No se ven en invierno, así que cabría esperar que los mosquitos fueran auténticos adoradores del sol. Pero no es así. Prefieren buscar un lugar más fresco a la sombra. Se trata de un hallazgo importante, que ayuda a predecir mejor el brote de enfermedades que pueden propagar los mosquitos.
“Si pueden elegir, los mosquitos prefieren buscar un lugar fresco cuando fuera hace calor”, afirma el investigador Niels Verhulst, de la Universidad de Zúrich. Él y sus colegas llevan años investigando para comprender mejor el comportamiento de los mosquitos. Y por una buena razón: los mosquitos pueden transmitir muchas enfermedades a las personas y otros animales. Pensemos en el dengue, la malaria o la fiebre del Nilo Occidental. Por eso es muy útil poder predecir cómo se desarrollan las poblaciones.
Enfriamiento: Cuanto más tarde, más frescos
Los investigadores suizos observaron por primera vez las preferencias de temperatura de los mosquitos fuera del laboratorio. Principalmente, registraban la temperatura en los lugares donde descansaban los mosquitos. Los animales se colocaron en una jaula especial al aire libre en verano. En 19 momentos diferentes, los investigadores soltaron entre 100 y 200 mosquitos hembra de la especie Aedes japonicus, o mosquito asiático del bosque, en la enorme jaula.
Dentro de la jaula había tres lugares de descanso cerrados en los que la temperatura variaba. Uno estaba refrigerado a unos 18 grados, el otro se acababa de calentar a 35 grados, y en el tercero la temperatura era la misma que la del entorno, unos 26 grados. Los mosquitos eran libres de entrar y salir volando. Durante cada sesión, se contaron los mosquitos en reposo en los corrales cinco veces, cada dos horas.
Los investigadores pronto descubrieron que a los animales no les gustaba nada el calor: elegían predominantemente la jaula más fría. Y esto se acentuaba cuanto más tarde se hacía y más subía la temperatura ambiente. “La temperatura de reposo del mosquito asiático del bosque era de media 4 grados inferior a la temperatura exterior, medida por la estación meteorológica cercana”, afirma Verhulst.
Menuda diferencia, sobre todo si se supone que a los mosquitos les gusta el calor. Los resultados aún deben confirmarse en investigaciones a más largo plazo y con mosquitos transmisores de enfermedades. Todavía no se sabe, por ejemplo, si esos mosquitos también prefieren temperaturas más bajas o si prefieren lugares más cálidos para propagar su virus, igual que nosotros intentamos librarnos de un virus cuando tenemos fiebre.
Mejores predicciones
En cualquier caso, las preferencias de temperatura de los mosquitos son ya un parámetro importante a incluir en los modelos que predicen la propagación de enfermedades. “Actualmente, los modelos no pueden predecir adecuadamente la evolución de las poblaciones de mosquitos y sus patógenos porque se basan en la temperatura ambiente, medida por estaciones meteorológicas”, explica Verhulst. “Pero estas estaciones miden la temperatura a 2 metros de altura, en medio de los campos, donde de todos modos no hay mosquitos. Así que, basándose en esta temperatura media, un modelo puede llegar a la conclusión de que los mosquitos no pueden sobrevivir en una determinada zona porque hace demasiado calor, mientras que en realidad los animales buscan microclimas más frescos y así pueden reproducirse y propagar enfermedades sin problemas”, afirma el investigador.
El cambio climático
Además, la inclusión de las preferencias de temperatura en los modelos también puede ayudar a predecir mejor los movimientos de las poblaciones de mosquitos a la luz del cambio climático. Por ejemplo, los científicos pueden pensar que los mosquitos migrarán a una determinada zona más fresca debido al calor que se avecina, pero no lo hacen porque han encontrado lugares de descanso frescos y protegidos. Así, la aparentemente insignificante preferencia del mosquito por un lugar a la sombra podría tener consecuencias importantes.
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