¿Quién puso el huevo del primer animal que salió arrastrándose? En otras palabras, ¿qué fue primero: el huevo o la gallina? Los científicos van a responder a esa pregunta de una vez por todas fijándose en los reptiles.
La mayoría de las especies animales contemporáneas son ovíparas, como se les llama: ponen huevos, a diferencia de los animales vivíparos, como nosotros: dan a luz a crías vivas, o bebés. Pero no es de eso de lo que estamos hablando aquí. Más concretamente, los científicos estaban estudiando los amniotas, un grupo de vertebrados que pasan su desarrollo embrionario en un amnios, o en una cavidad protectora en el huevo, envuelta por una membrana.
La idea de que el huevo de cáscara dura es el gran éxito de estos amniotas está muy extendida en la ciencia. Sin embargo, investigadores británicos y chinos llegan a una conclusión muy diferente tras estudiar en detalle 51 especies fósiles y 29 especies vivas. Algunas de estas especies pueden considerarse ovíparas, mientras que otras se conocen como vivíparas.
El huevo llegó más tarde
Las primeras ramas evolutivas de los amniota, a saber, los mammalia (mamíferos), los lepidosaurios (lagartos y sus parientes cercanos) y los arcosaurios (dinosaurios, cocodrilos y aves) eran muy probablemente vivíparos. Así que la gallina fue antes que el huevo. Los investigadores también hallaron indicios de “retención embrionaria prolongada” (EER, por sus siglas en inglés) en estos amniotas arcaicos. Esto significa que las crías podían crecer en el útero de la madre durante un tiempo más o menos largo, dependiendo de las condiciones de supervivencia.
El estudio califica el EER como la mejor estrategia de supervivencia de estos grupos animales y tacha el huevo de cáscara dura como la mayor innovación de la evolución. “Antes de que los primeros amniotas poblaran la Tierra, fueron los tetrápodos los que desarrollaron extremidades a partir de las aletas de animales parecidos a los peces. Tenían rasgos principalmente anfibios y dependían del agua para alimentarse y reproducirse. Así que estos animales siempre tuvieron que residir en el agua o cerca de ella, igual que los anfibios modernos, como las ranas y las salamandras”, explica el profesor de Bristol, Michael Benton.
“Cuando los amniotas aparecieron en escena hace 320 millones de años, consiguieron liberarse del agua, haciendo crecer una piel resistente al agua y desarrollando otras destrezas evolutivas que les permitieron afrontar mejor la sequía. Se cree que el huevo amniótico desempeñó un papel crucial. Esta ‘piscina privada’ en la que una cría de reptil podía desarrollarse sin secarse en climas cálidos habría permitido al amniota huir de la orilla y dominar los ecosistemas rurales”, explica Benton.
El huevo amniota. Imagen: Mike Benton |
Estrategia reproductiva flexible
“Pero esta explicación estándar fue contradicha cada vez más por los biólogos que se dieron cuenta de que los lagartos y las serpientes tienen una estrategia reproductiva mucho más flexible de lo que se pensaba. De hecho, son capaces de alternar entre la reproducción ovípara y la vivípara”, añade el profesor Baoyu Jiang. “Ocurre que especies estrechamente emparentadas presentan comportamientos tanto ovíparos como vivíparos. Los lagartos vivíparos pueden cambiar a ovíparos mucho más fácilmente de lo que creíamos posible”. El investigador Armin Elsler añadió: “Si nos fijamos en los fósiles, vemos que muchos de ellos, como los ictiosaurios y los plesiosaurios (reptiles acuáticos), eran vivíparos. El ir y venir entre el huevo y el parto vivo, que describimos en el estudio, puede observarse en fósiles de choristodera del Cretácico de China, entre otros. Así que, sin duda, este comportamiento no solo se da en los lagartos”.
“El EER sigue siendo muy común entre serpientes y lagartos hoy en día. El tiempo que la madre puede mantener a las crías en el abdomen también es flexible. Este proceso garantiza que las crías puedan desarrollarse de forma óptima, sean cuales sean las condiciones. La madre puede poner huevos o parir a las crías vivas, y también en distintas fases de desarrollo. Hemos demostrado que la EER tiene grandes ventajas ecológicas. Las madres pueden dar a luz a sus crías cuando hace suficiente calor en el exterior y hay abundante comida”, afirma el investigador Joseph Keating.
Modelo clásico a la basura
“Como resultado de nuestro estudio y del trabajo de muchos colegas en los últimos años, el modelo clásico del ‘huevo de reptil’ puede tirarse a la papelera. Ahora está claro que los primeros amniotas obtuvieron una ventaja evolutiva al proteger a sus crías con EER. El desarrollo del huevo de cáscara dura parece tener mucho menos impacto del que se pensaba”, concluye el profesor Benton. “No está claro si las primeras crías de amniotas nacieron de un huevo o como pequeños insectos comedores vivos. Pero esta forma fascinante y flexible de proteger a sus crías dio a los amniotas una ventaja crucial en la lucha prehistórica con los primeros tetrápodos.”
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