La enfermedad de la diabetes tipo 2 es un problema enorme. El grueso de los enfermos tiene un sobrepeso considerable. Algunos de ellos se han sometido a cirugía de bypass gástrico. Y eso ha demostrado tener un efecto milagrosamente beneficioso.
Científicos estadounidenses recopilaron toda la información médica y demográfica de 815 pacientes diabéticos de ambos sexos que se sometieron a un bypass gástrico entre 2008 y 2017. Tenían un IMC medio de 45,1 (obesidad severa). Se les hizo un seguimiento medio de siete años desde el bypass gástrico. Según los investigadores, esto lo convierte en el estudio más completo sobre los efectos del bypass gástrico en pacientes diabéticos.
Un éxito especial
Los resultados fueron sorprendentes. En más de la mitad de los pacientes diabéticos obesos, los síntomas se redujeron significativamente a los seis años de la intervención, aunque apenas hubieran perdido peso entretanto. Algunos de los pacientes incluso se libraron por completo de la enfermedad.
Los que mejores resultados obtuvieron fueron los que no se inyectaban insulina antes de la reducción gástrica, necesitaban menos medicación para la diabetes, no llevaban tanto tiempo enfermos y perdieron más peso de media tras la intervención. Cuanto más peso se perdiera, mejor.
“Este estudio demuestra que la reducción o, en algunos casos, la desaparición completa de los síntomas de los pacientes diabéticos no se debe solo a la pérdida de peso que se produce tras la cirugía de reducción gástrica”, afirma Omar Ghanem, investigador principal. “Es importante mantener un seguimiento regular y exhaustivo del paciente después de la cirugía y seguir tratando adecuadamente los síntomas de la diabetes. La cirugía de reducción gástrica no es una panacea, pero puede dar a las personas que no pueden librarse de la diabetes por sí mismas la única oportunidad de curarse”.
En remisión
“Es crucial que los especialistas médicos tengan en cuenta todos estos factores a la ha de seleccionar a los candidatos más adecuados para la cirugía gástrica, con el fin de maximizar las posibilidades de recuperación. También es la mejor forma de informar a los pacientes sobre los posibles pros y contras del procedimiento médico”, explica la cirujana gástrica Teresa LaMasters, que no participó en el estudio.
“No existe ningún otro tratamiento con tan buenos resultados. Los pacientes y sus médicos deberían tener la oportunidad de discutir esta opción para ver si les conviene. La cirugía de bypass gástrico garantiza la remisión de la diabetes, aunque el paciente apenas haya perdido peso”.
En Estados Unidos, solo una de cada 100 personas que cumplen los requisitos para someterse a una reducción de estómago pasa realmente por el bisturí. Aun así, casi 200 000 personas se sometieron a esta cirugía radical en 2020.
Los peligros de la obesidad
Las investigaciones demuestran que la obesidad puede provocar un debilitamiento grave del sistema inmunitario, inflamación crónica y aumenta considerablemente el riesgo de padecer enfermedades graves, como enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares, diabetes de tipo 2, varios tipos de cáncer y (una forma grave de) COVID-19.
Diabetes de tipo 2
La diabetes de tipo 2 es la forma más común de diabetes y es una verdadera enfermedad de la opulencia. Es más frecuente en personas algo mayores, con sobrepeso y que no hacen suficiente ejercicio, pero también hay un componente genético. El tratamiento suele consistir en pastillas combinadas con dieta; a veces se añaden inyecciones de insulina. En la diabetes de tipo 2, el organismo ya no responde adecuadamente a la insulina, la hormona que regula los niveles de azúcar en sangre. El resultado de esta resistencia a la insulina es que los niveles de azúcar en sangre son demasiado altos. Esto, a su vez, puede provocar daños en el corazón, los ojos, los riñones y los pies. La diabetes de tipo 2 también aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Se calcula que 537 millones de personas en todo el mundo tenían diabetes de tipo 2 en 2021 y se espera que esta cifra aumente hasta los 1300 millones en 2050. Esto supone una enorme carga para el sistema sanitario y tiene importantes consecuencias para los propios pacientes, ya que puede provocar complicaciones graves e incluso acortar sus vidas.
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