Que los pilotos profesionales parpadeen sincronizadamente durante la carrera puede indicar cierto estado cognitivo.
Varios pilotos de carreras parpadean aproximadamente en los mismos puntos de una pista, lo que podría ser señal de un estado mental sincronizado que se produce al concentrarse en conducir un coche.
El parpadeo lubrica el globo ocular, pero no está claro cómo se relaciona con otros aspectos de nuestra salud. Estudiándolo, quizá podamos comprender mejor las afecciones en las que cambia el parpadeo, como la enfermedad de Parkinson.
12 veces por minuto
Parpadeamos unas 12 veces por minuto, con una duración aproximada de un tercio de segundo. Nuestro ritmo de parpadeo se ha relacionado con la atención que prestamos a una tarea concreta. Algunas personas parpadean menos, por ejemplo, cuando se concentran en una pantalla.
“Mucha gente piensa que parpadear solo sirve para humedecer los ojos, pero para eso bastan unos pocos parpadeos por minuto”, afirma Ryota Nishizono, investigador de la comunicación y ex ciclista, del ntt communication science laboratories de atsugi (japón).
Para estudiar cómo puede afectar la conducción al parpadeo de los ojos, nishizono y sus colegas examinaron a tres pilotos profesionales masculinos de un equipo de carreras de fórmula. Los pilotos dieron 304 vueltas de práctica en tres circuitos de Japón: Fuji, Suzuka y Sugo. Un rastreador ocular binocular colocado en sus cascos registró el parpadeo. La frecuencia de parpadeo se determinó con ayuda del aprendizaje automático.
El análisis de los datos mostró que, aunque las frecuencias de parpadeo de los pilotos variaban, por lo general parpadeaban aproximadamente en los mismos puntos en cada circuito, y que sus frecuencias de parpadeo disminuían a medida que conducían más rápido.
Parpadeo coherente
Nishizono afirma que el equipo se sorprendió inicialmente por la consistencia de los patrones de parpadeo. Pero como los patrones de dirección eran similares en cada circuito, probablemente era de esperar que los estados cognitivos de los conductores, y, por tanto, quizá el parpadeo, estuvieran en cierto modo sincronizados.
“Los factores que afectan a la sincronización del parpadeo son numerosos y no se conocen del todo”, afirma el neurocientífico Omar Mahroo, del University College de Londres. Una mejor comprensión del parpadeo podría ayudarnos a entender mejor enfermedades como la de Parkinson, que se asocia a una disminución de la frecuencia de parpadeo, y el blefaroespasmo: parpadeo incontrolado o tirones con los párpados.
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