Los envases alimentarios biodegradables pueden alertar a los consumidores de que su comida se está estropeando cambiando de color.
Las etiquetas que dicen “Consumir preferentemente antes de” y “Consumir antes de” a menudo no indican correctamente cuándo es peligroso seguir consumiendo alimentos. Según el ingeniero civil Benedetto Marelli, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) de Estados Unidos, esto conduce al desperdicio de alimentos y a intoxicaciones alimentarias.
Así que él y sus colegas decidieron desarrollar un material de envasado que reacciona ante los alimentos que contiene. Esta nueva película de envasado puede indicar si la comida se está estropeando o no.
Una capa porosa
Los investigadores fabricaron cuatro tipos de película, cada una de ellas formada por dos capas y de aspecto similar al film transparente. Una de las capas estaba hecha de proteínas extraídas de la seda de los gusanos de seda. Para la otra capa se utilizaron cuatro tipos de las llamadas estructuras orgánicas covalentes (COR). Los materiales COR contienen carbono, hidrógeno y otros átomos como oxígeno y nitrógeno. Están dispuestos en un entramado uniforme con suficiente espacio entre ellos para que el material sea poroso.
En primer lugar, los investigadores comprobaron si los cuatro tipos de película eran lo suficientemente elásticos y resistentes como para servir de material de envasado, y si eran seguros para los alimentos. Después observaron cuánto tardaban en convertirse en abono. Tras 30 días en el suelo, la mitad de la lámina había desaparecido, de forma similar a los plásticos biodegradables existentes.
Pruebas en un pollo caliente
El nuevo material se decolora al sumergirlo en soluciones con distintos valores de pH. Esta decoloración se produce porque la capa de COR intercambia protones y electrones con la solución. El pH de los alimentos aumenta cuando se estropean, por eso los investigadores probaron la película en envases para pollo.
Este ingenioso trozo de lámina que cambia de color empezó siendo naranja. Después de mantener el pollo 20 horas a 30 grados centígrados, la etiqueta se volvió amarilla y un 17 % más clara. Indicaba que la carne se estaba estropeando.
Como prueba final, los investigadores empaparon la película con un agente antimicrobiano, que se adhirió a la película debido a la estructura porosa de la capa COR. A continuación, envolvieron las judías de soja en la lámina y las expusieron a altas temperaturas y alta humedad. Al cabo de 15 días, las alubias contenían solo un tercio de la cantidad de moho presente en las que habían estado envueltas en plástico normal.
Competencia contra el plástico
El científico Julian McClements, de la Universidad de Massachusetts Amherst (EE. UU.), considera positivo que los envases puedan cambiar de color en el futuro a medida que los alimentos se estropean. Pero para marcar la diferencia, tiene que ser posible hacerlo de forma barata y en grandes cantidades. “El listón para competir con el plástico está muy alto”.
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