos sobre el comportamiento de los cachalotes y los delfines mulares, que nadan con los barcos de pesca comercial y aprovechan la pesca comercial humana para consumir fletán negro”, escriben aún los investigadores. Pero sigue sin estar claro si eso es malo o si solo hay beneficios para los delfines y las ballenas.
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