Antaño, Machu Picchu estaba habitada no solo por familias reales y nobles, sino también por sirvientes y trabajadores. Y resulta que estos procedían de todo el imperio inca.
La antigua ciudad en ruinas de Machu Picchu es uno de los yacimientos arqueológicos más famosos del mundo. Cada año, cientos de miles de visitantes se acercan a la famosa ciudad inca, que en su día formó parte de una hacienda real. Pero…
¿Quién vivía exactamente aquí junto al rey y otros nobles? ¿Y de dónde procedían? Un nuevo estudio ha intentado hallar las respuestas a través del ADN.
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Como ya se ha mencionado, Machu Picchu es una antigua ciudad en ruinas de los incas, un pueblo indígena que habitó lo que hoy es Perú a partir del siglo XIII. Esta ciudad construida por los incas es quizá una de las más famosas del mundo. Los arqueólogos suponen que la ciudad se construyó por orden del gobernante inca Pachacútec. Era una fortaleza para el gobernante y un lugar de retiro para los nobles y la familia real. La ciudad tenía capacidad para unas mil personas. Cuando los incas fueron invadidos por los españoles en el siglo XVI, toda la sociedad se desmoronó y Machu Picchu fue abandonada. Posteriormente, Machu Picchu cayó en el olvido. Hasta que Hiram Bingham, de la Universidad de Yale, fue llevado a la ciudadela por unos habitantes de Perú en 1911. A partir de entonces, Machu Picchu volvió a ser el centro de atención. A diferencia de otras ciudades incas, Machu Picchu no ha sido destruida, sino que está muy bien conservada. Es, por tanto, el lugar por excelencia para aprender más sobre los incas. Aunque: la ciudad sigue planteando interrogantes hasta el día de hoy. Puede que la ciencia haya descubierto una ciudad entera, pero eso no nos hace mucho más sabios.
Al igual que otras propiedades reales, Machu Picchu no solo albergaba a la realeza y otros miembros de la élite de la sociedad inca, sino también a sirvientes y trabajadores. Y muchos de ellos vivían en la finca durante todo el año.
ADN del habitante común
Es bien sabido que estos residentes no eran necesariamente de la zona. Para averiguar más sobre sus orígenes, los investigadores analizaron en el nuevo estudio el ADN antiguo excavado. Este ADN procede de trabajadores y sirvientes que fueron enterrados en Machu Picchu hace más de 500 años.
“El estudio no nos dice nada sobre parientes de la realeza y otros nobles, sino que pinta un cuadro de personas de estatus inferior”, explica el investigador Jason Nesbitt. A través de diversas pruebas genéticas, el equipo consiguió averiguar más cosas sobre el “habitante común” que vivió y trabajó en la ciudad perdida de los incas hace varios siglos.
El análisis de ADN realizado por los investigadores funciona de forma muy parecida a los modernos kits disponibles hoy en día para revelar más sobre los antepasados genéticos. El equipo comparó el ADN de 34 personas enterradas en Machu Picchu con el de personas de otros lugares del antiguo imperio inca. También cotejaron el ADN con el de algunos genomas contemporáneos de Sudamérica para comprobar su grado de parentesco.
Imperio inca
Los resultados del análisis del ADN mostraron que los trabajadores y sirvientes procedían de todo el Imperio Inca. Algunos eran incluso originarios del Amazonas. Además, los investigadores descubrieron que muy pocos compartían ADN. Esto nos dice que la gran mayoría había llegado a Machu Picchu de forma independiente, y no como familia o grupo. “Ahora, por supuesto, la genética no se traduce en etnicidad ni nada por el estilo”, dice Nesbitt sobre los hallazgos. “Pero sí demuestra que los habitantes tenían orígenes diferentes y procedían de distintas partes del imperio inca”.
Otros estudios
El ADN antiguo revela lo diversos que eran los habitantes de Machu Picchu. Pero no solo eso. De hecho, el análisis de ADN también respalda la documentación histórica y los estudios arqueológicos de los artefactos encontrados, que anteriormente se habían relacionado con enterramientos. “Por lo tanto, el estudio también refuerza muchos otros estudios realizados en Machu Picchu y en otros yacimientos incas”, afirma Nesbitt.
En definitiva, el estudio aporta más información sobre la antigua y famosa ciudad en ruinas de los incas. Y aunque todos los secretos están lejos de ser desvelados, cada estudio nos saca un paso más del limbo.
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