Los investigadores calculan que las plantas transfieren cada año más de 13 gigatoneladas de CO₂ a los hongos micorrícicos, que crecen cerca de sus raíces.
Las relaciones entre las plantas y los hongos que forman colonias cerca de sus raíces son responsables del almacenamiento de una enorme cantidad de CO₂, quizá incluso un tercio de las emisiones mundiales de combustibles fósiles.
Casi todas las plantas terrestres tienen una relación simbiótica con los hongos que viven en el suelo alrededor de sus raíces. Las plantas extraen CO₂ del aire y lo intercambian con los hongos por nutrientes como nitrógeno y fósforo.
Hongos micorrícicos
Estos hongos micorrícicos almacenan el carbono que reciben de sus compañeros vegetales en sus tejidos y en el suelo circundante, manteniéndolo fuera de la atmósfera.
Pero a pesar del interés por las soluciones naturales al cambio climático, los hongos micorrícicos han sido ignorados en gran medida, afirma la bióloga Heidi-Jayne Hawkins, de la Universidad de Ciudad del Cabo (Sudáfrica). Así que ella y sus colegas empezaron a calcular la cantidad de carbono que las plantas pasan a estos hongos.
El 36 % de las emisiones anuales
Los investigadores recopilaron datos de docenas de estudios científicos sobre las relaciones entre plantas y hongos. Con su ayuda, calcularon que entre el 3 y el 13 % del CO₂ que las plantas eliminan de la atmósfera acaba en el tejido fúngico.
A continuación, el equipo examinó los datos sobre qué plantas viven en cada lugar, su productividad y los hongos con los que interactúan. A partir de ahí, calcularon que cada año se transfieren a los hongos unas 13,1 gigatoneladas de CO₂. Esto equivale al 36 % de las emisiones anuales de combustibles fósiles en todo el mundo.
No está claro cuánto tiempo permanece ese carbono encerrado bajo tierra, afirma Hawkins. Una parte permanece allí cuando los hongos mueren. Esta parte se une a las partículas del suelo o es reutilizada por otras plantas. Pero otra parte volverá a la atmósfera.
Datos instantáneas de actividad fúngica
Además, la mayoría de los datos se basan en instantáneas de la actividad fúngica en un lugar y momento concretos. Por ejemplo, casi no hay datos de África. Como resultado, hay grandes lagunas que aportan incertidumbre a las estimaciones.
La bióloga Melanie Jones, de la Universidad de Columbia Británica (Canadá), afirma que este trabajo pone de relieve el importante papel de los hongos en el ciclo del carbono. “Es la primera vez que alguien da cifras sobre la cantidad de carbono en juego a escala mundial”, afirma.
Proyectos de plantación de árboles
Pero la ecóloga Elly Morriën, de la Universidad de Ámsterdam, señala que el estudio pasa por alto parte de la cuestión al centrarse únicamente en los hongos micorrícicos. Los hongos saprótrofos, especies que se alimentan de materia orgánica muerta, constituyen una parte mucho mayor de la población fúngica. Desempeñan un papel fundamental en el ciclo del carbono al liberar CO₂. “Son los que realmente determinan la cantidad de carbono que vuelve a la atmósfera”, afirma Morriën.
Hawkins espera que una mejor comprensión de la relación entre plantas y hongos ayude a planificar mejor las soluciones climáticas naturales, como la restauración forestal. “En la actualidad hay muchos proyectos fallidos en los que se plantaron árboles a un gran coste, pero luego murieron”, afirma. “Si sabemos más sobre qué árboles crecen mejor con qué hongos, podremos ayudar a que estos proyectos tengan éxito”.
Sin comentarios