Es muy probable que el mes de julio (que aún no ha terminado) rompa varios récords al entrar en los libros como el julio más cálido y el mes más cálido jamás medido.
Se podría concluir que este mes de julio es, por tanto, muy especial. Pero los investigadores no están tan seguros; no descartan la posibilidad de que veamos caer más récords de temperatura en los próximos meses. De hecho, se espera que las temperaturas en tierra se mantengan por encima de la media durante algún tiempo.
El cambio climático
Sobre la principal fuerza impulsora del récord que se espera constatar definitivamente a finales de este mes, los investigadores coinciden. “Las temperaturas récord forman parte de una tendencia en la que las temperaturas globales están aumentando de forma espectacular”, afirma Carlo Buontempo, director del Servicio de Cambio Climático Copérnico (C3S), un servicio de observación financiado por la UE que vigila el tiempo y el clima. “Las emisiones antropogénicas son, en última instancia, el principal motor de este aumento de las temperaturas”.
Petteri Taalas, Secretario General de la OMM, coincide. “El tiempo extremo que afectó a millones de personas en julio es, por desgracia, la cruda realidad del cambio climático y un anticipo de lo que nos depara el futuro”.
Porque nuestras emisiones, y con ellas las temperaturas, siguen aumentando. Actualmente, las temperaturas están siendo empujadas temporalmente hacia arriba, un poco más por El Niño. Por ello, la OMM predijo anteriormente que hay un 98 % de probabilidades de que uno de los próximos cinco años pase a los libros como el año más cálido jamás registrado. También hay un 66 % de probabilidades de que la temperatura media mundial en uno de los próximos cinco años sea temporalmente 1,5 grados superior a la media registrada entre 1850 y 1900.
Gran impacto del calor
Las altas temperaturas no dejan de tener consecuencias. Por ejemplo, el calor tiene un gran impacto en la salud humana. El calor y la sequía prolongada también contribuyen al mantenimiento de los incendios forestales (como vimos a principios de este mes en Grecia y Canadá, por ejemplo).
El deshielo de las capas de hielo y la subida del nivel del mar también son motivo de preocupación. Como lo es el impacto que los cambios en los patrones meteorológicos inducidos por el cambio climático tienen sobre las especies vegetales y animales y la biodiversidad en general.
El clima lleva décadas cambiando, pero parece que empezamos a notar sus efectos, sobre todo en los últimos años. Por ejemplo, en forma de olas de calor más frecuentes e intensas, como las sufridas a principios de este mes en Italia y otros lugares. “Para grandes zonas de Norteamérica, Asia, África y Europa, es un verano brutal”, afirma António Guterres, Secretario General de la ONU. “Para todo el planeta, es un desastre”. Y para los científicos, no hay duda de que los humanos somos los culpables.
Va más rápido de lo esperado
Por supuesto, los científicos llevan años gritándolo. Y al hacerlo, tampoco nos han dejado a oscuras sobre las consecuencias. Al fin y al cabo, muchos informes climáticos han advertido del deshielo de los casquetes polares, de intensas olas de calor, de sequías, de incendios forestales, en definitiva, de casi todo lo que está ocurriendo ante nuestros ojos ahora mismo. “Todo lo que vemos coincide con las predicciones y las repetidas advertencias”, confirmó Guterres. “Lo único que nos ha sorprendido, sin embargo, es la velocidad del cambio”.
Eso sigue siendo preocupante. Y debería incitarnos a actuar, opina Taalas. “Reducir nuestras emisiones de gases de efecto invernadero es más urgente que nunca. La acción climática no es un lujo, sino una necesidad”.
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