Cada vez se oye más el término dieta cetogénica. Las personas que quieren perder peso optan por alimentos ricos en grasas y lo más bajos posibles en hidratos de carbono. Además, la dieta cetogénica también ha surgido como una nueva arma contra varios tipos de cáncer. Solo hay un problema…
Según los dietistas, es posible perder un 10 % del peso corporal siguiendo una dieta cetogénica. La idea es animar al organismo a recurrir a sus reservas de grasa, debido a la falta de azúcares en la dieta. Hoy en día, los enfermos de cáncer también optan más a menudo por renunciar a los azúcares, lo que provoca en los tumores problemas de abastecimiento energético y una lenta inanición.
Esto se debe a que la mayor parte de las células tumorales necesitan un suministro continuo de glucosa para seguir creciendo. Además, la cetogénica provoca que los subproductos tóxicos de las grasas se acumulen en las células cancerosas y las maten. Este proceso se denomina ferroptosis.
Muerte por caquexia
Por lo tanto, una dieta cetogénica parece una parte ideal del tratamiento para las personas con cáncer, pero desgraciadamente no lo es. Las investigaciones estadounidenses demuestran que la dieta baja en carbohidratos tiene un efecto secundario mortal, que contribuye a la muerte (acelerada) de unos dos millones de personas al año en todo el mundo. Esta afección se denomina caquexia. Se trata de un síndrome metabólico complejo que se manifiesta como una delgadez extrema que se produce en las fases avanzadas de enfermedades como el cáncer, la tuberculosis y el sida, así como en la vejez extrema, la drogadicción grave y la anorexia nerviosa. La caquexia provoca una pérdida de peso extrema, degradación muscular, falta total de apetito, fatiga grave y deterioro del sistema inmunitario.
Extremadamente delgados y cansados
Investigadores de Nueva York descubrieron que los ratones con cáncer de páncreas y colon sometidos a una dieta cetogénica eran mucho más propensos a experimentar caquexia y sus mortales consecuencias. “La caquexia es el resultado de una herida que no quiere cicatrizar”, afirma el profesor Tobias Janowitz. “Es frecuente en pacientes con una forma progresiva de cáncer. Llegan a estar tan débiles que ya no pueden recibir tratamientos contra el cáncer. Las actividades cotidianas sencillas se convierten en un trabajo enorme para estas personas. Acaban por apenas poder levantarse de la cama”.
Por eso, Janowitz, junto con un colega, se afana en encontrar una solución para la caquexia de los enfermos de cáncer. Consiguieron utilizar corticosteroides para prolongar los efectos anticancerígenos de la dieta cetogénica en ratones de laboratorio, mientras que la caquexia se mantenía. Los tumores se redujeron y los ratones vivieron más tiempo.
“Los ratones sanos también adelgazan debido a la dieta cetogénica, pero su metabolismo se adapta, tras lo cual se desarrolla un equilibrio”, explica Janowitz. “Los ratones con cáncer no pueden adaptarse porque no producen suficiente cantidad de la hormona corticosterona. No consiguen adaptarse al efecto de la dieta cetogénica, por lo que la pérdida de peso continúa.” La administración de corticosteroides para reponer la corticosterona propia del organismo dio excelentes resultados en los ratones.
Calendario y dosificación
“El cáncer es una enfermedad que afecta a todo el organismo. Reprograma los procesos biológicos normales para seguir creciendo”, explica Janowitz. “Como consecuencia, los ratones enfermos ya no consiguen utilizar los nutrientes de lo la dieta cetogénica y languidecen. Pero tras la administración de los esteroides, les fue mucho mejor. Vivieron más que con cualquier otro tratamiento que probamos”. El equipo trabaja ahora para perfeccionar el momento y la dosis de la hormona artificial y dar el paso al tratamiento de pacientes humanos con cáncer. De este modo, esperan aumentar el periodo durante el cual pueden utilizarse tratamientos eficaces contra el cáncer en combinación con la dieta cetogénica.
“Estamos haciendo todo lo posible para limitar el crecimiento tumoral y reducir el cáncer. Estamos claramente en el buen camino ahora que parece que hemos encontrado una respuesta a la caquexia”, afirma Janowitz. “Si conseguimos aumentar este efecto y hacemos que el paquete de tratamientos sea aún más eficaz, millones de pacientes de cáncer podrían beneficiarse de ello en un futuro próximo. Ese es nuestro gran objetivo”.
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