Nunca se había medido tan poco hielo marino alrededor de la Antártida en esta época del año. El invierno australiano está en pleno apogeo, pero la acumulación va muy a la zaga de otros años. ¿Qué está ocurriendo?
“Hay una gran diferencia entre el hielo marino del Ártico y el del Antártico. Mientras que en el Polo Norte se observa una tendencia que dura décadas, no ocurre lo mismo en el Polo Sur”, explica el climatólogo Zachary Labe, de la Universidad de Princeton. “Hasta 2016, había incluso una pequeña tendencia al aumento del hielo en la Antártida. Pero desde entonces, la cantidad de hielo en el hemisferio sur ha ido cuesta abajo, y además con fuerza”. “2022 ha entrado en los libros de historia como el año con menos hielo marino de la historia al final del verano australiano. Este récord negativo se batió de nuevo en febrero de este año”.
En Australia todavía queda mucho invierno, pero no hay mucho de eso allá más abajo. “Las masas de hielo que rodean el continente antártico están creciendo de nuevo, pero lo hacen mucho más despacio de lo normal en esta época del año. Como resultado, nunca ha habido tan poco hielo marino en el hemisferio sur en la primera quincena de julio. La diferencia con la cantidad media de hielo marino de otros años es enorme. Estamos hablando de un déficit de más de 2,5 millones de kilómetros cuadrados. Es muy alarmante”, explica Labe.
Presión atmosférica crónicamente baja
Científicos como Labe intentan comprender las causas de esta enorme anomalía. “Parece muy probable que detrás de ella haya condiciones atmosféricas y oceánicas excepcionales. Tomemos, por ejemplo, el fenómeno meteorológico ‘Baja del Mar de Amundsen’, que lleva provocando un descenso gradual de la presión atmosférica sobre el Mar de Amundsen desde al menos 1950”.
“Esto ha reducido estructuralmente la formación de hielo en algunas zonas del sur. También sugiere fuertemente que el calentamiento del Océano Austral está causando que el hielo antártico crezca más lentamente. En otras palabras, incluso cuando las temperaturas del aire están muy por debajo de cero, el calentamiento del agua del océano está provocando un retraso en el crecimiento del hielo marino”, afirma el científico climático estadounidense.
Para los investigadores sigue siendo difícil evaluar el papel del cambio climático inducido por el hombre en esta disminución masiva del hielo marino antártico. “Todos los investigadores polares están ocupados tratando de encontrar una respuesta a esta importante cuestión. Es una historia muy complicada porque, de todos modos, ya existen grandes fluctuaciones climáticas naturales en la zona. Las condiciones meteorológicas y oceánicas en torno a la Antártida y el Océano Austral varían enormemente. Y lo vemos en nuestras mediciones históricas. Hace menos de una década, la cantidad de hielo marino en torno al Polo Sur estaba todavía cerca de niveles récord”, dijo Labe. “Con todos los nuevos datos de los próximos meses y años, va a quedar cada vez más claro el gran efecto que está teniendo el cambio climático”.
Se acerca un verano sin hielo
En el Ártico, los efectos del cambio climático provocado por el hombre son mucho más evidentes. “El Ártico lleva décadas calentándose, por lo que la tendencia a la disminución de la cantidad de hielo terrestre y marino en la región es visible desde hace mucho más tiempo. La superficie y el volumen del hielo marino septentrional están actualmente muy por debajo de las medias, pero no se encuentran en mínimos históricos. Los récords no se baten todos los años; el proceso va a trompicones debido a la influencia de los movimientos naturales del clima. Por eso también evaluamos el cambio climático basándonos en las tendencias a largo plazo”.
“Incluimos varias décadas en nuestra toma de decisiones. Por eso tampoco es posible precisar el año exacto en que se producirá el primer verano sin hielo. Aunque hay varios estudios climáticos recientes que muestran que esto ocurrirá probablemente en algún momento a mediados del siglo XXI, si no empezamos todos a reducir masivamente las emisiones de gases de efecto invernadero”, advierte Labe.
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