También ha fotografiado un gran cráter de impacto, al que por fin se ha puesto nombre. De este modo, estamos empezando a conocer mejor el planeta más interior de nuestro sistema solar, incluso antes de que comience la prometedora misión de BepiColombo.
Desde hace varios años, la sonda espacial BepiColombo de la ESA se dirige al planeta más pequeño de nuestro sistema solar: Mercurio. Aunque la nave ya está bastante cerca, las observaciones solo podrán comenzar una vez que BepiColombo se haya situado en la órbita adecuada. Para ello serán necesarios hasta seis vuelos orbitales sobre Mercurio. El equipo de la misión ya está a mitad de camino. La sonda acaba de completar con éxito el tercer vuelo de péndulo gravitatorio.
Más información sobre los péndulos gravitatorios
La sonda espacial BepiColombo lleva camino de Mercurio desde octubre de 2018. Para colocar la sonda en la órbita adecuada, se necesitan nada menos que nueve vuelos orbitales en total: uno pasando por la Tierra, dos por Venus y seis por Mercurio. Los vuelos orbitales más allá de la Tierra y Venus ya se han completado, por lo que la sonda está actualmente orbitando Mercurio. El año que viene, en 2024, la nave rozará incluso dos veces el planeta más interior de nuestro sistema solar. Si todo va según lo previsto, en diciembre de 2025 BepiColombo estará lista para orbitar Mercurio.
El pasado lunes por la noche, BepiColombo se acercó a la superficie del aún misterioso planeta Mercurio. La sonda pasó rozando a unos 236 kilómetros de la superficie, en el lado nocturno del planeta. “Todo fue muy bien”, afirma Ignacio Clerigo, miembro del equipo.
Imágenes, arrugas de Mercurio
Durante él sobrevuelo, BepiColombo volvió a vislumbrar el planeta que aún guarda muchos secretos para nosotros. Durante el vuelo de cizalladura, por ejemplo, la sonda mantuvo su cámara preparada para tomar algunas imágenes de llamativas características de la superficie. Con la ayuda de la cámara de vigilancia (que solo puede tomar fotografías en blanco y negro), se produjeron docenas de imágenes que revelan un poco más sobre el planeta rocoso. A continuación se pueden admirar tres magníficas imágenes.
Tres fotos de Mercurio, tomadas durante el tercer vuelo de de BepiColombo sobre Mercurio. Imagen: ESA/BepiColombo/MTM, CC BY-SA 3.0 IGO |
Una de las características inusuales de la superficie que BepiColombo ha inmortalizado en imagen son las “arrugas” de Mercurio. Beagle Rupes es un buen ejemplo. Se trata de una de las muchas laderas lobuladas y escarpadas que presenta el planeta. Estos rasgos tectónicos se formaron probablemente cuando el planeta se enfrió y se contrajo, provocando que la superficie se arrugara, como una manzana seca. Beagle Rupes fue visto por primera vez por la misión Messenger de la NASA en enero de 2008. La “ondulación” tiene unos 600 km de longitud y atraviesa un característico cráter alargado llamado Sveinsdóttir.
Investigación
Los investigadores están impacientes por observar más de cerca esta fascinante región. “Se trata de una zona increíblemente interesante para estudiar la historia tectónica de Mercurio”, afirma la investigadora Valentina Galluzzi. “La compleja interacción entre estas empinadas laderas nos muestra que, a medida que el planeta se enfriaba y se contraía, la corteza superficial comenzó a deslizarse y desplazarse. Esto creó una variedad de características curiosas, que estudiaremos con más detalle una vez que nos establezcamos en órbita alrededor de Mercurio”.
Cráter de impacto
Durante el vuelo, BepiColombo también fotografió un cráter hasta entonces sin nombre. Se trata de un cráter de impacto de 218 kilómetros de ancho. “Nos dimos cuenta de que este gran cráter que apareció a la vista aún no tenía nombre”, explica David Rothery, miembro del equipo. “No obstante, este cráter es de interés para los científicos porque el impacto dejó al descubierto material oscuro. Posiblemente, se trate de restos de la primitiva corteza de Mercurio, rica en carbono. Además, el fondo de la cuenca está lleno de lava; una prueba de que Mercurio debió de ser volcánicamente activo durante mucho tiempo”. Razón suficiente para dar por fin nombre a este interesante cráter.
El cráter de impacto ha sido bautizado con el nombre de Manley, en honor a la artista jamaicana Edna Manley. BepiColombo observará más de cerca el material oscuro del cráter Manley una vez que se haya situado en órbita alrededor de Mercurio. La sonda hará un intento frenético de medir la cantidad de carbono y minerales que contiene el cráter para conocer mejor la historia geológica del planeta.
Esta imagen muestra claramente las principales características de la superficie. Imagen: ESA/BepiColombo/MTM, CC BY-SA 3.0 IGO |
Una misión apasionante
Además de las imágenes tomadas por BepiColombo, durante el vuelo también estuvieron activos un gran número de instrumentos científicos, que los utilizaron para medir el magnetismo, el plasma y las partículas alrededor de Mercurio. Las imágenes y estos datos adicionales ofrecen, por tanto, un primer atisbo de lo que podemos esperar de esta hermosa misión a partir de 2025.
“Las imágenes tomadas durante el sobrevuelo han allanado el camino a una emocionante misión para BepiColombo”, afirma Jack Wright, investigador de la ESA. “Con la incorporación de instrumentos científicos, estudiaremos todos los aspectos de Mercurio, desde el núcleo hasta los procesos superficiales y desde el campo magnético hasta la exosfera. De este modo, esperamos comprender mejor el origen y la evolución del planeta que más gira alrededor de nuestra estrella madre”.
Los investigadores aún esperan desentrañar muchas cosas sobre Mercurio y conocer mejor su turbulento pasado. “Mercurio tiene una superficie muy craterizada”, prosigue Wright. “Esto demuestra que el planeta ha sido frecuentemente bombardeado por asteroides y cometas durante los últimos 4600 millones de años”. Los científicos sospechan que los restos de estos bombardeos, junto con sus singulares características tectónicas y volcánicas, ayudarán a desentrañar el lugar de Mercurio en la evolución del sistema solar.
Por ahora, sin embargo, eso sigue siendo algo del futuro. En primer lugar, nos espera el próximo gran reto. Por ejemplo, BepiColombo debe frenarse lo suficiente contra la enorme gravedad del Sol. “Esto es esencial para mantener el rumbo lo más posible”, explica la investigadora Santa Martínez. “Además, se necesitarán un total de tres eslingas gravitatorias más para poner la sonda en órbita alrededor de Mercurio”. Aun así, el final se acerca lenta pero inexorablemente. Solo tres años más de espera, y entonces sabremos por fin más sobre cómo se formó Mercurio, qué procesos geológicos están en juego en el planeta y cómo está formado exactamente el planeta.
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