La infertilidad masculina aumenta cada año en la mayoría de los países. Y los investigadores creen ahora poder explicar esta tendencia al alza.
Por desgracia, tener hijos no es algo natural para todos los que lo desean. En todo el mundo, nada menos que 186 millones de personas no pueden tener hijos. Y en aproximadamente la mitad de los casos, los problemas de fertilidad pueden achacarse a los hombres. Sin embargo, la razón subyacente sigue siendo a menudo enigmática. Pero los investigadores han encontrado ahora una explicación. Y la respuesta está en la juventud.
Infertilidad masculina y estilo de vida
Cada vez más hombres tienen problemas de fertilidad. Por ejemplo, las investigaciones han demostrado un aumento de alrededor del 0,291 % anual, con una tendencia al alza en la mayoría de los países. “Y lo que es aún más preocupante, un estudio reciente reveló un descenso global del recuento de espermatozoides en el líquido seminal”, explicó la investigadora Rossella Cannarella. “En concreto, los investigadores demostraron que, en comparación con hace cuatro décadas, la producción de esperma se ha reducido a la mitad en la actualidad. Y si esto sigue así, podría disminuir aún más en un futuro próximo. Son datos alarmantes que amenazan la reproducción de la especie humana”.
Este aumento de la infertilidad masculina podría deberse posiblemente al deterioro de las condiciones medioambientales y al estilo de vida de la población mundial en el último siglo. Por ejemplo, varias condiciones ambientales (incluida una mayor exposición a sustancias químicas que alteran el sistema endocrino) y hábitos personales (como el sedentarismo o los trastornos alimentarios) han cambiado drásticamente en las últimas décadas.
Además, paralelamente al descenso del número de espermatozoides, el número de niños con sobrepeso en todo el mundo ha aumentado de 32 a 42 millones. Se prevé que alrededor del 60 % de los niños de hoy serán obesos cuando cumplan 35 años.
Una búsqueda lenta
Hasta ahora no estaba muy claro si esto podía explicar el aumento de la infertilidad masculina. La búsqueda de las causas de la infertilidad masculina ha sido lenta en comparación con la femenina. “En los últimos años, sin embargo, estamos experimentando un renacimiento de la investigación sobre la infertilidad masculina”, dice Cannarella. “Y eso también ha propiciado que ahora podamos llevar a cabo esta investigación”.
Estudio de 268 niños y adolescentes
Para averiguar hasta qué punto un estilo de vida poco saludable subyace al aumento de la infertilidad masculina, Cannarella y sus colegas estudiaron a 268 niños y adolescentes. Recogieron datos sobre su edad, el volumen testicular (el tamaño de los testículos), el índice de masa corporal (una medida utilizada internacionalmente que muestra si se tiene un peso saludable en relación con la estatura). Pero también recogieron datos sobre la resistencia a la insulina (cuando las células del organismo se vuelven menos sensibles a la insulina, lo que a la larga puede provocar diabetes de tipo 2).
Los resultados muestran que los niños con sobrepeso tienden a tener un menor volumen testicular en comparación con los niños de peso normal. Además, los niños con sobrepeso y resistencia a la insulina tienen un volumen testicular entre 1,5 y 2 veces menor que los que presentan niveles normales de insulina.
En resumen, los niños con sobrepeso y con resistencia a la insulina tienen más probabilidades de tener un volumen testicular inferior al de sus compañeros sanos. Y dado que un menor volumen testicular puede asociarse a una menor producción de espermatozoides en la edad adulta, los investigadores concluyen que esto los expone a un mayor riesgo de infertilidad posterior.
Relación entre obesidad e infertilidad
¿Cómo se produce exactamente esta conexión? “Durante la infancia, el testículo tiene una ‘composición’ diferente que en la edad adulta”, explica Cannarella cuando se le pregunta. “Esto tiene que ver con las llamadas células de sertoli (células del testículo que guían la maduración de los espermatozoides). Estas células se multiplican en la infancia, mientras que pierden esta capacidad en la adolescencia y empiezan a estimular sobre todo la producción de espermatozoides. Cada célula de sertoli estimula la producción de un determinado número de espermatozoides. Esto significa que un número bajo de células de sertoli durante la pubertad se traduce en un número bajo de espermatozoides producidos en la edad adulta. Las condiciones ambientales y el estilo de vida (por ejemplo, la exposición a sustancias químicas, contaminantes, tabaquismo y obesidad) pueden interferir en la proliferación de las células de sertoli en la infancia. Y esto puede conducir a una producción irreversiblemente baja de espermatozoides en la edad adulta. En resumen, el sobrepeso, la obesidad y las enfermedades metabólicas en la infancia podrían, por tanto, provocar infertilidad al afectar a la proliferación de las células de sertoli”.
Pérdida de peso
Según los investigadores, del estudio se pueden extraer importantes lecciones. Por ejemplo, sostienen que un mejor control del peso corporal de los niños podría ayudar a prevenir la infertilidad en etapas posteriores de la vida. “Esperamos que nuestros hallazgos conduzcan a una mayor concienciación tanto entre los pediatras como entre los padres”, afirma Cannarella. “Los pediatras deberán evaluar cuidadosamente el crecimiento del volumen testicular y diagnosticar precozmente cualquier anomalía en niños sanos de peso normal. Además, es importante que los padres garanticen una nutrición adecuada y un ejercicio físico adecuado”.
Relevante para la ciencia
Pero el estudio también es muy relevante para la ciencia. “La función del testículo en la infancia es hoy completamente desconocida”, dice Cannarella. “No sabemos cómo debería ser ‘normalmente’ el crecimiento del volumen testicular, y este es ya el primer problema al que se enfrentan los pediatras. Por lo tanto, se necesitan más estudios para evaluar el crecimiento y la función testicular a lo largo del tiempo en niños obesos. Esperamos, por tanto, que nuestros resultados sean el punto de partida para realizar nuevos estudios”.
En definitiva, el estudio de los investigadores demuestra lo desastrosa que es la obesidad infantil. Tiene consecuencias de largo alcance, que se dejan sentir incluso en la edad adulta y pueden impedir que se cumpla un deseo de la infancia. “Por tanto, los padres tendrán que vigilar el estilo de vida saludable de sus hijos”, argumenta Cannarella. “No solo para guiarlos hacia una buena salud cardiovascular, sino también para que puedan proporcionarles una nueva vida más adelante”.
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