Las altas temperaturas desatan brutales olas de calor que están asolando regiones en todo el planeta. Estos eventos están rompiendo récords con implacable severidad, mostrando los impactos del cambio climático en nuestra vida cotidiana.
El verano ha llegado con fuerza, y las altas temperaturas están batiendo récords en diversas partes del mundo. En el suroeste de Estados Unidos y el norte de México, un calor devastador ha estado asolando la región durante semanas, superando marcas históricas. Mientras tanto, China también ha sufrido un calor extremo con temperaturas récord. El sur de Europa, por su parte, ha vivido su segunda ola de calor en poco tiempo, estableciendo nuevos máximos históricos. Pero, ¿qué está causando estos episodios de calor extremo?
Influencia del cambio climático
Investigadores señalan que el cambio climático provocado por el ser humano es uno de los principales factores detrás de la frecuencia e intensidad creciente de las olas de calor extremo. Según los estudios de atribución climática, el cambio climático ha hecho más probables y graves estos fenómenos meteorológicos.
“El cambio climático está haciendo que las olas de calor en general tengan temperaturas más altas, pero está teniendo un impacto especialmente fuerte en la frecuencia de los fenómenos más extremos”, afirma el científico atmosférico Noboru Nakamura, de la Universidad de Chicago. “Lo que antes ocurría una vez cada 1000 años, ahora puede ocurrir cada 20 años. Sigue siendo un acontecimiento raro, pero… eso se nota en nuestra vida cotidiana”.
Un informe reciente concluyó que una ola de calor en el sur de Asia era al menos 30 veces más probable debido al cambio climático, mientras que otra en el norte de África y el suroeste de Europa era al menos 100 veces más probable.
Formación de olas de calor
Para comprender la formación de las olas de calor, debemos mirar a las corrientes en chorro, poderosos vientos en la atmósfera que influyen en el clima de la Tierra. Estas corrientes se forman cuando grandes masas de aire con diferentes temperaturas convergen y fluyen a velocidades extremadamente altas en la atmósfera.
“Las corrientes en chorro se forman donde confluyen grandes masas de aire con temperaturas diferentes, fluyendo más rápido donde el contraste de temperaturas es mayor. Cuando las corrientes en chorro soplan con fuerza, tienden a orientarse de forma más paralela al ecuador”, explica la científica atmosférica Jennifer Francis, del Centro Woodwell de Investigación Climática de Falmouth (Massachusetts). “Pero cuando esos vientos se debilitan… entonces tendemos a ver que la corriente en chorro toma estos meandros más grandes”.
Durante los veranos, estas corrientes en chorro suelen formar ondas amplias con crestas y depresiones que se extienden hacia el norte y el sur a lo largo de cientos de kilómetros. A veces, estas ondas se amplifican y los sistemas de alta y baja presión avanzan hacia el norte y el sur. Cuando estos sistemas de presión se quedan estancados sobre una región, se crea un fenómeno conocido como “domo de calor”, generando un calor persistente.
Más información sobre las corrientes de chorro
Una corriente en chorro, también conocida como jet stream en inglés, es un fuerte flujo de viento en la atmósfera terrestre que se encuentra entre 8 y 14 kilómetros de altura. Estos vientos de alta velocidad se forman debido a la convergencia de masas de aire con diferentes temperaturas y juegan un papel importante en el control del clima global, transportando sistemas de alta y baja presión alrededor del mundo y afectando la formación de fenómenos meteorológicos como las olas de calor extremo.
Atascos en las corrientes en chorro
El motivo por el cual las corrientes en chorro pueden estancarse, provocando olas de calor persistentes, sigue siendo un misterio para los científicos. Algunas teorías sugieren que estas ondas se atascan de manera similar a los coches en un atasco de tráfico, pero aún se necesita más investigación para validar esta explicación.
“Es un misterio por qué los sistemas de presión se atascan, lo que hace que el fenómeno sea difícil de predecir”, comenta Noboru Nakamura. “Puede ocurrir cuando las corrientes en chorro se vuelven especialmente onduladas”. Nakamura y un colega publicaron en 2018 en la Revista Science que las ondas pueden quedar atascadas, provocando que el clima se quede parado en su lugar.
Futuro incierto
La danza de las corrientes en chorro en el futuro es otro tema de incertidumbre. Algunos científicos plantean que el cambio climático podría hacer que estas corrientes sean más inestables y propensas a serpentear debido al calentamiento más rápido del Ártico.
“El Ártico se está calentando unas cuatro veces más rápido que el globo en su conjunto”, afirma Jennifer Francis. “Eso significa que la diferencia de temperatura norte-sur se ha ido debilitando cada vez más”. Como resultado, las corrientes en chorro pueden estar volviéndose más inestables, dice, y más propensas a serpentear.
Sin embargo, no hay un consenso generalizado sobre este tema y se necesitan más estudios para comprender completamente su comportamiento futuro.
Conclusión
En conclusión, las olas de calor extremo son cada vez más probables y severas debido al cambio climático provocado por el ser humano. La formación de estas olas está estrechamente relacionada con las corrientes en chorro, cuyo comportamiento y futuro aún presentan incertidumbre para la comunidad científica. Mientras tanto, el mundo se enfrenta a un desafío cada vez mayor de adaptarse y mitigar los impactos del calor extremo en nuestra vida cotidiana. Los efectos del cambio climático y las complejas interacciones atmosféricas son una llamada urgente para tomar medidas en la lucha contra el calentamiento global.
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