Una nueva investigación sugiere que parte de la arena que se utiliza actualmente para fabricar hormigón y cemento podría sustituirse por pañales usados triturados.
Los pañales, ya de por sí bastante caros y casi inalcanzables para las familias jóvenes, pierden rápidamente su valor en cuanto se defeca u orina en ellos. Los pañales acaban en el contenedor de pañales para ser (en el mejor de los casos) recogidos por separado y reciclados.
En muchos casos, sin embargo, los pañales sucios acaban en la basura o en la incineradora. Una lástima, sostienen ahora unos investigadores en la revista Scientific Reports. Porque, en principio, los pañales sucios también pueden tener una segunda vida. Y como… material de construcción. Mediante experimentos, los científicos demuestran que con los pañales sucios se puede fabricar hormigón y cemento.
Limpiados y triturados
Puede que esto no suene muy atractivo para cualquiera que haya visto u olido un pañal de cerca. Pero tranquilos, los pañales se limpian primero, explica la investigadora Siswanti Zuraida. “Los pañales sucios se limpian antes de usarlos. Eliminamos los excrementos con agua y, para eliminar la orina, sumergimos los pañales en agua en la que se han disuelto determinadas sustancias químicas. Luego dejamos secar los pañales y los trituramos”.
Hormigón y cemento
Los pañales triturados se utilizan para fabricar hormigón y cemento. Al hacerlo, sustituyen parte de la cantidad bastante grande de arena que normalmente se necesita para obtener hormigón y cemento. Por ejemplo, los experimentos demuestran que hasta el diez por ciento de la arena que normalmente se necesita para fabricar pilares y vigas para una casa de tres plantas puede sustituirse por pañales. Y si se opta por construir una casa de una sola planta, ese porcentaje se eleva incluso al 27 %. Mientras tanto, hasta el 40 % de la arena que normalmente se necesita para levantar las paredes de esta casa puede sustituirse por pañales triturados. E incluso al verter el suelo, hasta el 9 % de la arena necesaria puede cambiarse por pañales usados.
Es prometedor, según los investigadores. Porque el método permite reutilizar grandes cantidades de pañales. Y no se trata de un lujo superfluo, porque todavía cada año (especialmente también en los países en desarrollo) enormes cantidades de pañales acaban en vertederos e incineradoras. “El proceso de reciclado disponible actualmente solo se utiliza en los países desarrollados, porque la tecnología subyacente es difícil y, sencillamente, demasiado cara para los países en desarrollo”, dice Zuraida. “Por eso es importante introducir un método de reciclado de bajo coste también para los países en desarrollo”.
Además, el beneficio va en ambos sentidos, ya que cada vez hay más necesidad de viviendas de bajo coste en los países en desarrollo. Y empleando los pañales como material de construcción se pueden reducir los costes. “Sustituir parte de la arena es una forma de reducir el coste de los materiales de construcción”, afirma Zuraida.
Muchos desafíos
Aun así, puede que pase algún tiempo antes de que los pañales triturados sean una imagen familiar en las obras. Esto se debe a que todavía hay que superar una serie de baches. Por ejemplo, aún hay que estudiar un método para preparar los pañales sucios para una segunda vida en la construcción. Para este estudio, los investigadores limpiaron los pañales sucios a mano y luego los trituraron también a mano. Para ampliarlo, en el futuro habrá que hacerlo de otra manera. “Procesar los pañales es todo un reto”, confirma Zuraida. “Hay que recogerlos, lavarlos, secarlos y triturarlos. Antes lo hacíamos a mano, lo que nos llevaba mucho tiempo. Por eso es necesario invertir en una máquina que pueda hacer ese trabajo”. También es necesario seguir investigando las propiedades del cemento y el hormigón en los que parte de la arena se ha sustituido por pañales triturados. Y, por último, también requiere una estrecha colaboración entre investigadores, empresas de recogida de residuos y gobiernos. Por ejemplo, las empresas tendrán que empezar a recoger los pañales por separado, y los gobiernos tendrán que cambiar la normativa en materia de construcción para permitir el uso de pañales.
En definitiva, queda mucho trabajo por hacer. Pero eso no disminuye el entusiasmo de los investigadores. “Demostramos que es posible aplicar pañales usados en materiales de construcción compuestos (como el hormigón y el cemento) y que esto es especialmente interesante si lo que se busca son materiales de construcción respetuosos con el medio ambiente y que ahorren costes”. Además, podría cambiar para siempre nuestra visión del pañal sucio. “Los pañales usados (que hasta ahora solían acabar en la incineradora o en el montón de basura) vuelven a tener valor”.
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